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Artículos – Sabías que…

EL MATRIMONIO ES PRO-VIDA Y DE POR VIDA

EL MATRIMONIO ES PRO-VIDA Y DE POR VIDA

Una cuña cultural; significado de PRÓVIDO-DA: “Persona prudente, previsora, reflexiva, propicia, favorable, benévola, y quien es prevenido y diligente para acudir con lo necesario al logro de un fin”.

Como el fin primordial del matrimonio es la procreación y educación de la prole, seguida del amor mutuo, los esposos deben ser decididamente próvidos.

¿Sabes que la diligencia surge del amor? Pues, ¡para apoyar tu descendencia, súbete a la diligencia!

La falta de “providez”, empieza siendo “cutrez” y acaba en la pudridez.

Ejercer la paternidad es ejercer la libertad.

Ser pro-vida es ser pro-matrimonio.

Ser pro-vida es darle vidas a la vida.

“Ser o no ser, esa es la cuestión”, del santo, del campeón.

El mejor pro-vida es quién da más vida, y no quien la vive alegre y divertida.

ADVERTENCIA: Cada cual con su conciencia, porque muchos no pueden ni tener un sólo hijo. A éstos: ¿no sería mejor esperar a casarse hasta prosperar, para bien poder procrear? Hay quien tomando a San Pablo al pie de la letra, aconseja una boda precipitada (“ES MEJOR CASARSE QUE ABRASARSE”. S. Pablo), pero resulta que, en aquellos tiempos, los casados no “planificaban” las familias, porque no había planeadores (para irse por las nubes) ni monoplanos, ni “monoplanes” (de los que actúan como si viniesen del mono).

Para más abundar, la sociedad en que nos toca estar, no para de abrasar al personal, mediante la mediatización ambiental sexual (medio ambiente caliente), que paga el capital, y promueve el Autor del Mal, que incoa la gran BARBACOA.

Hemos pasado del “Homo sapiens” al “Homo ignorans”, p0rque muchos, bastantes, demasiados, incluso eclesiásticos, parecen ignorar el fin último del santo matrimonio sacramental. Afirmar que el Planeta está superpoblado —por eso están en la luna— o que lo ideal es tener un hijo y medio —hay mucho tonto sin remedio— para proteger el “0,5 ambiente”, es de un cómico que raya lo esperpéntico. Ignoran, o parecen ignorar, ignominiosamente, que la paternidad integral (natural y sobrenatural) es la única paternidad responsable y la única santificable.

Otros muchos, la mayoría, no saben que se casan para tener hijos…, se han casado y no se han enterado, porque NADIE les ha informado.

¿Cómo se afanan tanto en enseñar a evitar la descendencia? ¡Qué imprudencia, qué indecencia!

¿Por qué no enseñan a prosperar en la vida laboral para evitar esos “motivos graves” que castran la natalidad?

¿Por qué no enseñan los “métodos sobrenaturales” —siempre actuales— para santificarse en el matrimonio, viviendo la paternidad integral, que es ultra-orgánic-bio-eco-sostenible?

Te aconsejo que para mayor seguridad, y guardarte de los que falsifican la realidad, con total impunidad y aquiescencia de la autoridad, consigas un sencillo Catecismo, que aquellos han olvidado, y aprenderás la verdad del matrimonio y los “métodos” sobrenaturales para vivirlo feliz y santamente: tienes una gracia sacramental, que es fenomenal, sólo por estar bien casado (por la Iglesia); están las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad), los Mandamientos y los otros Sacramentos, especialmente, la confesión frecuente, el Padrenuestro, la oración, el santo abandono en la amorosa providencia de tu Padre, Dios, y la devoción a María y a San José, que sacaron adelante la sagrada Familia de Nazaret. Acude a San José, pidiéndole vivienda y trabajo (NO FALLA NUNCA), y a tu Madre buena, Santa María, que te conseguirá de Dios, el pan y el buen vino de la alegría. ¡VIVA DIOS, VIVA LA VIDA!

Los ignorantes que cité antes, creen haber dado con la piedra filosofal del amor conyugal, cuando realmente han tropezado con la rueda asnal, porque la piedra angular —conviene recordar— es aceptar procrear por amor, sí señor.

No es igual la esterilidad conyugal (cuando es estéril un cónyuge) que la esterilidad matrimonial, de cónyuges que se niegan a dar frutos de su amor. Estos se presentarán ante Dios con las manos vacías, porque enterraron su talento (y, realmente, poco amor y poco talento tienen).

Han puesto de moda, los listillos de antes (solemnes ignorantes), el bodrio y la sandez de la “Planificación familiar”, una jugada sucia a la vida, una moral “cuántica”, de logística rastrera, que “pasa” de la lógica divina: “Creced y multiplicaos, y henchid la Tierra…”

Planificar la familia es como entrar en un búnker de resistencia ante los planes de Dios.

