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Génesis - 24. página

LA BIBLIA MEDITADA por el P. Jesús

116 Biblia y meditación

La Biblia
La muerte de Jacob
Génesis 49, 29-33

29 Luego les dio esta orden: «Yo estoy a punto de ir a reunirme con los míos. Entiérrenme junto con mis padres, en la caverna que está en el campo de Efrón, el hitita,
30 en el campo de Macpelá, frente a Mamré, en la tierra de Canaán, el campo que Abraham compró a Efrón, el hitita, para tenerlo como sepulcro familiar.
31 Allí fueron enterrados Isaac y Rebeca, su esposa; y allí también sepulté a Lía.
32 Ese campo y la caverna que hay en él fueron comprados a los hititas».
33 Cuando Jacob terminó de dar esta orden a sus hijos, recogió sus pies en el lecho, expiró y fue a reunirse con los suyos.

Meditación:

La muerte de Jacob

La muerte lleva a las personas al encuentro con los suyos, los que ya, antes que él, partieron. Al final todos se encuentran, y los buenos, los que han tenido fe y obras de la misma, comparten la dicha infinita y eterna del mismo Cielo, PARA SIEMPRE, en el Reino de Dios.

P. Jesús

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117 Biblia y meditación

La Biblia
Los funerales de Jacob
Génesis 50, 1-14

1 Entonces José se echó sobre el rostro de su padre, lo cubrió de lágrimas y lo besó.
2 Después dio a los médicos que estaban a su servicio la orden de embalsamar a su padre, y los médicos embalsamaron a Israel.
3 Esto les llevó cuarenta días, porque ese es el tiempo que dura el embalsamamiento. Los egipcios estuvieron de duelo por él durante setenta días.
4 Una vez transcurrido ese período, José se dirigió a la corte del Faraón en estos términos: «Por favor, presenten al Faraón el siguiente pedido:
5 En una oportunidad mi padre me dijo, obligándome bajo juramento: «Cuando yo muera, asegúrate de que me entierren en la tumba que me hice preparar en el país de Canaán. ¿Puedo ir a sepultar a mi padre y luego regresar?».
6 El Faraón respondió: «Ve a sepultar a tu padre, como él te lo hizo prometer bajo juramento».
7 José partió entonces para ir a sepultar a su padre, y con él fueron todos los servidores del Faraón, los ancianos de su palacio y todos los ancianos de Egipto,
8 lo mismo que la familia de José, sus hermanos y la familia de su padre. En la región de Gosen dejaron únicamente a los niños y el ganado.
9 También fueron con él carros de guerra y jinetes, de manera que se formó un cortejo imponente.
10 Al llegar a Goren Haatad, que está al otro lado del Jordán, celebraron las exequias con gran solemnidad, y José estuvo de duelo por su padre durante siete días.
11 Los cananeos, habitantes del país, al ver los funerales de Goren Haatad, dijeron: «Este es un funeral solemne de los egipcios». Por eso aquel lugar, que se encuentra al otro lado del Jordán, se llamó Abel Misraim.
12 Los hijos de Jacob hicieron con él todo lo que les había mandado:
13 lo trasladaron a Canaán y lo sepultaron en el campo de Macpelá, frente a Mamré, el campo que Abraham había comprado a Efrón, el hitita, para tenerlo como sepulcro familiar.
14 Y después de sepultar a su padre, José regresó a Egipto en compañía de sus hermanos y de todos los que habían ido a dar sepultura a su padre.

Meditación:

