Nacemos y… Venimos al mundo sin el conocimiento. Con el tiempo vamos adquiriéndolo en ciertos ámbitos; alguno por parte de la educación recibida, otro por parte de la observación, otro por el ejemplo de los demás, otro por la propia experiencia… sabemos que llegamos aquí sin un previo conocimiento y consideramos normal la actitud de desear aprender y saber, es más, el aprender es un derecho de toda persona. De la misma forma que venimos al mundo ignorantes y aceptamos que hay que formarse para saber; a la vez venimos al mundo imperfectos y debemos buscar la perfección en nosotros mismos, querer ser santos, pedirle a Dios que nos haga santos. Pero algunas personas consideran atrevido el desear la santidad y buscar la perfección ¿Por qué? No hay mayor satisfacción propia que aceptar tal reto individual y poner empeño en ganarlo. Ésta es la llamada de todo ser humano, llegar a ser lo que debe ser: Perfecto=Santo, por lo que es en esencia: Hijo de Dios. Hay quien dice: «Soy imperfecto porque Dios me dio unos defectos al nacer, es imposible ser perfecto… a Dios no le importa si no busco la perfección, Él me ama tal como soy y soy imperfecto». Dios no te ha hecho imperfecto, Él es Bueno y te ama; el hacerte imperfecto sería un acto contradictorio a su naturaleza, y Dios nunca se contradice, lo que es: ES. Él, Dios, creó perfectos a Adán y Eva, y en su perfección les dio la libertad para poder elegir entre el bien y el mal, poder escoger y decidir. Lamentablemente, Adán y Eva libremente decidieron desobedecer a Dios y pecar, así vino al mundo el pecado original, por ello todo el que nace; nace imperfecto. El hecho de nacer imperfecto no niega el deber que cada uno tiene de intentar ser mejor cada día, con el afán de llegar a la perfección, a la santidad. Llegar a ser un hombre de bien, una persona entera, una persona realizada; no consiste solamente en tener una buena formación cultural y/o académica, dentro el «pack» que conlleva ser una persona de bien, una persona de verdad, está el tener que buscar la perfección: la santidad. Mat 5:48 «Sed, pues, perfectos, como perfecto es vuestro Padre, celestial.« Jesús te pide que busques la perfección, te quiere santo, y Él está en persona en la Eucaristía para que puedas conseguirlo. También dispones del fantástico sacramento de la penitencia, para poder pedir perdón a Dios y recibir su perdón a través de un sacerdote católico, y también poder recibir mediante este sacramento, el consuelo y la alegría de Dios Espíritu Santo, su gracia y fuerza; para adquirir la santidad peleando contra el mal en equipo con Dios. No estás solo. Confía en Dios y lánzate. Busca tu perfección. ¡Ánimo! Montserrat Bellido Durán © copyright |
Montserrat Bellido Durán - 10. página
Benditos tus enemigos
Benditos tus enemigos Dios bendiga en grande a los que te odian, porque gracias a ellos, tú eres mejor persona, y Dios te bendice y recompensa por tú perdonarles y rezar por ellos. El árbol que se mantiene firme en medio de las tormentas, clavando sus raíces bajo tierra, es el más hermoso y fuerte con el paso de los años y… cuán agradable es su sombra en los calurosos días de verano. Benditos sean los que te envidian, porque gracias a ellos, tú puedes elevarte sobre su mal hacer; por tú decidir libremente ser bueno y hacer el bien. Jesús necesitó de los que le crucificaron para poder resucitar. A ti te pasará igual. Por ser ley de vida; por existir el mal en el mundo, otros te dañarán por tu bondad, por tú vivir según la Ley de Dios, ¿y qué?, no les necesitas para vivir, ya que de la misma forma que hay malas personas, también hay buenas personas: tus amigos. Total, quien sale perdiendo es el que te daña; porque no podrá gozar de tu compañía ni la de Dios; porque se daña a sí mismo al hacerte mal, peca, y se aparta de Dios. Cada uno pasará cuentas ante Dios, que todo lo ve y todo lo sabe. Quien a hierro mata: a hierro muere, así que preocúpate tú de no herir a nadie y ser siempre bueno. Quien ha encontrado un amigo ha encontrado un tesoro, y yo añado que quien encuentra un enemigo es bendecido; ya que gracias a la maldad de unos, florece la bondad en otros. Y a escoger, es mejor ser la víctima que el verdugo, porque ¡Ay! cuánto llora y sufre el verdugo cuando se da cuenta de su mal cometido. Aléjate del mal y haz siempre el bien. Benditos sean por siempre tus enemigos, ya que gracias a ellos y su maldad, Dios te bendice y te premia, y te da la santidad. Montserrat Bellido Durán © copyright |
Dos orejas
Dos orejas Cuán sabio fue Dios al darnos dos orejas en vez de una, gracias a ello podemos disfrutar del sentido del oído, escuchar al que necesita ser consolado, escuchar para poder discernir bajo la luz del buen criterio dirigido por la conciencia bien formada, y lo mejor, es que cuando alguien te dice algo que no te interesa escuchar por el bien de tu alma; al tener dos orejas, lo que oigas te puede entrar por una oreja y salir por la otra sin hacer caso. No pierdas el tiempo con las malas palabras, los malos consejos, porque te harán perder el alma. ¿Seleccionas la música que escuchas? ¿Escuchas canciones que tienen una letra que te ayuda a ser mejor y acercarte a Dios? Todo aquello que escuches y permitas que entre dentro de ti, afectará en tu forma de ser. Y para ser bueno de verdad y ser una persona de calidad, necesitas discernir y decidir qué escuchar y qué no; porque lo que escuchas entra en tu corazón, y según lo que entre en tu corazón TÚ serás de una forma u otra y… ¿TÚ cómo quieres ser? ¿Quieres ir al Cielo? ¿Quieres ser feliz ya aquí en la tierra? ¿Quieres ser sant@? Para conseguirlo vigila qué escuchas y qué dices, porque lo que digas otros lo escucharán. Con la ayuda de Dios puedes conseguirlo. Pídele ayuda a Dios y vive la confesión frecuente. Yo confío en ti. Montserrat Bellido Durán © copyright |
¿Cuál es tu vocación?