Los cónyuges, cuando abren vida a los rostros que Dios ama y desea, sirven a Dios y a la humanidad.

Los planes de Dios son su voluntad, que cumplimos cuando obramos con naturalidad: amándole sobre todo y todos, y amando a nuestros hijos como a nosotros mismos.

La voluntad de Dios, cuyo cumplimiento pedimos en el Padrenuestro, se nos comunica vía divina Providencia.

En el matrimonio, santidad y paternidad van de la mano, ya que ésta es deber de estado para todo casado.

Burlar la paternidad es, como mínimo, una falta de lealtad, y como no es lo natural, siempre acaba mal. La misma naturaleza, de manera burda, nos va a devolver la burla.

Burlar la paternidad es una mezquindad, una perversidad, aunque te lo aconseje un teólogo de Facultad. Cuando te venga algún Herodes disfrazado de director responsable, dile que no eres animal domesticable, y pon tierra de por medio; si fuere necesario, le regalas un breviario y un rosario.

Recuerda que siempre tienes “a mano” al mejor Director, es Jesucristo, el Señor.

Quien juega a esquivar su descendencia, bordea los límites de la moral y la decencia, y está en “la luna de Valencia”.

Quien sofoca abiertamente la natalidad, presenta “índices de criminalidad”.

El talento de la paternidad, lo tenemos “a precario” (“que sólo se posee como préstamo y a voluntad de su Dueño”, Dios).

No conviene “cocinar” el fin del matrimonio, porque estas decisiones cocinadas, dejan conciencias acochinadas.

No trafiques con el amor y sus consecuencias, escuchando a quien vive del tráfico de ocurrencias; con ése, ni a cobrar herencias.

El binomio “familia sostenible”, es una parida del mismo inventor de la memez sostenida, que desprende un inconfundible aroma satánico. O sea, si quieres estar bien informado, y no digamos formado, puedes esperar sentado (leyéndome, por ejemplo).

No olvides que quien más sabe de matrimonio, es el demonio, que en forma de serpiente, vendía manzanas “al dente”… Aconsejó a Eva, y espera que tú seas la próxima breva.

Quien no tiene hijos, por “hacer dinero”, pone su corazón en el estercolero, y convierte la moral matrimonial en moral patrimonial.

Pidamos al Cielo por la restauración de las familias católicas, que ya sabemos que, entre otras cosas, no acostumbran a ir “de restaurante”, especialmente las familias numerosas. Hay que recuperar la familia tradicional, la normal, no esta familia “de carnaval”.

Los hijos son el patrimonio (el tesoro) del matrimonio.

El mejor sí a la vida, el más afirmativo, es el sí procreativo.

Se respira amor de Dios en el ambiente de una familia numerosa, con naturalidad, como si tal cosa. Nadie puede dudar que Dios reina en aquel hogar.

Sé de una familia numerosa que, cuando algún hijo celebra su “cumple”, cumpliendo exquisitamente el Cuarto Mandamiento, muestra a sus padres agradecimiento por su nacimiento, por haber recibido la vida.

No basta con tener la mentalidad de padres de familia numerosa, hay que tener la fecundidad de padres de familia numerosa.

Si debemos imitar a Cristo, bien podemos “jugarnos la vida” por cumplir la voluntad del Padre —familia extensa, para los casados— algo que no representa ningún riesgo añadido, habida cuenta que todos los vivos pertenecemos a un “grupo de riesgo”, de muerte; ahí quiere Dios verte.

Vive responsablemente la paternidad, no por heroicidad sino por afán de santidad.

Si el trabajo, ofrecido a Dios, es oración, la mejor oración para el casado es cumplir con su sagrado deber de estado, la procreación, que tiene de Dios la bendición, y, hablando claro y fino, es un trabajo divino, porque cada hijo nuestro y de Dios, es una obra maestra de fe y amor. Está mal, muy mal, la huelga “laboral” matrimonial.

Los problemas que tenemos, siempre nos los merecemos, o sea, no nos quejemos; si falta natalidad, es por falta de santidad, por mal uso de nuestra libertad.

Si, como se dice, “cada hijo trae un pan bajo el brazo”, una familia numerosa, de las que escasean hoy en día, no gasta en panadería.

Dios dijo a nuestros primeros “megaretatarabuelos”, Adán y Eva, “Creced y multiplicaos, y henchid la Tierra…”. Para henchir la Tierra, hay que multiplicarse incesantemente, no “responsablemente”, como algunos tienen en mente.

Ahora te vuelvo a hablar de la “Planificación familiar”… Es Dios quien decide y planifica su familia, la familia de los hijos de Dios.

“No quieras para los demás, lo que no quieras para ti”, eso dicen, y lo oí. Pues, tú, que no decidiste tener vida, venir al mundo de los vivos, ¿cómo te atreves a decidir sobre la vida de tus hijos?

