La Biblia Capítulo 32 23 Aquella noche, Jacob se levantó, tomó a sus dos mujeres, a sus dos sirvientas y a sus once hijos, y cruzó el vado de Iaboc. |
Meditación:
La lucha misteriosa de Jacob No todos luchan con Dios, Dios sólo lucha con quien puede ganarle y servirle con todo su corazón. Uno puede discutir con Dios, pero sólo gana cuando Dios pierde para dejarlo ganar, para hacerle su voluntad, la del hombre que discutiendo con Dios, en este caso de Jacob, ante el miedo de perder la vida de tantos, enfrentándose con su hermano Esaú, y pide a Dios se ponga de su lado y Dios discute con él, porque Jacob le robó la bendición que su padre debía a su hermano, y por oraciones y obras de Amor a Dios, Jacob, gana la voluntad de Dios para sí, y es llamado Israel, porque pocos pueden discutir con Dios y salir vencedores; sólo los que Dios se lo permite, una vez probada su fuerza de voluntad al servicio de la fe. Jacob pedía la bendición de Dios, quería su protección, y luchó por ella. Dios se la dio, pero Jacob sufrió y el fémur fue tocado por Dios, porque Jacob tenía miedo de avanzar y con dolor avanzó al encuentro de su hermano Esaú, teniendo pero la bendición sacada a Dios. Hay quien tendría que pagar por sus malas obras, pero pide perdón a Dios, suplica a Dios no recibir el daño que se merecería, y “discute” con Dios, él rezando, y Dios, que dejó a la naturaleza y a lo natural seguir su curso, y entonces, por el corazón del arrepentido, por su piedad, Dios, que perdona siempre, además para lo natural y el pecador arrepentido en vez de recibir mal recibe bien, porque consiguió la bendición de Dios, “luchando” con Él. Es decir, consiguiendo que Dios se pusiera de su bando y, en vez de recibir el justo pago de su mal hacer, la vida le ofreciera bien en vez de mal, que es lo que tendría que recibir Jacob, siguiendo el curso de lo natural. Pero Dios conoce los corazones y Ama y ayuda al pecador arrepentido, y en vez de sobrevenirle el mal que se merecía, tiene la bendición de Dios, la consigue “luchando con Dios y ganándole, consiguiendo de Dios su bendición; eso es ganar a Dios, el que se ponga de tu lado después de pedir perdón por tus pecados y te de su bendición para que no recibas mal de tu mal. Amén. P. Jesús © copyright |