Saltar al contenido

MUCHAS OVEJAS COMEN LENTEJAS

MUCHAS OVEJAS COMEN LENTEJAS

Hay muchas ovejas extraviadas que comen lentejas estofadas.

Demasiados hacen el primo, y venden su primogenitura por un plato de lentejas.

Has nacido por Dios y para Dios; tu destino es el Cielo.

¿Vas a hipotecar la Casa del Padre por unos miserables bienes materiales?

¿Vas a firmarle la “cláusula-cielo” al vulgar diabluelo?

¿Eres tan miope que no ves la letra pequeña, y ni el Cielo a cuatro pasos? ¡Que esto se acaba en poco tiempo! Más corto lo pintaba la Santa de Ávila: “Una mala noche en una mala posada”. O aunque sea una noche en descampado, en un “hotel” muy estrellado.

Vivimos rodeados de alarmas y seguros, pues queremos asegurarnos nuestra felicidad, nuestros bienes, que perderemos para siempre cuando nos cierren los ojos… y nos ocupamos poco de asegurarnos la felicidad eterna y el Bien eterno.

Recuerda que el Sumo Bien, el Amor infinito, es Dios, nuestro Padre Dios, que nos espera al final de la carrera.

Dios es el único fiable, el único seguro de Felicidad, porque Él no cambia; no puede engañar, porque es la Verdad, y nos dio su Palabra: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”.

Dios, Jesús, es también el Camino, y nos dio la Hoja de Ruta, con Diez “cláusulas-cielo”, sin letra pequeña, escritas con su dedo en tablas de piedra. ¿Qué más quieres, quieres más? ¡No me seas Barrabás!

“Hombres de Galilea, ¿qué hacéis mirando al cielo?” Hch 1, 11. Eran los apóstoles, tras la Ascensión. Mira al cielo con pasión, con ilusión y devoción. ¡No me seas canelo, y mira más al cielo y menos al suelo! Te lucirá más el pelo.

QUÉ TE PARECE: No cambies la Luz eterna, por el brillo de una linterna.