Los hijos hay que “encargarlos”, aunque sean una “carga”, hay que desearlos, “rezarlos” y amarlos, sin retrasar bautizarlos; también debes educarlos, aunque no se llamen Carlos ni Eduardo.

Lo mejor de lo mejor: Tener hijos por amor.

Canción: “Dicen que del amor, nació la vida…”, ¡Sí, nace la vida, si se ama a los demás (los hijos) como a uno mismo!

Quien no sabe amar, no quiere procrear.

Difícilmente pueden bien amarse, los cónyuges que no quieren multiplicarse.

La fecundidad aumenta la fidelidad entre los esposos, así como la fidelidad aumenta la fecundidad. Digo: “Fidel con Fidela, aumentan la parentela”.

Ejemplaricemos un rotundo sí a la vida, con todas sus consecuencias, y que, más allá de las apariencias, renueva las conciencias.

Sólo el catolicismo, puede ser el seísmo que sacuda el egoísmo, el hedonismo y el antinatalismo. ¡Empieza a moverte, ya mismo!

Dice Jesús, Dios: “El que recibe a este niño en mi nombre, a mí me recibe…”. Y el comentario del Padre Jesús a esta cita evangélica, dice: “¿Cuántos no reciben a Dios porque no reciben a sus hijos, no les dan vida? Sí, sé que hay crisis económica mundial, sé que no hay trabajo para muchos y tampoco dinero, pero ¿no ocurría eso mismo en otros tiempos, y nacían hijos de las familias católicas? Sin hijos, sin dinero, ¿cuántos matrimonios católicos se mantendrán unidos por la fe?…, y siempre hemos leído y leemos y leeremos en la Sagrada Biblia, que cuando Dios bendecía, lo hacía dándole muchos hijos.”

¿Por qué rehúyes la bendición de Dios?

“Si quieres tener el amor de Dios y su bendición, da vida”. (P. Jesús).

Si has sido un “buen ladrón” de hijos de Dios, pídele perdón en confesión, contrito de corazón, y pon en marcha la restitución, fomentando la procreación.

QUÉ TE PARECE: (SOBRE PATERNIDAD RESPONSABLE Y PROBIDAD)

Una paternidad realmente responsable, exige mucha PROBIDAD (“Bondad, Rectitud, Integridad”), y excluye toda IMPROBIDAD (Perversidad, Iniquidad”).

NO es una paternidad “DE PRUEBA”, para probar nuestra resistencia a la voluntad de Dios, sin aportar pruebas (motivos graves).

La probidad no consiste en convertir el lecho conyugal (que “ES COMO UN ALTAR”; San Josemaría) en un banco “DE PRUEBAS”.

Los hijos son la “PRUEBA” de fuego del amor a Dios.

Un santo matrimonio ha de ser “A PRUEBA” de hedonismos, mundanismos y frivolidades, que apruebe el Examen Final, para obtener la divina aprobación en la PRUEBA DEFINITIVA.

Hablando de pruebas, los llamados “métodos naturales” son, naturalmente, burdas maniobras para manipular el amor conyugal, que no resisten “LA PRUEBA DEL NUEVE” y, frecuentemente, van seguidos de NUEVE meses de embarazo. (¡Qué situación tan embarazosa!, dicen los malos católicos que, gracias a Dios, no deciden desembarazarse de la criatura).

RESUMIENDO: No se trata de PROBAR sino de APROBAR la voluntad de Dios.

Pondrás a prueba tu probidad, según vivas la paternidad.

La probidad te llevará a ser un próvido pro-vida.

Aún estamos en Octubre, el día 2, celebramos la bendita Fiesta de los Santos Ángeles Custodios; recuerda que cada hijo tiene su ángel, que lucha contra los diablos. ¡Ángeles y bendiciones, necesitan las naciones!

SOMOS HOMBRES DE POCA FE

SOMOS HOMBRES DE POCA FE

Lo tenemos que aceptar, y procurar enmendar, porque no movemos montañas ni trasplantamos moreras en el mar…, y —quién más, quién menos— pasa del grano de “mostasa” o se lo toma un poco a guasa.

*Ahora, dejando la guasa aparte, paso a “informarte”:

La fe no es algo virtual, aunque es virtud teologal, y es algo real, tan real como la Realeza de Jesús, Dios, Rey y Señor de cielos y tierra.

La fe no es un concepto volátil (ni pájaro de altos vuelos), es la única “herramienta” para vivir feliz en la tierra y eternamente en el Cielo, donde no será necesaria. Allí habrá evidencia; aquí, fe y santa paciencia.

La fe es para el alma, como el agua para el jardín.

La fe es un pozo de libertad y de santidad.

Aunque se diga: tener una “fe ciega”, ella nos permite ver lo espiritual, que es tanto o más real que lo material.

Vivir de fe es actuar sobre el principio de la realidad.

La fe es el don más excelso y la virtud más fundamental, no en vano, es la primera virtud teologal.

