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Mi campeona

 

Mi campeona

Mujer inigualable hay en el cielo,

con corazón bondadoso y alma de hierro.

Una madre que se entregó,

completamente y con amor,

al servicio del Señor.

 

Con su mirada dulce me enternecía el corazón,

con sus bellas palabras me llenaba de emoción.

Todo ella desprendía ternura, paz y amor,

pues amaba con locura al Creador.

 

Una madre amable, sincera, graciosa y cariñosa;

la mejor mamá del mundo.

Hermosa flor de primavera,

que traía a todos la esperanza,

con su dulce fragancia.

 

Su temple era firme,

pues tenía por pilar su fe.

Avanzaba por la vida superando los obstáculos,

ganándose la santidad y la admiración de todos.

 

Nunca le faltaba una tierna sonrisa,

un buen consejo, una risa;

preciosa ánima la tuya,

tan dulce y tan humilde…

 

Tenías alma de niña, pura e inocente,

y te dedicaste fielmente,

junto a tu amado esposo,

al bienestar de los hijos.

 

Te agradezco tanto, mamá…

te quiero muchísimo;

y espero el gran día en que nos reencontremos,

en la casa de Dios.

 

Tú ya te has ganado el Cielo,

no hay duda de ello;

pues toda tu vida fue una batalla continua,

de la que tú saliste vencedora,

por eso querida mamá, ¡eres mi campeona!

 

Alba Bellido Durán
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