Las instrucciones del Faraón a sus capataces Éxodo 5, 6-14 6 Ese mismo día, el Faraón dio a los capataces y a los inspectores del pueblo las siguientes instrucciones: |
Meditación:
Las instrucciones del Faraón a sus capataces La historia es historia; hoy en día, también, para algunos, es tiempo de grandes construcciones; quieren aparentar todo el poder que puedan, a costa de que los trabajadores, con unos sueldos que muchas veces no les puede permitir sustentar a una familia, hagan el trabajo duro y difícil de la construcción; hay muchos “babeles”, magnates de la industria y el comercio, que quieren sus torres más y más altas, para demostración de su poder, del poder de la mente humana sobre las leyes de la gravedad. No les importa que los trabajadores tengan que abandonar a sus familias para este puesto de trabajo de construcción, no les importa otra cosa que hacer sus edificios altos y llenos de ostentación. ¡Ay de los ricos! Hay mucha imaginación al servicio de la ostentación, y poca imaginación al servicio de las leyes de la creación, de las leyes naturales estructuradas en la familia. Dios permite el endurecimiento del corazón del faraón, y ostentando el poder, el faraón, hombre como todos, exige aún más a los israelitas, les exige y les castiga; ¿no hacen esto algunos malos empresarios con sus empleados? Los que tienen el poder de dar trabajo, trabajo que es alimento y sustento para la persona y su familia, si supieran cuán grande es este poder, se harían humildes y bendecirían a todos sus trabajadores, porque el poder no reside en la construcción de edificios, el poder reside en poder ayudar a los demás a tener una vida digna. Si lo hubiera sabido el faraón, les hubiera permitido a los israelitas ir al desierto a glorificar a su Dios, pero el faraón era un necio; podía haber sido amigo de los israelitas, como en años anteriores lo habían sido sus predecesores, pero este faraón no se informó de la historia de los israelitas, y todo el bien que hizo José cuando vinieron los años de escasez. Los magnates de los negocios y las industrias, algunos, no recuerdan todo el bien que hace el pueblo, los que trabajan para él. Algunos quieren más y más, y no les dan paja, es más, hacen que ellos la vayan a buscar. No es bueno que un ser humano, humille y haga daño a un semejante, no es bueno para nadie. Y lo veréis en la historia de este faraón, seguid leyéndome. P. Jesús © copyright |