Pide más fe, cuida tu fe; si pierdes la fe, estás perdido. Pide a Dios que te aumente la fe, cada vez que pidas un café.

Aumenta tu fe y aumentará tu nivel de VIDA.

Pedir más fe es sabiduría y sensatez, no esperes a hacerlo en la vejez.

El alma reseca del falto de fe, es como un árido desierto, frente al frondoso vergel que riega la fe viva del creyente fiel.

No puedes ni imaginar lo que Dios te puede dar, y puede que te lo dé, si se lo pides con fe.

Si tienes fe, pedirás, y, por Jesús, lo obtendrás, porque Dios lo puede todo, desde salvarte la vida, hasta sacarte del lodo.

La fe te ayuda a vivir en Gracia y en la onda de Dios.

Personas de fe, cambian la vida y cambian la Historia.

En este valle de lágrimas, la fe nos inunda de buenas experiencias.

Con fe, todo son gracias; sin fe, sólo desgracias.

Mal vas, si no tienes fe en Dios, y mal acabarás, si crees en los ilusionismos de Satanás.

Todos tenemos talentos propios, pero si tenemos el talento de una fe firme y pura, obtendremos otros talentos por añadidura.

Practica una fe inteligente, siendo un católico consecuente.

Ante los dogmas de fe, no cabe el “yo protesto”. No seas protestatario o protestante, que es lo mismo, según el diccionario. La mentira surge fácil cuando no hay argumentos.

Donde no hay fe, no hay amor, y donde no hay amor, hay miedo. Esos católicos tibios y mediocres, son unos “miediocres”.

Ten una fe católica, integral, la fe de la Iglesia universal.

La Iglesia, ejerciendo su maternidad espiritual, custodia el “depósito de la fe”, un depósito viviente, para la vida espiritual y la salvación del creyente.

La fe hay que pedirla, para adquirirla, para vivirla.

Dios, como Padre bueno que es, no abandona a ninguno de sus hijos, pero a veces, “castiga” para que no perdamos la fe y para que se nos aumente, porque Dios prueba los corazones y quiere que obremos por fe, no por tradición o por ser del montón, ni por temor o por ser lo mejor.

Podemos ser intachables en el cumplimiento de las normas y de la ley de Dios y, aún así, tener falta de fe.

¿Cuido mi fe? Buena pregunta para el examen de conciencia y para la confesión.

No expongas tu fe. Ciertamente hay que compartirla, pero no repartirla, rebajarla, trocearla o profanarla, en aras a un mal entendido (y muy extendido) ecumenismo.

Un católico sin fe, es el prototipo de la estupidez sostenible.

La fragancia de tu fe (ese buen olor de Cristo) y tu sello bautismal, te apartan de todo mal.

¿Tienes fe en Dios, o eres un aséptico filoagnóstico “de pronóstico”?

Todos tenemos “derecho” a errar y, si me apuras, a llevar herraduras, pero, incluso los corruptos y caraduras, tenemos obligación de rectificar. ¡Vete a confesar!

Recuerda que la fe, sin obras de la misma, es una fe muerta.

Tu fe, sólo Dios la conoce, pero los demás la perciben por tus actos u obras.

La fe es el tesoro escondido. Tenla a buen recaudo. Haz inventario de tus riquezas, inventariando —no inventando— tus obras de fe.

“Por tus obras te conocerán”, y los acercarás a Dios o se alejarán.

¿Buscas la vida fácil, de fin de semana, descansando la mar de tranquilo, como los berberechos? ¡Recuerda que sólo te salvarás, por la vía de los hechos!

Nunca es tarde si la dicha es buena. Si no has tenido ni pedido fe hasta la fecha, haz un acto de fe en Dios y deja toda fechoría, con la intercesión de Jesús y de María.

¡Caridad, sí, pero por fe! Agradece el don de la fe, y cultívala para que fructifique en obras de caridad.

La Santa Eucaristía es el sacramento de la fe y del Amor.

Por la fe a la caridad, a la fidelidad y a la Felicidad.

La firmeza en la fe nos lleva a la felicidad eterna en el Cielo.

Nada mejor que la fidelidad al Amor.

Nunca te dejes embaucar por los herejes.

Un consejo y un ruego, reza y medita el Credo, símbolo y resumen de nuestra fe.

La fe nos da valentía, imitemos la fe de María.

El Santo Evangelio puede llamarse con propiedad: el “Evangelio de la Fe”; esta virtud teologal es ensalzada por Jesús, de manera especial.

Como no es esfuerzo extraordinario, consultar el diccionario, busco la definición, y más de una acepción, de la palabra “FIDES”: Fe en Dios, confianza, autenticidad, veracidad, sinceridad, certeza, seguridad, lealtad, etc.

“Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que viendo vuestras buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre que está en los Cielos”.

*NUESTRA FE BRILLA, SI:

  • Ponemos a Dios en primer lugar —donde debe de estar—, todo lo demás son “frituras”, composturas y añadiduras.

