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“HAY LENTES DE 3D”

«HAY LENTES DE 3D»

Lentes que no son de 3 dioptrías, son de gran poder óptico y aptas para ver esa tercera dimensión, la altura, y poder “mirar al cielo”, o sea, tener “visión sobrenatural”, que no es más que ver con “los ojos” de Dios, de las 3 Divinas Personas.

Ello equivale a ver la verdad de la vida, lo que a Dios importa, observando desde arriba el gran teatro del mundo, para “pasar” del mundanismo.

Pongamos pies al asunto, “calcemos” estas gafas de visión sobrenatural para caminar hacia la realidad, la humildad y la santidad. Así veremos a Dios en todo y en todos, y valoraremos, a lo divino, nuestra vida y nuestras circunstancias.

No cambies esas lentes por unas lentejas —al estilo Esaú, ya sabes tú—, para sólo ver bajo tejas.

Como bien claro se ve, esas lentes son la fe.

Estamos inmersos en una gran crisis sanitaria, pero que resulta ridícula si la comparamos con las gravísimas crisis humanitarias de los últimos años. Diariamente mueren en el mundo, personas de toda edad, por hambre, guerra o enfermedad, a millares, y no son noticia.

Volviendo a nuestra crisis sanitaria, pienso que es muy despertadora: “Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte…” (Jorge Manrique). A menudo “circulamos” con los sentidos despiertos y el alma dormida.

Dios permite estas situaciones para que veamos que somos criaturas, no dioses, dependientes de su amor pero libres de aceptarlo. También para que entendamos que lo más importante es nuestra felicidad eterna, para que acudamos a Él (“Pedid y se os dará…”) y para darnos la oportunidad de vivir la caridad. ¡Cuántos padrenuestros y avemarías subirán al Cielo en estos aciagos días!

La humanidad necesita más humildad y más amor a la Verdad, que es Dios. Tratamos a la Naturaleza con ciertos aires de grandezas, pero un minúsculo virus, trae a todos de cabeza.

Esta crisis es un aviso a navegantes, especialmente a gobernantes. Fuera ese apocalíptico apocamiento, a poco que pase el tiempo, volveremos a la normalidad.

Tranquilos, calma, que primero es el alma. Los más pegajosos virus, son los mundanovirus que contagia el mundanismo.

Es humano, lógico y natural, el estar preocupado, pero no el estar alarmado —que alarma, viene de “al arma”— debemos estar en alerta, con el alma bien despierta. Guarda el arma en el armario y reza más el Rosario, que es “arma” de poder extraordinario, y desarma al Adversario (Satanás, el rey del bestiario).

Oremos por los enfermos, especialmente por los moribundos, y por los sacerdotes mayores, que si hay pocas vocaciones, no se vayan de eternas Vacaciones a la Casa del Padre.

Este planeta es un valle de sonrisas y lágrimas. Acude a María —la Sonrisa de Dios— para que enjugue tus lágrimas. “¡Salus infirmorum, ora pro nobis!”

QUÉ TE PARECE: Viendo lo que acontece, que la gente rece y rece, como el asunto merece.