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LA CONFIANZA…

LA CONFIANZA…

La confianza, el andar con fe y esperanza, proviene del amor.

Sin amor, no hay fe ni confianza.

Si amamos a Dios, si tenemos fe y “conciencia”, confiaremos en su amorosa Providencia.

Jesús calmó la tempestad, porque confiadamente se lo pidieron sus discípulos.

El buen ladrón consiguió el Cielo, orando confiadamente.

La hemorroísa, y tantos otros, se acercaron confiadamente a Jesucristo, y fueron curados.

La Virgen María confió en Dios, por el mensaje del ángel, y pronunció el Sí más grandioso de la historia de la humanidad. También, la confianza de María en Jesús, hizo posible la conversión del agua en vino.

Casi toda la Biblia, es una historia de confianzas y desconfianzas.

La confianza, aúna fe y esperanza, seguridad.

Confiar en Dios es un goce del alma.

Quien desconfía, su amor enfría. No entibies tu piedad por miedo a la enfermedad.

Qué triste es desconfiar de Jesús al comulgar, ir con un amor descafeinado, retráctil. Acércate confiadamente a comulgar, déjate amar y sanar, que Dios no te va a contagiar nada malo. Ojalá nos “contagie” su amor y obediencia al Padre, y su mansedumbre y humildad.

Ser conscientes de nuestra filiación divina, nos ayudará a tratar a Dios con la confianza que tiene un hijo con su Padre.

Confía en la oración, que es conversación, no alucinación, y hallarás de tus problemas, solución.

Acudir confiadamente al Señor, mantiene la vida interior.

Repite: En Dios confío, descanso; me abandono en sus brazos paternales, a salvo de todos los males. Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.

No me seas “animal”, ¿con Dios, “distancia social”?

Con Dios no guardes distancia, en ninguna circunstancia.

Quien no sabe amar, desconfía por miedo a enfermar.

Desconfiar del Amor, es un craso error.

Que de esta “alarma” viral, surja un rearme moral.

Practica esta “actividad esencial”, la Confesión sacramental.

En este mes de Junio, hemos celebrado la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, y la festividad del Corpus Christi, la festividad del Amor, la Eucaristía, el Sí del Amor eterno, inacabable, insuperable, que vive entre nosotros, de manera estable (está en los Sagrarios de todo el Planeta).

Pero hay quien desconfía de Jesús-Eucaristía, y recibe la Comunión, con un ¡ay! en el corazón. Nuestra desconfianza, descontrola la balanza, y el amor desconfiado es muy desequilibrado.

En cada Comunión, practica la adoración, para un fiel cumplimiento del gran Primer Mandamiento: “Adorarás al Señor tu Dios, …”.

Dios quiere que el amor al Pan Celestial, se haga “viral”.

Cada Comunión es una moción de confianza en Jesús Sacramentado, El Crucificado, El Amado, El Pan Consagrado; no te apartes de su lado.

Acerquémonos confiadamente al Trono de la Gracia, para obtener misericordia.

¡Corazón dulcísimo de María, mi alma en ti confía!

Acude confiadamente a María, y nunca perderás tu alegría.


QUÉ TE PARECE:

El “nuevo” formato formal de distribución de la Comunión sacramental, es ortodoxamente discutible porque, escudándose en razones profilácticas y antisépticas, manifiesta una esdrújula visión escéptica —de luces cortas— de la Eucaristía, ayuna de confianza, afección, fe y adoración, más bien propia de los “iconoplastas”. ¿Para cuándo, la introducción de la teleComunión?

Lo único positivo, es que muchos han aprendido a lavarse las manos, antes de tocar a Dios.

Supongo que los que le bailan el agua al diablo con este galimatías, se lavarán las manos.


Javier Bellido

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