¡Viva las desgracias! Agradece las desgracias, todas te ayudan a ser mejor persona; a ser sant@. Todo fracaso trae tras de sí una victoria a quien hace siempre el bien. Por eso, el que persevera en Dios es quien sale ganando siempre, aunque tarde un tiempo a ganar, porque Dios va a su ritmo, preparando tu vida; viviendo contigo, por tú vivir en gracia de Dios, por confesarte bien y comulgar. Jesús pasó muchas desgracias y mírale ahora: Es Rey de reyes y se rodea en el Cielo de las almas que le aman de verdad. Esta vida es una lucha continua y dolor siempre hay, así que no te asustes, puedes con todo, puedes solucionarlo todo. Esta vida es una prueba, no vas a quedarte siempre aquí, todo lo que vives son pruebas. No te apalanques y vivirás bien las desgracias; porque no son eternas, algunas duran unos años, pero siempre acaban y vienen alegrías y otras desgracias, es un «tira y afloja»; porque en el mundo el bien está conviviendo con el mal. Vale la pena que te ganes el Cielo superando las pruebas de esta vida. Recuerda. Tu meta es el Cielo. ¿Nos vemos allí? 🙂 yo también quiero ir al Cielo. Choca esos cinco. Montserrat Bellido Durán © copyright |
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Artículos SIEMPRE ADELANTE CON LA FE
Domínate
Domínate Para ser feliz, es necesario que tengas dominio de ti mismo. Los que ganan en Fórmula 1 son los que saben controlar su vehículo y llegan a la meta. Dominarse es hacer lo correcto siempre, no significa que seas un robot; es ser dueño de uno mismo, tú eres quien decide hacer una acción. Por eso es bueno se una persona educada, porque quien es educado, sabe estar en su sitio y no daña a los demás. Es muy triste que haya quien llore por tu culpa, ¿has pensado alguna vez si hay quien llora por tu forma de ser y actuar? Si por manera de obrar dañas, no vas bien, debes corregirte, debes cambiar, dominarte y ser mejor y bueno de verdad. Y ¿Verdad que hay buenas melodías de piano que expresan fantásticamente lo que uno siente y es? Se puede ser uno mismo en la esencia de la bondad y perfección a la que estamos llamados para ser santos. Dominarse no significa hacerse robot, sino hacer lo que hay que hacer, cuando hay que hacerlo y de la forma en que hay que hacerlo. Si estás triste llora, pero no maldigas, si estás contento ríe, pero no te burles. ¿Entiendes? Tú sé bueno siempre. Así serás libre de verdad y podrás ser tú mismo. Ser tú mismo, es ser TÚ. Y TÚ eres de la forma que decides ser. Montserrat Bellido Durán © copyright |
¿Exigir la felicidad?
¿Exigir la felicidad? Corren voces anunciando por doquier que uno debe exigir la felicidad que le corresponde, que pase lo que pase no hay que perderla. Pero la felicidad no es como cualquier simple objeto, capaz de ser poseído o robado y después recuperado. O se es feliz o no se es feliz, así de sencillo. En vez de exigir la felicidad, lo que debes hacer, es ser siempre bueno, y sin exigir la felicidad, ella vendrá a ti, porque la verdadera felicidad sólo pueden poseerla los buenos de corazón. Todo lo demás no es felicidad, aunque insistan en llamarlo así. Busca primero el Reino de Dios y como resultado hallarás la felicidad. Muchos pierden el alma en nombre de la felicidad, alegando que están en posición de exigirla, clamando a gritos un derecho -mal entendido- de ser feliz a costa de dañar a otros. Por puro egoísmo, pensando sólo en sí mismos. Si crees que tú y los otros podéis realmente exigir la felicidad; mira cómo va decayendo la humanidad como resultado de este egoísta pensamiento y dime: si se puede exigir la felicidad ¿por qué hay quien es infeliz por la forma de actuar de quien exige su felicidad? Por regla de tres, nadie sería infeliz cuando otro exigiera su propia felicidad si fuera cierto que se puede exigirla, pero éste no es el resultado. Por lo tanto, no se puede exigir la felicidad. En cambio, cuando uno es bueno, todos son felices, el que es bueno y quien recibe la bondad. Ya sabes. Si quieres ser feliz y hacer felices a los demás: Sé bueno. Montserrat Bellido Durán © copyright |
Agradece
Agradece Agradece el amor correspondido, agradece a tus padres la vida que te han dado, agradece a Dios el seguir hoy con vida, agradece las cosas buenas que te ocurren y las malas que no te ocurren y… ¿por qué no? Agradece también las cosas malas que te ocurren, porque Dios las ha permitido por una buena razón, Él sabe que puedes superarlo y solucionarlo, por eso lo permite, sino, ya no permite aquello con lo que no podrías vivir. Dale las gracias a Dios por todo aquello que tienes y cuídalo; porque si por la libertad mal usada de los demás lo perdieras un día, que en tu conciencia halles la paz que nace por saber que tú siempre lo cuidaste e hiciste lo correcto. No puedes controlarlo todo, pero puedes agradecerlo todo. Cuida y agradece lo bueno que tienes. El que es agradecido es más feliz que el que se queja, porque quien se queja no cuida las cosas y las pierde con más facilidad que si las agradeciera y cuidara. Agradece sobre todo a Dios el que te ame, porque su amor nunca desaparece. Podrás perder un amor humano, una amistad… pero el amor de Dios nunca. Por eso, agradécele a Dios su amor y cuídalo, que a fin de cuentas, la vida son cuatro días y si cuidas el amor de Dios podrás vivir eternamente en el Cielo la felicidad plena que ansía tu alma, esta felicidad a la que estás llamado por ser creación de Dios. Cuida el amor de Dios y hazlo crecer en tu corazón. Es la base de todas las otras cosas, Dios primero y luego lo demás. Hazlo y verás como podrás sobrellevar muchas sorpresas que te encontrarás en la vida, aunque nunca te lo hubieras imaginado; porque Dios es maravilloso. Montserrat Bellido Durán © copyright |
Cambia tú
Cambia tú No esperes nada de los demás, empieza tú a hacer la diferencia, y con el tiempo algunos cambiarán para mejor con tu buen ejemplo. Lo importante es que tú hagas lo correcto; porque Dios a ti te pasará cuentas, sí, a ti, sólo a ti, a cada uno individualmente, no en colectivo. Céntrate en qué necesitas hacer para mejorar y dar gloria a Dios. Investiga cuáles son tus puntos débiles y tus puntos fuertes, para saber en qué debes esforzarte para cambiar y qué de bueno tienes para desarrollar y aumentar. No pierdas el tiempo mirando qué hacen o dejan de hacer los demás. Invierte tu tiempo en ti, en hacer de ti un hombre de bien, un hombre de verdad, una persona con una historia buena, tú puedes hacer de ti, con la ayuda de Dios; ese ser perfecto y maravilloso que este mundo necesita para que a través de ti Dios se haga presente en esta sociedad. Lo que mucho vale, mucho cuesta. Pero vale la pena esa lucha interna, porque la satisfacción personal y espiritual es inmensa, ya que la riqueza moral que conlleva ser una persona plena, por ser buena de verdad; es la meta máxima a la que todos estamos llamados por naturaleza y deseo de Dios. ¿A qué esperas? Haz la prueba. Dios te ama. Montserrat Bellido Durán © copyright |