¿Cuál es tu vocación? Hay quien predica que a Dios le gusta que seas lo que más te cuesta ser por no gustarte. Con esta regla de tres algunos desgracian su vida; no cumpliendo con lo que realmente han venido a ser en este mundo, para mayor gloria de Dios. Dios no es complicado ni complica las cosas, al contrario, Dios es muy claro. Otra cosa es que haya quien no entienda a Dios, que está unido a lo natural; porque Él lo ha creado todo (tú vienes de Dios y vas a Dios), pero Dios es muy claro. Quien suele complicar las cosas son las personas, que ponen impedimentos a lo que Dios quiere realmente de ti. A veces excusan el entrometerse en tu deber o misión alegando «Si es de Dios sobrevivirá a los impedimentos sin mi ayuda o a las zancadillas que yo le ponga» en vez de echarte una mano a ti y a Dios. Si Dios te quiere pintor, no permitirá que tengas alergia a la pintura, al contrario, hará que te encante el olor a la pintura, que disfrutes pintando, que tengas imaginación. Dios te quiere feliz. La vida ya es lo suficientemente complicada como para que Dios te la complicara más pidiéndote que te dediques a lo que no te gusta ¿cómo vas a enfrentarte a las tentaciones y a los problemas que se te presenten si no eres lo que has venido a ser? Si no tienes vocación de sacerdote, no te hagas sacerdote. Si no tienes vocación de formar una familia, no te cases; debes ser fiel a ti mismo, a lo que Dios espera de ti. De lo contrario no superarás las múltiples pruebas que vivirás a lo largo de tu vida, porque las vivirás, es Ley de vida. Nadie se escapa de ser probado, aunque algunos son más probados que otros, por ser más bendecidos. Dios te lo pone siempre fácil por su parte, te ayuda a enfrentarte a las contrariedades que se te van presentando en el camino, pero que sólo vencerás por ser lo que realmente tienes que ser y tener la ayuda de Dios. Tú debes ser fiel a tus talentos y cualidades, según ellos y lo que te gusta hacer, sabrás cuál es tu vocación, tanto tu vocación profesional como tu vocación de estado. Sería muy triste que mientras Miguel Ángel trabajaba el mármol blanco para hacer su Moisés, el mármol hubiera querido ser otro personaje; ya no podríamos gozarnos de la belleza de tal obra maestra. Miguel Ángel decidió esculpir a Moisés. De la misma forma, Dios contigo tiene decidido un plan. No le falles. Montserrat Bellido Durán © copyright |
Morir para vivir
Morir para vivir Vives aquí en la tierra después de estar viviendo nueve meses dentro de tu madre. Vives aquí en la tierra para demostrar qué eres realmente con tus obras y así dejar claro quién eres en verdad; porque eres lo que haces, tus actos te describen, son tus obras las que ponen sello a tu persona. Vivimos para morir; porque un día morirá tu cuerpo y tu alma inmortal irá ante Dios para estar por siempre o en el Cielo o en el Infierno o un tiempo en el Purgatorio y después pasar al Cielo. Muchos santos nos enseñan que para poder vivir en el Cielo por siempre y ya disfrutar del amor de Dios en ti aquí en la tierra; debes morir a ti mismo. Hay que morir para vivir. Jesús en el Evangelio nos dice: «Pues quien quiera salvar su vida, la perderá, y quien pierda la vida por mí y el Evangelio, ése la salvará» Mc 8,35 Si quieres ser feliz, tienes que ser bueno de verdad, si quieres VIVIR, tienes que ser bueno de verdad. El que es bueno de verdad no es egoísta. Date a los demás que te necesitan por darte primero a Dios y demostrarás ser un buen hij@ de Dios, una persona de confianza, un amigo de verdad. No vas a perder, al contrario, si te das al 100%; la vida te devolverá el 100% y Dios te premiará con el doble, porque nadie gana a Dios en generosidad. Ya sabes: Da el 100% y ganarás el 300%, que es la suma del 100% que te devolverá la vida y el 200% que te dará Dios. Todo por Dios. Adelante. Montserrat Bellido Durán © copyright |


