t. , 32 años , de mexico. 12/20/2009 hola. |
Respuesta de: María Durán de Bellido . 12/20/2009 Alma para Dios. No te cases con nadie que como tú no sea católica y católica practicante. ¿Qué pasa con tu fe, que no haya incendiado ya a la de tu novia? ¿Es que es débil? ¿O es que tú eres débil? Hijo, déjame hablarte con el corazón y cogiendo tus manos entre las mías; déjame decirte que el amor se va si Dios no está sujetando la relación, si no estás casado por la Iglesia Católica, bajo el Sacramento del Matrimonio: allí donde Dios puede expresar y expresa todo su amor en esas dos personas que en una siguen el propósito de Dios: Ser Santos. Una persona que no es Católica no puede ser declarada Santa, porque los Santos viven la fe hasta sus más altas consecuencias. No te cases hijo mío, no te cases con una mujer que no tiene tu fe. No va a cambiar después de casada y vas a sufrir mucho, porque tú sin Dios, no eres nada, y, tú con Dios tienes el Cielo en Herencia de tu fe. ¿Por qué pusiste tu corazón en quien no debiste? ¿Qué te atrajo de esta mujer? ¿Cómo puedes amar a quien no ama a la Virgen María? ¿De que vas con tu pobre fe? No te enfades conmigo, hijo, no te enfades de mis palabras, no quiero que sufras, no soportaría ver como sufres y no haberte dicho que Dios te ama, que solo hay un Dios y mujeres hay muchas. Seguro que una buena católica te espera para vivir la fe y envejecer juntos. Renuncia a lo que no es bueno para ti, y no es bueno amar a quien no tiene tu misma fe. Y ¡por Dios! Enfortecer tu fe, aprendiendo más de ella. ¿Ya recibes nuestro Boletín, cada día? Apúntate y aprende de tu fe. https://www.catholicosonline.net/category/envio-diario/ Vívela y gózate de compartirla con tu esposa y tus hijos, porque, vamos a ver; ¿Qué religión van a tener tus hijos? ¿Quieres que vivan felices y se salven? Entonces busca una madre que comparta tu fe. Sí, sé que estás enamorado, que tu corazón palpita de amor por esta chica, pero ella no tiene tu fe y va hacerte perder la tuya o acabaréis separados y con hijos sufriendo vuestros traumas y los suyos. ¿Es que ya no hay suficiente dolor en este mundo para que creas más y más? Hijo, vive más tu fe, porque te juegas la vida eterna y la felicidad terrena. Sé un católico comprometido con Dios Uno y Trino, y deja que Dios te ame, repito: ¡Deja que Dios te ame! Y ¿cómo puedes hacer esto? Pues yendo a confesarte y asistiendo a la Santa Misa y a comulgar. Deja que Dios, que Jesús, sea el centro de tu vida, ¡Por Dios! No tengo espacio ni tiempo suficiente para decirte, para contarte, hijo mío, las maravillas de este Dios que es Jesús. Oh si pudieras ver en un momento mi corazón y todo lo que quiero decirte, así, unidas nuestras manos, en el amor de hermanos en Cristo, en el amor de una fe viva. ¡Quisiera “quemarte” con mi fe, quisiera poder decirte todo lo que se de ella, pero no hay tiempo y no quiero perderte. No quiero que tu fe se muera, quiero que viva, y salga por las plazas y calles y anuncies con tu alegría interior que Dios vive en ti, que se muestra en tu corazón como la rosa más radiante del jardín de ese Edén perdido. Quiero, hijo, quiero que sientas como siento yo, que vale la pena vivir por Dios. Mira, si yo soy feliz y tan feliz soy, es porque mi amado esposo, como yo, ama a Dios y es católico; tú no sabes lo feliz que hacer pensar igual, lo mismo, en las cosas básicas de la vida, en los cimientos en los que se apoya nuestra personalidad, nuestras obras y palabras. Quiero que medites todo lo que acabo de decirte hijo; y quiero que vayas a la Iglesia y te confiesas (seguro que encuentras algún pecado o falta, por ahí, en tu conciencia) y es que quiero que acudas a un santo sacerdote y oigas sus palabras dándote la absolución de tus faltas y pecados y, es que quiero que sienta tu alma el roce del bello amor de Dios Espíritu Santo, cuando el sacerdote te da la absolución. ¡Quiero que te sientas amado de verdad!; ¡qué sientas el Amor Verdadero! Y una vez confesado, te vas a Misa y a comulgar, y le pides a Dios, a Jesús, que está vivo en Cuerpo y Alma, ¡que está allí! En la Sagrada Hostia Consagrada, y que desea Amarte, amarte en el amor más maravilloso que jamás podrás hallar en esta vida. ¡Créetelo!, créete todo lo que te digo porque es de fe. Ay, hijo cuánto me has hecho sufrir, con tu consulta. No vuelvas ha hacerlo, ¡por Dios! Dame tu fe la próxima vez que me escribas, porque no quiero sufrir más por ti. ¿Te has enterado bien de todo? Pues repasa mis palabras y a ver si rezas a la Virgen María, Madre de Dios y le das, de verdad a Ella, todo tu corazón. Deja las palabras de quien no ama a Dios como Dios manda, o sea, siendo católico. ¡No! no voy ha hacerte rebajas; la única Iglesia verdadera y Santa es la tuya, la mía; la de Dios: La Católica, Apostólica y Romana. Queda en paz.
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