  • Evitamos escandalizar.

  • Bautizamos, cuanto antes, a nuestros hijos.

  • Nos arrodillamos en Misa durante la Consagración.

  • Si no pasamos por delante del Sagrario, como quien pasa por delante de un armario.

  • Procuramos dar buen ejemplo.

  • Aceptamos con alegría, los hijos que Dios envía.

  • Si frecuentamos la Confesión.

  • Si somos caritativos y misericordiosos.

  • Si tratamos a María Santísima como a Madre de Dios.

  • Si somos fieles al ministerio sacerdotal.

  • Si somos fieles al sacramento matrimonial.

  • Si comulgamos con devoción. Si comulgas con indiferencia, tu fe brilla por su ausencia.

*TENER FE, ES:

  • Creer que Jesús es Dios.

  • Creer que Dios está en la Eucaristía.

  • Cumplir, y ayudar a cumplir, TODOS los Mandamientos.

  • Frecuentar los sacramentos.

  • Comulgar en gracia de Dios.

  • Amar a la Iglesia y al Papa.

Estás muy obnubilado, si no te arrodillas ante Jesús (Dios) sacramentado.

El termómetro de tu fe, es el trato que das a Dios en la Eucaristía, válido también para sacerdotes; el recogimiento y la devoción, son como la “prueba del algodón”.

Muestra con obras tu fe. ¡Más fe, para mayor gloria de Dios!

¡Gloria a Dios Padre, Gloria a Dios Hijo, Gloria a Dios Espíritu Santo!

Reza, a diario, el Santo Rosario, pidiendo más fe a Dios, a través de María.

QUÉ TE PARECE:

La fe es como un fuego (y también empieza con f), ese fuego que Jesús vino a traer a la tierra. Hemos de ser incendiarios, no pirómanos, no pirófugos ni “pirados”. No te pires de Casa (de la Iglesia), no abandones la fe.

Tampoco seamos cortafuegos, ni contrafuegos, dejando apagar los chispazos del fuego divino del Espíritu Santo.

Si enciendes tu corazón, con tu ejemplo y oración, caldearás el ambiente y no dejarás a nadie indiferente, y el amor de Dios prenderá en otros corazones, sin dar sermones.

MISCELÁNEA ESTIVAL

MISCELÁNEA ESTIVAL

Te presento esta miscelánea estival, recogiendo algunas verdades —bondades y maldades— que son como reflexiones para días de vacaciones u otras ocasiones.

La Iglesia sufre porque el diablo está feliz y contento de que ni se le nombre en ningún momento.

El demonio es experto horticultor, dándose muy buena maña en sembrar mucha cizaña, sembrador de mal y males, y grandes berenjenales.

Nos debemos apiadar de quien no se quiere arrodillar en el momento de consagrar.

No te arrodillas ante Dios porque estás desorientado; pide a los santos Reyes que te “Orienten”, ellos que siendo reyes, se postraron ante el Niño-Dios.

La socioliturgia es pura y dura sucioliturgia. Menos platicar y más sermonear, que un buen sermón es buena evangelización.

Predicador sin predicamento, obvia todo Mandamiento. Así como la presencia policial, sin camuflaje, aumenta la seguridad, la presencia clerical sin camuflaje, aumenta el afán de santidad.

Los jóvenes “vegetan” apartados de la fe porque no encuentran ejemplos vivos de fe en los “alcornoques” menos jóvenes. Vayámonos a los hechos reales y dejémonos de “experiencias pastorales”.

El pecado original convirtió en erial el Paraíso, porque Adán quiso, con su “yo me lo como, yo me lo guiso”.

No seamos “avestruces”, pidamos a Dios más luces, y abracemos nuestras cruces.

Tu fe va en decadencia por falta de penitencia. La salud espiritual y la Confesión cantan la misma canción.

¡Atención, Confesión, siempre es buen momento para este sacramento! Dices no creer en Dios; como broma, no está mal del todo, pero te lo diré de otro modo: hay que ser surrealista y bastante corto de vista para dudar de la existencia del único Gran Artista.

Si quieres la santidad debes ir haciéndote a la realidad, buscando la humildad. Coherencia y responsabilidad, fruto son de la humildad.

El sexo se vive entre hombre y mujer, y dentro del matrimonio; lo demás es pecado, por si estás mal aconsejado.

En el corazón radica el secreto de la felicidad, se llena de Dios o de vanidad.

Viva el buen relativismo en la vida de uno mismo, obviando lo accidental y no lo fundamental.

¿Quieres evangelizar? ¡Lleva gente a bautizar!

Para hacer bien a la gente, hay que ir contra corriente. El buenismo es tan opuesto al cristianismo, como la maldad lo es a la bondad.

La Iglesia católica (universal, ecuménica, global) es única, fenomenal, sobrenatural; es el único camino porque su origen es divino.

¡Oye, creyente, en el Sagrario está Dios presente! Fue un error extraordinario, arrinconar el Sagrario.

