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Puntos meditados - 7. página

CATECISMO MEDITADO por el P. Jesús

I. Desde el origen, Dios se da a conocer – 55

 PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
– PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
– 
CAPITULO SEGUNDO, DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE

Artículo 1 LA REVELACIÓN DE DIOS 

II. Las etapas de la revelación

I. Desde el origen, Dios se da a conocer 

55 Esta revelación no fue interrumpida por el pecado de nuestros primeros padres. Dios, en efecto, «después de su caída alentó en ellos la esperanza de la salvación con la promesa de la redención, y tuvo incesante cuidado del género humano, para dar la vida eterna a todos los que buscan la salvación con la perseverancia en las buenas obras» (DV 3). 

Cuando por desobediencia perdió tu amistad, no lo abandonaste al poder de la muerte…Reiteraste, además, tu alianza a los hombres (MR, Plegaria eucarística IV,118).

Meditación:

I. Desde el origen, Dios se da a conocer 

Dios ama al hombre; el hombre es amado por Dios, y el hombre libremente, cuando ama a Dios, es hombre pleno de su esencia primera, de ser la obra de Dios, la del Amor. Porque Dios creó al hombre por amor, en su Amor. Si el hombre comprendiera cuánto lo ama Dios, se encontraría a sí mismo en el Amor de Dios mismo por el hombre, que amando tanto al hombre, se hizo Hombre en el cuerpo de Jesús de Nazaret, Hijo de Dios y de la Virgen María.

La fe es el Amor a las puertas del corazón de la criatura.

Cuando el hombre ama a Dios, reconoce en Dios a su Padre, y comprende que su Reino no es de este mundo. Sabe que su naturaleza eterna es espiritual y vive en la tierra, en su naturaleza espiritual y terrena, con la certeza de su filiación divina. Dios sigue considerando al hombre hijo suyo, aun cuando el hombre pecó y sigue pecando.

Todo aquel que busca su salvación con perseverancia, y ayuda con perseverancia a que otros no pequen por su culpa, dándoles siempre buen ejemplo y toda la ayuda posible para que como él puedan salvarse, este hombre es cuidado por Dios, y dejándose cuidar por su Hacedor, cuida de sí mismo y de los demás hombres que, como a él, tanto ama Dios.

El hombre no es abandonado de Dios. Dios ama al hombre; Dios se hizo Hombre.

P. Jesús

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La alianza con Noé – 56

 PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
– PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
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CAPITULO SEGUNDO, DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE

Artículo 1 LA REVELACIÓN DE DIOS 

II. Las etapas de la revelación

La alianza con Noé 

56 Una vez rota la unidad del género humano por el pecado, Dios decide desde el comienzo salvar a la humanidad a través de una serie de etapas. La Alianza con Noé después del diluvio (cf. Gn 9,9) expresa el principio de la Economía divina con las «naciones», es decir con los hombres agrupados «según sus países, cada uno según su lengua, y según sus clanes» (Gn 10,5; cf. 10,20-31).

Meditación:

La alianza con Noé 

Dios ama al hombre en su individualidad, pero lo quiere salvar por la misma fe en su Iglesia, que fundó con los Apóstoles, y antes; después del diluvio universal, agrupó a los hombres en naciones, porque al apartarse el hombre, por el pecado, de Dios, tiene necesidad de ejemplos, y por el ejemplo de unos a unos, y todos en Jesús, se salva el hombre, y la generación del hombre llena el Reino de Dios en el Cielo, en el nuevo Paraíso: jardín eterno, de las flores que, en la vida terrena, han florecido en el amor de Dios y para Dios.

La alianza con Noé, llega hasta nuestros días, esta alianza con la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

P. Jesús

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La alianza con Noé – 57

 PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
– PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
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CAPITULO SEGUNDO, DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE

Artículo 1 LA REVELACIÓN DE DIOS 

II. Las etapas de la revelación

La alianza con Noé 

57 Este orden a la vez cósmico, social y religioso de la pluralidad de las naciones (cf. Hch 17,26-27), está destinado a limitar el orgullo de una humanidad caída que, unánime en su perversidad (cf. Sb 10,5), quisiera hacer por sí misma su unidad a la manera de Babel (cf. Gn 11,4-6). Pero, a causa del pecado (cf. Rom 1,18-25), el politeísmo así como la idolatría de la nación y de su jefe son una amenaza constante de vuelta al paganismo para esta economía aún no definitiva.

