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HAY NORMAS DE SEGURIDAD VIAL PARA LLEGAR A LA VILLA CELESTIAL

HAY NORMAS DE SEGURIDAD VIAL PARA LLEGAR A LA VILLA CELESTIAL

Éstas son los Mandamientos que, junto a los sacramentos, rigen nuestra actuación en orden a la salvación.

Si  vives sumergido y a oscuras en un mar de dudas, arrastrado por el instinto, emerge a un mundo distinto. Sal a la superficie, goza del aire y de la luz; podrás respirar y amar, gozarás de la seguridad de navegar con firmeza sobre Tablas de piedra, mejores que las de surf, que no se hunden ni pasan de moda, porque son las Tablas de la Ley que Dios grabó con su dedo, con las mismas manos que nos hizo del barro de la tierra. El hombre, sobre base de barro, pero la Palabra de Dios, su Ley, esculpida sobre piedra, porque su Ley es aún vigente, y es la única ley que protege y hace feliz a la gente; tenlo bien presente.

El Señor no legisló imposibles ni utopías, puso leyes aptas para la mayoría, y nos prometió felicidad en su cumplimiento.

Los Mandamientos son para nuestra libertad y santidad, para nuestra salvación. Los mandatos divinos nos marcan el camino de una feliz, fructífera y larga vida al servicio de Dios y de los demás; son la puerta de entrada a la Herencia eterna.

Si Dios no hubiera dado sus Mandamientos, no seríamos libres, porque no podríamos elegir entre el bien y el mal, no podríamos ejercitar la sabiduría del bien. Sin los Mandamientos, no podríamos vivir en la Tierra ni en el Cielo.   

Deseamos ansiosamente la paz, pues si todos cumpliesen los Mandamientos, el Planeta azul sería celeste, sería como un gran oasis de paz y felicidad.

No eres amigo de Jesús, si no cumples sus Mandamientos. Recuerda: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que os mando” (Jn. 15,14).

Y si entre esta amistad, surge alguna tempestad, y tu pobre corazón recibe algún revolcón, acude a la confesión, y continúa, feliz y esperanzado, tu navegación.

No te importe el mojarte ni el tener que confesarte, porque sabes que Jesús está esperando perdonarte.

Si la Iglesia sufre y el Papa tiene tantos dolores de cabeza, es porque la gente no reza y, especialmente, porque no se confiesa. Hay demasiado voluntarismo y muy poco Catecismo.

Tú que no te conformas con sólo cumplir las normas, deseas cumplir la Ley por amor a Cristo Rey. Los mandatos divinos son sus santas Normas, y quien las cumple, ya está llevando su cruz, por el mero hecho de negarse a sí mismo y obedecer a Dios.

Algunos ponen acento en “la experiencia de Dios”, mas la salvación, la Vida, no va de experimentos, sí de cumplir mandamientos.

Otros se quedan aparcados en las obras de misericordia, y tienen poca memoria, porque están implícitas en el Decálogo, y aquel sólo cumplimiento, viene a ser “experimento”.

Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?” (Marc. 10,17); y “Jesús le dijo: Ya conoces los mandamientos…” (Marc. 10,19)

Ah, no simulemos amnesia, que hay cinco Mandamientos de la Iglesia. Si vas a Misa, de modo intermitente, tu amor a Dios es falso y decadente. ¿Vas contra algún Mandamiento, y estás tan ancho y contento? Pues mira lo que te cuento: Del Cielo es merecedor, quien cumple con la Ley del Señor.

   

QUÉ TE PARECE:

¡Examínate un momento!, porque Jesús nos va a preguntar en el Juicio particular. Lo digo con mucho amor, a ti y a mí, pecador, y a usted también, confesor, que también es pecador (“sólo Dios es bueno”):

—¿Ya conozco los Mandamientos? = ¿Ya los enseño y predico?

—¿Cumplo TODO mandamiento? = ¿Facilito su cumplimiento?

—¿Me confieso con arrepentimiento? = ¿Administro fielmente este sacramento?

¡No inventemos argumentos y dejémonos de cuentos!