Practica una piedad “saludable”; siguiendo el más saludable itinerario, saluda a Jesús en el Sagrario, cuando entres en la Iglesia; después saluda a su Madre santísima, que es también madre tuya, y no armes tanta bulla mientras esperas a que salga el sacerdote revestido con la casulla; estás en la Casa de Dios, y no en el mercado o en un lugar de encuentro con las personas vecinas, que podrás encontrarlas en otro momento en las esquinas.

Un feto es una maravilla, es Amor de Dios que brilla; tras ese nombre tan feo, hay un alma creada, al Cielo destinada, con su belleza divina y su dignidad humana.

Sin caridad no hay verdadera paternidad, sólo la opción de la procreación.

La paternidad responsable bien entendida, está poco extendida, y lo que llamamos “paternidad responsable”, es manifiestamente mejorable porque la paternidad mejor, sólo es fruto del amor a Dios, ya que cada hijo hace las delicias del Señor.

QUÉ TE PARECE:

Una ventaja del aumento de visitantes foráneos en verano, es que algunas iglesias permanecen abiertas más horas al día, aunque sea “por su interés artístico y su valor patrimonial”. Qué pena que no sea por su interés espiritual, y que su valor “Patrimonial” no sea el de honrar a nuestro Padre Dios, y que no haya sacerdotes para catequizar a los turistas, y o administrar la gracia sacramental, que es el gran soporte vital del alma.

EL DIABLO EXISTE

EL DIABLO EXISTE

Y aunque, a Dios gracias, nunca le viste, tú sabes que existe. ¡Vaya si existe, que hasta de oveja se viste!

Hay un Infierno y hay un Malvado, que odia al hombre, por Dios creado.

Dile a tu tía, sobrino, yerno… ¡Espabila que hay Infierno!

Satanás, siempre tan inoportuno, espera pacientemente la oportunidad de importunarnos y apartarnos de Dios. Astutamente, se interpone cuanto puede en los planes del Creador.

Aparece muchas veces en la Sagrada Escritura, esta infeliz criatura:

* “Mareando la perdiz” en el Paraíso, y consiguió lo que quiso.

* En el libro de Job, se narra su andanza por esos andurriales, fastidiando al más paciente de los mortales.

* San Pedro: “Sed sobrios y vigilad, porque vuestro adversario, el diablo, como un león rugiente, ronda buscando a quién devorar.”

Podemos constatar que la Palabra escrita de Dios, habla del diablo, no como el personaje de un cuento infantil sino como un ser muy vil, con la absoluta normalidad de la realidad.

La realidad, la verdad, existe e insiste, y no es un chiste.

Dices no creer en el demonio; pues, como Tomás, le verás y creerás, después de la muerte; ¡vaya “suerte”!, y tendrás mucho “susto” en conocerle: No es “biodegradable”, es muy “biodesagradable”.

Mira si existe, que tiene nombre y apellidos. Se llama Luzbel (o Lucifer), y también Satán (o Satanás). Entre sus apodos más populares, al estilo torero, figuran: demonio, diablo, mentiroso, tentador, malvado, maligno, adversario, etc. Ocurre como con los animales domésticos más familiares, como, por ejemplo, el cerdo (el “señorito de los ojos bajos”, que no “majos”) del que recuerdo, al menos, siete nombres: cerdo, cochino, chancho, guarro, marrano, puerco, tocino… ¡ah!, y también me sale, gorrino. El diablo, como el cerdo, no tendría tantos apodos si no existiese. Quien niega al diablo, es un poco tontorrón, como quien niega al cerdo y come jamón.

Satanás es padre de la mentira —de estas sabe la tira— y quiere arrastrar hasta su guarida, al alma que no respira. Es también el inventor de excursiones a oscuras, de oxímoros deslumbrantes, de muy “sensatas” locuras, y persigue, pertinaz, siempre a las almas puras.

Si el diablo no te tienta, mucho ojo, tenlo en cuenta. Si no te da “la paliza”, agudiza, profundiza… ¿Será que no vas a Misa?

Mal vas, si no temes a Satanás. Piensa que, si no tienes a Dios, estás solo ante el peligro.

Al demonio le encanta la corrupción, mientras pone a punto su caldera de ignición; no está por el ahorro energético. El “señor del mal” siembra todo pecado capital, no sólo en las capitales, también en zonas rurales.

También, sibilinamente, influye en nuestra mente, con la pereza mental o “confort intelectual”, para que obremos el mal. Él, sin apenas despeinarse, nos sugiere ideas descabelladas.

Este funesto artista, tiene “su carácter”, su pésimo carácter.    

Guardo en mi “archivódromo” el recorte de un chiste gráfico: aparece un diablo, con sus arreos, frente a un puesto de flores, y pide un ramo de cardos. No tendría gracia, si no dijese que corría una campaña, organizada por floricultores, que rezaba así: “Dígalo con Flores”. Es el típico “enano” que tira la piedra y esconde la mano.