Los funerales de Jacob

José, fue un buen hijo, fue fiel a su padre en su cautiverio, donde por la maldad de sus hermanos, lo vendieron por celos, por envidia, por soberbia y falta de autoestima, porque se creían inferiores a José, porque su padre le amaba; y es que sabemos por la historia relatada en la Sagrada Biblia, que Israel se enamoró de Raquel, su segunda esposa, porque su suegro, en vez de darle por primera esposa a Raquel, como Jacob, el llamado por Dios, Israel, quiso y quería, pero su suegro le engañó y le casó con su otra hija, Lia, y Jacob tuvo que trabajar siete años más para que se suegro le concediera como esposa a la mujer que amaba desde hacía más de catorce años, a Raquel, la que fue madre de José. Un padre ama a sus hijos por el amor que tiene a su esposa, la madre de sus hijos, porque los hijos son el fruto del amor de los esposos. Los hijos de Jacob-Israel, tenían que comprender esto, y hubieran visto en el amor de su padre por José, el amor de un hombre por una mujer, por la que esperó tantos años para llegar a desposarla, un amor que fue traicionado por la corrupción del suegro, pero que por la perseverancia de Jacob llegó el día en que Raquel, la mujer que amó, fue la madre de su hijo José. Para un hombre que ama tanto a una mujer, el hijo, los hijos, son amados de manera especial. Y así tendrían que casarse todos los hombres, enamorados de verdad, como Jacob se casó con Raquel, después de tantos años.

José sabía que su padre le amaba, y le correspondió; por él, fue bueno con gente extraña, por él y por la gracia de Dios, del Dios que su padre Jacob amaba también. Quiero decir y digo, que el amor de un padre para con un hijo, y el amor de Dios, hacen de este hijo, de esta persona, un José, que no cayó en las redes de la mujer de Putifar, aún cuando ésta intentó e intentó seducirle; y es más, pagó por la maldad de ella, que por no aceptar sus pretensiones inmorales, le acusó ante su esposo de que era él, José, quien quería abusar de ella. José fue encerrado en la cárcel, pero allí donde iba, dice la Sagrada Biblia, que tenía éxito. Y muchos se preguntarán, ¿éxito, si acabó en la cárcel, si fue vendido por sus hermanos?; pero sí, por la misma historia sabemos que José, el hijo de Jacob y Raquel, tuvo éxito allí donde fue, a pesar de tanto sufrimiento, traición e intentos de manipulación; él, José, siempre fue fiel a su Dios, al Dios de su amado padre Jacob. Y lloró José echado sobre el rostro de su padre muerto, llenándolo de lágrimas. Y por la bondad de José, sabemos que hubo trigo en tiempos de escasez, porque el éxito es ser bueno y ayudar a los demás, aun cuando uno no recibe ayuda y es traicionado. Por la bondad y el buen hacer de José, Egipto rindió homenaje a Israel, acompañando a José, el hombre, que dice la Biblia, que por Dios tenía éxito; y fueron todos a enterrar a Israel allí donde le pidió a José que fuera llevado una vez muerto. José fue fiel siempre a su padre y a su Dios.

P. Jesús

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118 Biblia y meditación

La Biblia
El temor de los hermanos de José
Génesis 50, 1-14

15 Al ver que su padre había muerto, los hermanos de José se dijeron: «¿Y si José nos guarda rencor y nos devuelve todo el mal que le hicimos?».
16 Por eso le enviaron este mensaje: «Antes de morir, tu padre dejó esta orden:
17 «Díganle a José: Perdona el crimen y el pecado de tus hermanos, que te hicieron tanto mal. Por eso, perdona el crimen de los servidores del Dios de tu padre». Al oír estas palabras, José se puso a llorar.

Meditación:

El temor de los hermanos de José

Si tú has llorado alguna vez al perdonar a alguien que te hizo mucho daño, comprenderás a José. No, no eran lágrimas de venganza frustrada, eran lágrimas de amor, por el amor con que él, José, amó a sus hermanos que tan mal le hicieron. 

Y pensar que los hermanos malos de José, junto con Benjamín, que no tuvo nada que ver con ellos y la maldad y el maltrato a José -porque aún no había nacido-, junto con José forman las doce tribus de Israel, el Pueblo de Dios, los elegidos para seguir con la Alianza para llegar a la Tierra Prometida, el Reino de Dios en los Cielos, que se gana con una vida de fe íntegra, como tuvo José. Y perdonar siempre, es lo hay que hacer para llegar al Reino de Dios, perdonar de corazón con lágrimas en los ojos, por este amor que no le dieron a José, amando tanto a sus hermanos, y estos queriendo matarlo y vendiéndolo luego. ¡Cuánto sufrió José!, y perdonó a sus hermanos, a los servidores del Dios de su padre; y tantos piensan, ¿cómo puede llamarse servidor de Dios quien quiso hacer tanto mal e hizo tanto mal a quien hizo tanto bien? Yo les contesto a estos, que la caridad es esto, perdonar porque Dios lo quiere, perdonar para alcanzar el perdón de Dios y la entrada al Cielo. Sólo los santos perdonan de verdad, perdonan por amor a Dios, porque saben que el primer mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas y personas, con toda la fuerza, la inteligencia y la voluntad que cada uno tiene. ¿Tienes voluntad, tú?, perdona por y con caridad, y alcanzarás tu deseo de vivir otro día en el Reino de los Cielos, allí donde están los que han perdonado y han sido perdonados por Dios.