Meditación:

La alianza con Noé 

Busca el hombre su propio bien en lo que cree que es su bien: su satisfacción personal, pisando y manipulando a los demás para conseguirlo. Así en el corazón del hombre sin Dios, acompañado por el pecado original, crea lazos con su propio destino: la desigualdad entre él y su semejante, cuando Dios nos hizo a todos iguales, a su misma semejanza e imagen.

Busca el hombre pecador su atrio para proclamarse dios y tener a los demás por esclavos y ser él, disfrazadas sus intenciones, en un dictador a su causa, a tener todos los bienes y placeres del mundo a sus pies. Eso no dura, no puede durar, porque el hombre está en el mundo para servir al hombre, como Cristo sirvió a su Iglesia, a los que aman a Dios sobre todas las cosas; los que no quieren amar y servir, estos son de otro “país”, viven en otra “galaxia”, la de su propia imaginación irrealista, porque la historia enseña que los dictadores siempre son traicionados y acaban vencidos por la ley común de una vida sana y santa para todos. El bien jamás pierde, pueden esconderlo, pero como en primavera salen las flores, así florece siempre el bien en los santos que habitan en la tierra, en el mundo, en todos los siglos.

Dios hace alianza con el hombre, con la persona que le ama, y lo santifica, y hay luz en el mundo, y las tinieblas son iluminadas por la bondad de las almas que viven en armonía con todo lo salido de Dios, en la consonancia de glorificar a su Creador, a su Hacedor.

Puede el mundo vivir la tristeza del paganismo, pero siempre habrá santos para iluminar la senda de los extraviados. Este es el pacto, la alianza de Dios con el hombre: su ayuda al que quiera servir por caridad.

P. Jesús

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La alianza con Noé – 58

 PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
– PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
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CAPITULO SEGUNDO, DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE

Artículo 1 LA REVELACIÓN DE DIOS 

II. Las etapas de la revelación

La alianza con Noé 

58 La alianza con Noé permanece en vigor mientras dura el tiempo de las naciones (cf. Lc 21,24), hasta la proclamación universal del evangelio. La Biblia venera algunas grandes figuras de las «naciones», como «Abel el justo», el rey-sacerdote Melquisedec (cf. Gn 14,18), figura de Cristo (cf. Hb 7,3), o los justos «Noé, Daniel y Job» (Ez 14,14). De esta manera, la Escritura expresa qué altura de santidad pueden alcanzar los que viven según la alianza de Noé en la espera de que Cristo «reúna en uno a todos los hijos de Dios dispersos» (Jn 11,52).

Meditación:

La alianza con Noé 

La alianza de Dios con su pueblo, nos mostró que todo el que lo ama y lo sirve, aun sin tener los sacramentos, por la alianza de Dios, algunas personas fueron pacientes con su propia naturaleza humana y, por su fe, combatieron sus malas inclinaciones, y son justos y santos por la misma Gracia de Dios. Recordemos a Abel “el justo”, el rey-sacerdote Melquisedec, o “los justos» Noé, Daniel y Job, que a pesar de sus limitaciones humanas, a pesar de que Jesús aún no había venido al mundo siendo el que es: el Mesías de la Ley y los profetas,  fueron hombres que, en confinación por el pecado original, llevaron su santidad por el mundo, siendo luz y esperanza del mundo por la alianza de Dios con las naciones, teniendo su pueblo elegido, para que no se perdiera el hombre en su necedad, en su pecado aun no redimido por Jesucristo.

P. Jesús

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Dios elige a Abraham – 59

 PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
– PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
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CAPITULO SEGUNDO, DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE

Artículo 1 LA REVELACIÓN DE DIOS 

II. Las etapas de la revelación

Dios elige a Abraham 

59 Para reunir a la humanidad dispersa, Dios elige a Abraham llamándolo «fuera de su tierra, de su patria y de su casa» (Gn 12,1), para hacer de él «Abraham», es decir, «el padre de una multitud de naciones» (Gn 17,5): «En ti serán benditas todas las naciones de la tierra» (Gn 12,3 LXX; cf. Ga 3,8).

Meditación:

Dios elige a Abraham 

Dios ama a todos, Dios une a todas las naciones en un mismo padre, Abraham, por la fe de él.

Todos los pueblos son amados por el Papa, a todos los espera el Papa, bajo la práctica de la doctrina católica.

Abraham y el Santo Padre, ambos elegidos por Dios para las generaciones.

P. Jesús

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