Aliento de Dios Aliento de Dios, fuego ardiente de Amor; aliento de Vida, flama inextinguible. Fuerza para los vivientes, consuelo para los creyentes.
Soplo veloz de Dios; luz cegadora y brillante. Cual paloma blanca representada; llevas velozmente las peticiones a Dios Padre.
Formas parte de la Santísimina Trinidad. Eres Dios, tercera persona Divina; insepararable de las demás, y unión para las tres.
Inspiraste las Sagradas Escrituras. Obraste en los profetas. A Jesús ungiste; Él curaba a través del poder que Tú le dabas, y proclamaba la Salvación que Tú le indicabas.
Tú repartes el Amor por el mundo. Iluminas nuestras mentes y nos das sabiduría, nos ayudas a ir rectos hasta la gran meta, la Vida Eterna; de la cual Tú nos permites ser partícipes a través del sacramento bautismal.
Espíritu de Verdad que los misterios divinos nos haces revelar. Aliento de Vida que das vida a las almas. Tú traes paz a los corazones donde habitas y enciendes en ellos el amor de Dios.
Tú amado Dios, Espíritu Santo; Tú despiertas en las almas la Fe; Tú nos comunicas con Dios Padre, nos acercas a Él, y nos haces recuperar la semejanza divina perdida; tras el pecado original.
Aliento de Dios, Espíritu Santo, tenerte en mi interior; tener a Dios en mi ser, ¡qué consuelo, qué gran anhelo! Haz arder en mi alma el amor de Dios, proclamar sus maravillas, ¡y, amarte a ti, a ti, y a la Santísima Trinidad con locura!
Alba Bellido Durán |