SATANÁS HACE NEGOCIO, ABORTANDO EL SACERDOCIO Impedir el presbiterado forma parte de la logística del Gran Condenado, para que no le expulsen a él los buenos sacerdotes (“…expulsad demonios, curad enfermos…”). Por San José, pedimos por las vocaciones sacerdotales, pero nos quedamos cortos y no vamos a la raíz. Achacamos la falta de sacerdotes a una sociedad “secularizada”. Aparte de que la sociedad siempre ha estado secularizada (“… los hijos de este siglo…”) porque empezó con la sociedad familiar de Adán y Eva, las raíces las tenemos delante de nuestras narices: faltan santos matrimonios. Primero, hay que rezar y obrar en favor de que nazcan y sean bien educados en la fe, los futuros sacerdotes. Segundo, hay que evangelizar con el ejemplo, especialmente clérigos y prelados, expandiendo personalmente el “buen aroma de Cristo”, que atraiga e ilusione a los candidatos. Si dieran más y mejor testimonio de la Verdad, se llenarían los seminarios. Deberían, muchos, imitar a Jesús en su predicación (que hablaba muy claro), sin miedo a herir susceptibilidades (ahora llaman “sensibilidades”), como buenos padres de familia, y no como padrazos condescendientes y poco exigentes. Hay que predicar un cristianismo con Cruz, sin eufemismos ni papanatismos, y no caer en la herejía (en auge) del humanitarianismo, que niega (u oculta) la naturaleza divina de Jesucristo. Cristo arrastraba con su ejemplo, pero no arrastran a nadie los curas, que los hay, sosos y acomplejados, que actúan sin la alegría de una fe viva y vivida, como vulgares funcionarios de lo sagrado. Y Tercero, recemos para que sean santos nuestros sacerdotes, los que hay en activo, que son muchos (menos había en los primeros tiempos, y cambiaron el mundo). QUÉ TE PARECE: si rezas más por tus obispos y sacerdotes. |