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Aliento de Dios

 

Aliento de Dios

Aliento de Dios, fuego ardiente de Amor;

aliento de Vida, flama inextinguible.

Fuerza para los vivientes,

consuelo para los creyentes.

 

Soplo veloz de Dios;

luz cegadora y brillante.

Cual paloma blanca representada;

llevas velozmente las peticiones a Dios Padre.

 

Formas parte de la Santísimina Trinidad.

Eres Dios, tercera persona Divina;

insepararable de las demás,

y unión para las tres.

 

Inspiraste las Sagradas Escrituras.

Obraste en los profetas.

A Jesús ungiste;

Él curaba a través del poder que Tú le dabas,

y proclamaba la Salvación que Tú le indicabas.

 

Tú repartes el Amor por el mundo.

Iluminas nuestras mentes y nos das sabiduría,

nos ayudas a ir rectos

hasta la gran meta, la Vida Eterna;

de la cual Tú nos permites ser partícipes

a través del sacramento bautismal.

 

Espíritu de Verdad

que los misterios divinos nos haces revelar.

Aliento de Vida

que das vida a las almas.

Tú traes paz a los corazones donde habitas

y enciendes en ellos el amor de Dios.

 

Tú amado Dios, Espíritu Santo;

Tú despiertas en las almas la Fe;

Tú nos comunicas con Dios Padre,

nos acercas a Él, y nos haces recuperar

la semejanza divina perdida;

tras el pecado original.

 

Aliento de Dios, Espíritu Santo,

tenerte en mi interior; tener a Dios en mi ser,

¡qué consuelo, qué gran anhelo!

Haz arder en mi alma el amor de Dios,

proclamar sus maravillas,

¡y, amarte a ti, a ti, y a la Santísima Trinidad con locura!   

 

Alba Bellido Durán
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