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Catecismo meditado - 17. página

III. El Espíritu Santo, intérprete de la Escritura – 115

 PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
– PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
– 
CAPITULO SEGUNDO, DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE

Artículo 3 LA SAGRADA ESCRITURA

III. El Espíritu Santo, intérprete de la Escritura

115 Según una antigua tradición, se pueden distinguir dos sentidos de la Escritura: el sentido literal y el sentido espiritual; este último se subdivide en sentido alegórico, moral y anagógico. La concordancia profunda de los cuatro sentidos asegura toda su riqueza a la lectura viva de la Escritura en la Iglesia.

Meditación:

III. El Espíritu Santo, intérprete de la Escritura

La Escritura te enseña y, quien la lee, se sabe “tocado” por ella, porque la Palabra es el Verbo, y el Verbo es Dios, y Dios está en la Sagrada Forma de manera velada, como está de manera velada en la Escritura y es la fe de cada uno, la fe viva, la que vive en cada uno, que es “tocado” por la Palabra, que entra por la experiencia personal en el corazón de quien lee, para que leyendo crea y tenga certeza de su fe.

Al igual, el que come a Dios en la Eucaristía, es “tocado” por la fe, la suya propia. Nadie puede darle a uno a Dios si no lo acepta en su corazón, por eso, el pecado es no creer en que Jesús es Dios, y que hay que comerlo para tener vida eterna; si no hay fe, es pecado ir a comulgar, y si hay fe, uno vive según la fe; si no hace obras de fe, entonces no tiene fe, y por lo cual peca si come de la Sagrada Hostia consagrada por la fe, en la fe de la Escritura cumplida en Cristo, el Mesías.

P. Jesús

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III. El Espíritu Santo, intérprete de la Escritura – 116

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CAPITULO SEGUNDO, DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE

Artículo 3 LA SAGRADA ESCRITURA

III. El Espíritu Santo, intérprete de la Escritura

116 El sentido literal. Es el sentido significado por las palabras de la Escritura y descubierto por la exégesis que sigue las reglas de la justa interpretación. «Omnes sensus (sc. sacrae Scripturae) fundentur super litteralem» (S. Tomás de Aquino., s.th. 1,1,10, ad 1) Todos los sentidos de la Sagrada Escritura se fundan sobre el sentido literal.

Meditación:

III. El Espíritu Santo, intérprete de la Escritura

La Escritura ha sido escrita para todos y cada uno de los hombres, para que ninguno de ellos se haga dios de los demás, sino que cada profeta sirva al pueblo elegido, a los que buscarán, con voluntad en la razón, para hallar la fe por la oración y el discernimiento literal de toda la Escritura.

Dios quiere salvar a todos, y no sólo a unos pocos, por esto la Escritura tiene que leerse y meditarse por el significado literal de las palabras, si estas han sido bien traducidas y no han sido manipuladas. De ser así, el hombre, por la Palabra que le da vida de fe, puede hallar la verdad de los que dicen la Verdad, de los que dan a conocer la Verdad de la Escritura.

P. Jesús

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III. El Espíritu Santo, intérprete de la Escritura – 117

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Artículo 3 LA SAGRADA ESCRITURA

III. El Espíritu Santo, intérprete de la Escritura

117 El sentido espiritual. Gracias a la unidad del designio de Dios, no solamente el texto de la Escritura, sino también las realidades y los acontecimientos de que habla pueden ser signos.

Meditación:

III. El Espíritu Santo, intérprete de la Escritura

Esta generación, como todas, quiere signos, necesita signos para entender, para comprender a Dios, para dejarse amar por Dios que tanto la ama, y los signos están en la Palabra escrita, en la Sagrada Biblia, de donde el Catecismo es fiel a ella, a la Palabra y a los hechos de Dios escritos en ella, como también tiene en cuenta las realidades de los santos que forman parte de la Iglesia instituída por Cristo.

P. Jesús

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III. El Espíritu Santo, intérprete de la Escritura – 117-1.

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CAPITULO SEGUNDO, DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE

Artículo 3 LA SAGRADA ESCRITURA

III. El Espíritu Santo, intérprete de la Escritura

     1. El sentido alegórico. Podemos adquirir una comprensión más profunda de los acontecimientos reconociendo su significación en Cristo; así, el paso del Mar Rojo es un signo de la victoria de Cristo y por ello del Bautismo (cf. 1 Cor 10,2).

Meditación:

III. El Espíritu Santo, intérprete de la Escritura

De los hechos acontecidos en el Antiguo Testamento, el hombre saca una relación aplicable a la vida y obra de Jesús de Nazaret, el Mesías anunciado por Dios mismo.

Representa muchas veces el texto del Antiguo Testamento, lo que Cristo vivió en el Nuevo Testamento, para unificar la historia en la Palabra de Dios dada a los profetas, o las vivencias mismas de los mismos. Todo tiene un porqué para Dios que quiere, desea que no te sientas solo-a, y lo que ha pasado te sirva de referencia en tu presente para que comprendas a la luz de la fe, la esperanza y la caridad, las cosas que permite que vivas, para que esperes en Él, tengas paz y aceptes dejar hacerte santo-a, comprendiendo que todo tiene un porqué, la fe.

P. Jesús

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III. El Espíritu Santo, intérprete de la Escritura – 117-2.

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CAPITULO SEGUNDO, DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE

Artículo 3 LA SAGRADA ESCRITURA

III. El Espíritu Santo, intérprete de la Escritura

       2. El sentido moral. Los acontecimientos narrados en la Escritura pueden conducirnos a un obrar justo. Fueron escritos «para nuestra instrucción» (1 Cor 10,11; cf. Hb 3-4,11).

Meditación:

III. El Espíritu Santo, intérprete de la Escritura

Dios enseña la moral de vida, en las vidas de los que vivieron. Toda verdadera moral lleva al cumplimiento de los diez mandamientos de la Ley de Dios.

Así vemos que en todo lo que el hombre duda, puede hallar en las Sagradas Escrituras un Camino, que es Cristo mismo, el Mesías, esta esperanza de vida que necesitas tener para elegir bien tu conducta. Necesitas perder el miedo y así obrarás bien, porque es el miedo lo que te hace egoísta. El humilde sabe y responde con acierto todas sus dudas, porque cree en Dios, en Jesús, y es salvado de toda tribulación, primero aceptándola, viviéndola con paciencia y rezando confiadamente en Dios, que por la fe viene al hombre, a la persona, y lo besa en el corazón, dejando la contrición por la alegría del Amor Hermoso, el don de comprender a Dios; este es el Amor, comprender, aceptar, esperar, vivir en el Amor, que tanto amó al mundo que dio a su Hijo Jesucristo para salvar al que quiera ser salvado. ¿Quieres tú?, entonces, si quieres, tienes sentido moral, porque la moral bien entendida es obrar para tu salvación y la de todo el mundo, las generaciones presentes y futuras. Ellas, por tu moral conocerán a Dios, reconocerán a Jesús como al que es: el Mesías.

 

P. Jesús

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