Satanás es muy persistente en debilitar la fe del creyente. Sabe fomentar el “diálogo”, para olvidar el Decálogo. Nos inocula amnesia frente a los Mandatos de la Iglesia. Tiene sus habilidades para seducirnos con falsedades, aprovechando nuestras debilidades.

El diablo siempre oculta su faz, para hacer todo el mal que es capaz, e incluso, puede llegar a “darnos la paz”. También, entre otras cosas, puede componer oraciones maravillosas, llegando su hipocresía, a envenenar alguna homilía.

“Por sus obras le conocerás”… y por los cuernos le cogerás.

Si “obras son amores…”, las suyas son de las peores.

“Mister Satan”, ministro del interior de Babel, pretende reeditar el gran pastel, y este hacedor del mal se infiltra en el mundo digital; cual inocente astronauta, es maléfico internauta…; no le sigamos la pauta, que toque él solo la flauta.

El Tentador, con su logística maligna y su estrategia, atenta contra la Iglesia (que es del mismo Dios), ya desde sus inicios, fomentando todos los vicios…, y un grandísimo pecado, es dejarle olvidado, darle por amortizado, hablar de él de modo acomplejado, dejándole desdibujado como cosa del pasado.

Pero Satanás no está jubilado, está jubiloso por este comportamiento doloso, especialmente “feliz” él, que en asunto de dolo, se queda solo.

Su triunfo es que se le olvide, que no se hable de él, para así pasar oculto, escurrir el bulto.

¡Señores, si buscan la santidad, si aman a la humanidad, hablen del diablo con naturalidad y con asiduidad; es algo de primera necesidad!

El diablo, como intenta apartarnos de Dios, además de logística, se doctoró en crematística (¡oh, el dinero, cuánto te quiero!). Aclaro, por si acaso, que esta palabreja no sintoniza con crematorio, en lo que también es experto. “No podéis amar a Dios y al dinero”. Su logística crematística inventó el capitalismo, o el anticristo, que es lo mismo, y que nos lleva fácilmente al abismo.

Fíjate, ya en los primeros tiempos del cristianismo, lo que dijo San Pedro a Ananías: “¿Por qué Satanás llenó tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo y te quedaras con parte del precio del campo?”

Visto lo visto, a Satanás, no le escuches más. ¡Qué fantástico serás, si huyes de Satanás! Échale valor y echa al Tentador. Si amas más a Dios, el amor aumenta el valor, sí señor.

De este sujeto que odia al Amor, cuanto más lejos, mejor. Si le quieres derrotar, ve a menudo a confesar.

Con buenismo, tan indigno, jamás se venció al Maligno. Si hay que evangelizar, de él debemos hablar. No podemos hacer una lectura selectiva (delictiva) del Evangelio. Urge transmitir un Evangelio integral, hablar del autor del mal.   

Menos “diálogo”, menos tibieza, y tengamos el Decálogo en el corazón y en la cabeza.

Tenemos un ángel custodio que nos protege del ángel caído; no le tengas en el olvido. Dile: “Lucha por mi contra los demonios que intentan hacerme perder la fe”, que es lo que pretende Satanás en última instancia.

“Volvieron los setenta y dos, llenos de alegría, diciendo: Señor, hasta los demonios se nos sometían en tu nombre”. (S. Lucas)

Alégrate, que Cristo venció al Maligno, y nos enseña y ayuda a vencerle: Oración + Sacramentos + Mandamientos.

La Iglesia tiene el poder, recibido de Dios, para vencer al diablo, y para expulsar demonios a través de los exorcistas, designados por los obispos.

Van muchos, demasiados, al Infierno, pero son los que se lo ganan a pulso, cambiando a Dios por el diablo; son quienes se lo buscan y sacan billete para ir a peor vida (¿peor todavía? ¡Sí, peor, muchísimo peor, sin el Amor!), porque “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad”.

A la hora de la muerte, el diablo juega fuerte, pero María viene a verte (fíjate en la segunda parte del avemaría: “Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”).

Es solemne tontería, es un error colosal, el no acudir a María en esta hora final; a Ella que, con su planta virginal, aplaste el coco del ángel loco, o serpiente infernal, y que le ponga un bozal.

QUÉ TE PARECE:

Que todo el mundo rece, para darle a Satán lo que merece, la oración de León XIII. Esta preciosa oración, que pongo a continuación, la compuso el Santo Padre, después de una horrible visión diabólica contra Dios y su Iglesia. Mandó, a los obispos, que se recitara después de la Santa Misa. Después de un siglo de rezarse fructíferamente, Satanás metió un gol, o sea, llegó la supresión de la obligación de esta oración, con el Vaticano II. Tan pronto se dejó de rezar el diablo pudo a sus anchas campar, hasta el punto que, hace un año, el Papa Francisco, pidió, a los fieles, que la rezaran. Apréndela, Rézala, Divúlgala.

ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCANGEL:

Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha, sé nuestro amparo contra la maldad y las asechanzas del demonio. Pedimos suplicantes que Dios lo mantenga bajo su imperio; y tú, Príncipe de la milicia celestial, arroja al Infierno con el poder divino, a Satanás y a los otros espíritus malvados, que andan por el mundo tratando de perder a las almas. Amén.

HAY QUE RESPETAR LA LITURGIA

HAY QUE RESPETAR LA LITURGIA

Y no sólo respetarla, sino amarla y practicarla con rigor, ya que así probamos nuestra fe, nuestro amor a Dios, nuestra lealtad a la Iglesia y nuestra sensatez.

Liturgia —“servicio público”, según su origen griego— es “El orden y forma establecidos por la Iglesia para celebrar los oficios divinos”, (Dicc.); o sea, el ritual con que se llevan a cabo las ceremonias de culto.

La sagrada liturgia es el compendio de buenas maneras, o buenos modales para tratar al Señor, que están implícitos en el Primer Mandamiento, y son de obligado cumplimiento. Coloquialmente, son normas de urbanidad de la piedad, y de buena educación, de todo bien nacido por las aguas del Bautismo.

La liturgia tiene por fin honrar y agradar a Dios, y no posturear ante los hombres. Es esa piedad exterior que ayuda a la vida interior. No hay espectáculo más bello, que ver rezar sin atropello, porque hay quien entra en la iglesia como elefante en cacharrería o, dicho en otro lenguaje, como pato en un garaje.

Dicen ser muy saludable, beber mucha agua al día, siendo megasaludable, saludar al Señor con gallardía. Haz que tu genuflexión no parezca un resbalón. Pero no saludarás al borde de Satanás; a éste, ¡ni agua! ¡Quita, quita, sí con agua bendita, que mucho le irrita!, y sería una pasada, darle agua exorcizada.

Pero medio cegatos por la humareda azufrada del diablo, parece que salgamos del establo, y estamos secularizando (pronto hará un siglo) la santa liturgia, trivializando lo sacro hasta una suerte de dramaturgia; no basta con arrinconar Sagrarios y defenestrar confesonarios, que tratamos con alevosía la Santa Eucaristía.

Vemos muchas veces, demasiadas, el triste y grosero espectáculo de una suerte de paraliturgias, digamos, liturgias paralelas y para lelos. Algunos predicadores prevaricadores confunden la liturgia (“Arte  de celebrar los oficios divinos”) con la fiturgia (“Arte  de cultivar las plantas”) y con su liturgia hortera —haciendo a su manera— confunden el oficio divino con el cultivo del cebollino.

Dónde más canta esta liturgia de risa, es en la celebración de la Santa Misa, que debe ser siempre igual, tal y como rige el misal. “Aparcan” en la sacristía, “a golpe de batería” y, de manera detestable, optan por una liturgia de “geometría variable”, o liturgia alternativa. Empiezan primero obviando la norma, y acaban como Lutero con la “Deforma”.

Para algunos, la celebración es pura gesticulación, liturgia amañada y descafeinada, maximalismo exagerado que pervierte el lenguaje y la realidad, apartándonos de la santidad.

Nos quieren vender un cristianismo que no es catolicismo, que raya el ilusionismo, con su liturgia “de diseño”, interpretación frívola y pintoresca de la santa liturgia de la Iglesia. Usan de una vana palabrería en torno a la Eucaristía.

¡Por favor, menos juego floral, que está todo en el misal! Promueven la alegría y el jolgorio, hasta en el ofertorio; para que el pueblo se divierta, algunos mejoran “la oferta” (2 x 1) y así, como “Fuenteovejuno”, convierten el dos en uno, y para agradar a la gente, ofrecen el pan y el vino conjuntamente.

Y queriendo hacer lindeces, cometen muchas memeces, con esa liturgia “de estar por casa”, que no por la Casa de Dios.

No pretendo criticar por criticar, tampoco sembrar discordia, sólo quisiera informar y, si puedo, practicar, obras de misericordia: “Enseñar al que no sabe”, “Sufrir con paciencia los defectos del prójimo” —pero para esto, hay que conocerlos—, y “Rogar  a Dios por los vivos y difuntos”.

Amemos la liturgia, no con actitudes pastueñas, sino cuidando las cosas pequeñas. (“Quien es fiel en lo poco, también lo es en lo mucho”. “Entra en el gozo de tu Señor”). El fin de la liturgia, como el de nuestra vida, es la gloria de Dios. Viviendo la liturgia con amor y con rigor, daremos mayor gloria al Señor. DEO OMNES GLORIA.

QUÉ TE PARECE:

La santa liturgia católica no es manierismo, ni cosmética, ni ritualismo. La fidelidad litúrgica se traduce en detalles de fe y de piedad, en delicadezas de enamorados.