P. Jesús

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119 Biblia y meditación

La Biblia
La promesa de José a sus hermanos
Génesis 50, 18-21

18 Luego sus hermanos fueron personalmente, se postraron ante él y le dijeron: «Aquí nos tienes: somos tus esclavos».
19 Pero José les respondió: «No tengan miedo. ¿Acaso yo puedo hacer las veces de Dios?
20 El designio de Dios ha transformado en bien el mal que ustedes pensaron hacerme, a fin de cumplir lo que hoy se realiza: salvar la vida a un pueblo numeroso.
21 Por eso, no teman. Yo velaré por ustedes y por las personas que están a su cargo». Y los reconfortó, hablándoles afectuosamente.

Meditación:

La promesa de José a sus hermanos

Enternecedoras son las palabras de José a sus hermanos, palabras llenas de fe, palabras buenas, portadoras de paz, y dichas afectuosamente.

José, era realmente un hombre de fe, supo ver cómo Dios ejerce su poder en la libertad de todos; sus hermanos fueron libres, pero José también lo fue, y con su libertad hizo el bien, supo y quiso hacer el bien, y comprendió que su conducta, su buena conducta, Dios la utilizó para hacer un bien mayor que el mal que sus hermanos le hicieron, porque él, José, con su éxito, dio de comer a tantos que, sin la persona de José y su bondad y hechos, hubieron muerto de hambre. Él, José, no murió, vivió y sufrió haciendo el bien, y Dios lo utilizó para que muchos otros no murieran de hambre. Dios hizo justicia a muchos por la injusticia de los malos hermanos de José.  

Tú puedes ser un José y tener éxito, como dice la Biblia que José lo tenía en todo, aun siendo un esclavo y también encerrado en la cárcel injustamente, pero el éxito que tenía José venía de Dios, que da éxito en medio del sufrimiento, que por el mismo sufrimiento pule el carácter y refuerza la voluntad del que le ama de verdad; y José fue uno de esos, como tú puedes serlo, si quieres; ¿quieres?

P. Jesús

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120 Biblia y meditación

La Biblia
La muerte de José
Génesis 50, 22-26

22 José permaneció en Egipto junto con la familia de su padre, y vivió ciento diez años.
23 Así pudo ver a los hijos de Efraím hasta la tercera generación; y los hijos de Maquir, hijo de Manasés, también nacieron sobre las rodillas de José.
24 Finalmente, José dijo a sus hermanos: «Yo estoy a punto de morir, pero Dios los visitará y los llevará de este país a la tierra que prometió con un juramento a Abraham, a Isaac y a Jacob».
25 Luego hizo prestar un juramento a los hijos de Israel, diciéndoles: «Cuando Dios los visite, lleven de aquí mis restos».
26 José murió a la edad de ciento diez años. Fue embalsamado y colocado en un sarcófago, en Egipto.

Meditación:

La muerte de José

José vivió haciendo el bien; fue capaz de recibir el mal y aceptarlo, sin tener la necesidad ni el deseo de devolver mal por mal; ¿y cómo pudo hacer esto?; por su fe, por las enseñanzas y el amor de su padre Jacob. 
El amor, como dice Cristo, es la marca a la persona como hijo de Dios, porque Dios da la vida a todos por amor; y el que recibe y acepta que vive por el amor de Dios, éste puede ser como otro José, que vivió sufriendo veinte años, pero también Dios le permitió años en los que pudo hacer el bien, y en el bien que hizo su corazón bueno, se gozó de ello, y la paz de Dios le mantuvo en su propósito de ser bueno y hacer el bien. 
La vida de José es una de las vidas de un verdadero hombre de fe, hombre de Dios.

P. Jesús

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