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ES POSIBLE UNA NAVIDAD SIN NECEDAD…

ES POSIBLE UNA NAVIDAD SIN NECEDAD…

Sin esa falsa alegría que nos llena de vaciedad.

Aprendamos a surfear la ola de consumismo y banalidad, de ateísmo y frivolidad, que nebuliza el Misterio de la Natividad.

Pongamos en valor el nacimiento del Señor.

Jesús, José y María en el Portal, un monumento a la “ecología” espiritual.

¿Qué es para ti la Navidad? ¿Vacaciones, diversiones y turrones? ¡Te pillé, qué cara pones!

Ahora que está de moda el “reciclar”, no te compres un triciclo, podrías resignificar y dignificar la Navidad, y aprovecharla para evangelizar y desterrar la creciente y floreciente necedad que mola en la sociedad. Evita la novedad que choca con la Buena Nueva evangélica y vive una Navidad modélica, con paz y solemnidad.

Monta un belén, que es muy evangelizador, porque nos habla de Jesucristo, Dios, Nuestro Señor. Es un evangelizador grandielocuente, por crear un ambiente creyente.

¡Despacio! ¿Que no tienes espacio? ¿Ni un pequeño rincón? ¿Será que no tienes a Dios en tu corazón? Si hay problemas de espacio, basta una estampa en un cartapacio.

Hay quien da gloria al Señor, “colgando” un belén virtual en el televisor, y así, contemplando a Jesús y María, pasa de tanta tontería y de la retransmisión de la lotería.

Navidad es alegría, de familia en reunión, mazapanes y turrón; ver el pavo, quién lo guisa, sin olvidar ir a Misa, y excelente ocasión de hacer buena confesión.

Dios, en su Nacimiento, nos pide arrepentimiento, por eso es tiempo propicio para dejar todo vicio.

Olvida el materialismo cegato, que busca seis pies al gato, cuando solo tiene cuatro.

Todos los Nacimientos cabales, incluyen las tres Figuras centrales, aunque puedan adornarse con especies animales, y algunos vegetales.

Haz siempre un belén bonito, con José, María y Jesusito; y olvida el arbolito —que no es elemental— con su “paz” ornamental; aunque no quedaría mal, un puñado de alfalfa para los amantes del verde “ecológico”, y la mula del Portal. Dios no trajo la paz “medioambiental”, sino la paz espiritual.

Esta Navidad, cambiemos la alegría consumible por la Alegría indestructible, de estar a Dios amando, y siempre flipando.

Quien cambia belén por arbolillo, es un “membrillo.” (Refrán popular).

A quien solo plantifica un abeto, con todo respeto, le digo de verdad, que no sabe ni la mitad de lo que es la Navidad.

Acude a María, a Ella, que es la Bondad para con la Humanidad. Piensa que, sin María, Navidad no existiría.


¿QUÉ TE PARECE?

El mejor antídoto contra el virus de la necedad, es, sencillamente, la humildad; pero la humildad es de nuestra propiedad y hay que cultivarla, porque Dios no puede darla; hay que conquistarla, siendo la mejor vía, la imitación de María.

Si, como algunos espantavirus dicen, “Comulgar en la boca, atenta contra el quinto Mandamiento”, atentos, yo disiento, y siento decirles que siendo así, comulgar con las manos, queridos hermanos, atenta, de modo certero, contra el Primero.

En Navidad, renace el Dios infinito en un Niño chiquitito, pero siempre renace en nuestro interior, cuando aceptamos su amor, tras visita al confesor.

Cónyuges, si os amáis de verdad, usad la fecundidad, y dadle un hijo a Dios por Navidad.

Por favor, no seáis paletos, que en Belén no hay abetos.

Primero, un belén bonito, y después el arbolito, aunque al vulgar “ecoplasta”, el arbolito le basta. Olvida el ecologismo, y pásate al belenismo.

Por entre el bosque de abetos, el diablo campa por sus respetos.


Javier Bellido
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