Saltar al contenido

70 Biblia y meditación

La Biblia
La llegada de Jacob a Siquém
Génesis 33, 18-20

Capítulo 33

18 A su regreso de Padán Aram, Jacob llegó sano y salvo a la ciudad de Siquem, que está en la tierra de Canaán, y acampó a la vista de la ciudad.
19 Después compró a los hijos de Jamor, el padre de Siquem, por cien monedas de plata, la parcela de campo donde había instalado su campamento.
20 Allí erigió un altar, al que llamó «Dios, Dios de Israel».

Meditación:

La llegada de Jacob a Siquém

Jacob siempre tiene presente que todo lo que posee se lo ha concedido Dios, por esto lo primero que hace después de comprar el campo donde se estableció, fue erigir un altar, al que llamó “Dios, Dios de Israel”.

Los que aman a Dios piensan primero en Él,  en Dios, tienen en cuenta que todo lo que les da, todo lo que pueden comprar, adquirir, lograr, es gracias a su voluntad, y todo cuanto es la voluntad de Dios es un regalo, un bien, un don para nosotros, sus hijos.

Hay que hacer como Jacob, y en tu casa tiene que haber un espacio destinado para Él, para darle la Gloria y el Honor de lo que es: Dios de Amor. Algunos buenos católicos tienen en su casa la imagen de Cristo Rey, sentado en su trono de gloria, y un sacerdote ha celebrado la entronación en su hogar; te sugiero que hagas esta acción para que toda tu casa y tu familia y tú, estéis a sus pies y protegidos por su Amor y tu fe. Dale a Dios un lugar privilegiado en tu casa, y no sólo en su imagen de Cristo, que es Dios, sino también en consultarle, en oración colectiva y privada, todas tus cosas y problemas de la familia, los tuyos, porque cuando Dios habita en una casa, esta casa es sagrada, y el amor y la fe de los que viven en ella, hace que vivan la caridad, y por la caridad, la paz de tu hogar influye en la paz de mundo, porque la paz empieza amándose de verdad la familia, y por eso, como Jacob era el cabeza de familia, el Patriarca, en tu hogar debe ocurrir igual, que el padre sea respetado, honrado, admirado por su fe y piedad, y así la familia prospera y vive en la paz de la fe. Muchas mujeres no aceptan que su esposo tenga este lugar privilegiado, aunque muchos esposos no son como Jacob, que tanto amó a Dios, sino que esas mujeres se han casado con necios o malvados. Quien no pueda servir a su esposo con respeto, que rece mucho por él y haga grandes obras y diga siempre palabras de misericordia, para que el esposo aprenda de ellas a vivir lo que es su deber, el ser el jefe de la familia, por la fe, con la fe, para amar a la esposa como Cristo amó a la Iglesia. Hay que ayudar al esposo a que cumpla con la voluntad impuesta en su género, por ser varón, porque la naturaleza manda que el varón proteja la casa, la familia, y tenga el hombre, el varón, un lugar donde brille y se sienta bien para hacer el bien, y aprenda así a ser dirigente y, dirigiendo su casa con fe, dirija también su trabajo, y con él haga un mundo mejor, igual que la mujer, pero la mujer, si vive fielmente su género, tendrá hijos y necesitará cuidados y protección, y ayuda en sus embarazos, y libertad en la educación de primera mano para dar a sus hijos ese mismo amor que recibe, que debe de recibir de su esposo, ese amor que ella le da a él, con la predisposición a obedecerlo, a sugerirle sus deseos, que él complacerá si son sensatos, si son un bien para la familia, porque el amor todo lo hace fácil y sencillo, el amor es lo que une, es el motor del mundo, y debe empezar en el núcleo del hogar, en el amor de dos personas que, libremente y para siempre, decidan unirse y lo hagan bajo el santo sacramento matrimonial, en el que cada uno promete a Dios el amor al otro, la fidelidad al otro, la ayuda mutua al otro, la santidad a Dios.

Haced como Jacob, y haced un altar en vuestra casa, en un lugar de ella, puede ser en una repisa, y allí, que Cristo Rey reine, y sedle fiel, imitándolo en todo, para el bien personal y del hogar; que las paredes de tu casa sean testigos de tus oraciones a Dios y palabras de amor y afecto a la familia, el esposo a la esposa, la esposa al esposo. Un hogar así, una casa así, está edificada en roca, y ninguna tormenta derribará, aunque tuvieren que dejar el hogar o trasladarse a otro mejor, o a otro lugar por trabajo, por motivos familiares, sea que se vayan o se queden, Dios vive en donde se lo ama y se lo glorifica con obras de fe y palabras de amor fiel, como Él, Dios, Jesús, es fiel, que llegó hasta la muerte por ti.

P. Jesús

© copyright