Saltar al contenido

«SEGUNDAS PARTES…»

«SEGUNDAS PARTES…»

“… nunca fueron buenas”. Ni incluso jugando al “Marxismo” (“La parte contratante de la primera parte, no es igual que la parte contratante de la segunda parte…”).

El primer Mandamiento: “Amarás al Señor, tu Dios…” tiene, digamos, una segunda parte: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Ahora, bromas aparte, si nos quedamos sólo con la segunda parte, no vamos a ninguna parte, porque la vida cristiana no es como un partido de fútbol, aunque la enfoquemos con espíritu deportivo.

Tenemos que recristianizarnos, porque estamos humanizando el cristianismo, que no precisa humanizarse, porque imitamos a Cristo, perfecto hombre, y perfecto Dios (déjame recordarlo), hasta tal extremo, que suena a chifla el eufemismo del “humanismo cristiano”…; como si quieren llamarle “cristianismo humano”. Es una gran verdad, que el cristianismo es lo que ha humanizado más a la humanidad.

Quedándonos con la segunda parte, estamos fuera de juego, porque si no amamos a Dios, tampoco amamos al prójimo, porque no nos amamos a nosotros mismos.

Si Dios no es nuestro único y gran amor, nuestro “amor” al prójimo es sentimentalismo, filantropía y pura palabrería; acabamos practicando, preferente y exclusivamente, la misericordia corporal, cuando la espiritual es la más importante.

“Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, que todo lo demás se os dará por añadidura”.

¿Cómo habrá vocaciones, si nos preocupamos más de las vacaciones que de las confesiones?

Podemos solucionarlo, dejando la filantropía y sirviendo al Señor con alegría.

QUÉ TE PARECE si te apuntas a la buena teología, acudiendo al Sacramento de la Alegría.