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15 Biblia y meditación.

Las instrucciones del Faraón a sus capataces

Éxodo 5, 6-14

6 Ese mismo día, el Faraón dio a los capataces y a los inspectores del pueblo las siguientes instrucciones:
7 «No sigan entregando a esa gente la paja para hacer los ladrillos, como lo hicieron hasta ahora. Que vayan a juntarla ellos mismos.
8 Pero exíjanles la misma cantidad de ladrillos que fabricaban antes, sin descontarles ni uno solo, porque son unos holgazanes. Por eso gritan: «¡Déjanos ir a ofrecer sacrificios a nuestro Dios!»
9 Háganlos trabajar más duramente y que estén siempre ocupados; así no prestarán atención a esas patrañas».
10 En seguida salieron los capataces del pueblo, junto con los inspectores, y dijeron a la multitud: «Así habla el Faraón: «De ahora en adelante no les daré más paja.
11 Vayan ustedes mismos y tráiganla de donde puedan. Pero el rendimiento no deberá disminuir en lo más mínimo».
12 Entonces el pueblo se dispersó por todo el territorio de Egipto para recoger los rastrojos, y abastecerse así de paja.
13 Los capataces, por su parte, los apremiaban diciendo: «Terminen el trabajo que se les fijó para cada día, como lo hacían cuando les daban la paja».
14 Y los capataces del Faraón golpearon a los inspectores israelitas que ellos habían designado, diciendo: «¿Por qué ayer y hoy no completaron la cantidad establecida de ladrillos, como lo venían haciendo hasta ahora?».

Meditación:

Las instrucciones del Faraón a sus capataces

La historia es historia; hoy en día, también, para algunos, es tiempo de grandes construcciones; quieren aparentar todo el poder que puedan, a costa de que los trabajadores, con unos sueldos que muchas veces no les puede permitir sustentar a una familia, hagan el trabajo duro y difícil de la construcción; hay muchos “babeles”, magnates de la industria y el comercio, que quieren sus torres más y más altas, para demostración de su poder, del poder de la mente humana sobre las leyes de la gravedad. No les importa que los trabajadores tengan que abandonar a sus familias para este puesto de trabajo de construcción, no les importa otra cosa que hacer sus edificios altos y llenos de ostentación. ¡Ay de los ricos! Hay mucha imaginación al servicio de la ostentación, y poca imaginación al servicio de las leyes de la creación, de las leyes naturales estructuradas en la familia.

Dios permite el endurecimiento del corazón del faraón, y ostentando el poder, el faraón, hombre como todos, exige aún más a los israelitas, les exige y les castiga; ¿no hacen esto algunos malos empresarios con sus empleados? Los que tienen el poder de dar trabajo, trabajo que es alimento y sustento para la persona y su familia, si supieran cuán grande es este poder, se harían humildes y bendecirían a todos sus trabajadores, porque el poder no reside en la construcción de edificios, el poder reside en poder ayudar a los demás a tener una vida digna. Si lo hubiera sabido el faraón, les hubiera permitido a los israelitas ir al desierto a glorificar a su Dios, pero el faraón era un necio; podía haber sido amigo de los israelitas, como en años anteriores lo habían sido sus predecesores, pero este faraón no se informó de la historia de los israelitas, y todo el bien que hizo José cuando vinieron los años de escasez. Los magnates de los negocios y las industrias, algunos, no recuerdan todo el bien que hace el pueblo, los que trabajan para él. Algunos quieren más y más, y no les dan paja, es más, hacen que ellos la vayan a buscar. No es bueno que un ser humano, humille y haga daño a un semejante, no es bueno para nadie. Y lo veréis en la historia de este faraón, seguid leyéndome.

 P. Jesús

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