Saltar al contenido

Siempre adelante con la fe - 7. página

Piensa en grande

Piensa en grande

No importa si te dicen que es imposible, tú piensa en grande para hacer grandes cosas, si limitas tu mente, limitas tu capacidad de creación y actuación en esta vida.

Las personas podemos hacer 10 veces más de lo que nos vemos capaces y de lo que estamos acostumbrados a hacer.

Dios no se limitó cuando creó el mundo tan lleno de belleza, y vio que era bueno. De la misma forma, tú puedes hacer cosas grandes y buenas… y puedes satisfacerte en hacerlas y en ver el buen resultado conseguido, por eso mismo, porque son buenas y grandes.

Ya lo sabes. Para hacer cosas grandes y buenas DEBES PENSAR EN GRANDE.

Montserrat Bellido Durán

© copyright

Dar la vida

Dar la vida

Dar la vida por lo que uno cree. Vivir por lo que uno cree en conciencia y libremente, atravesando las barreras de lo que muchos llaman «imposible», pero cuando un corazón está locamente enamorado de Dios, en su vocabulario no existe la palabra «imposible», porque sabe que cuando Dios ama y tú le amas; existe un vínculo con una fuerza y una potencia que puede conseguir todo aquello que es bueno y necesario para la salvación del alma.

Busca primero enamorarte de Dios, amarle.

Conoce a Dios leyendo el Evangelio, rezando ante el Santísimo, contándole tus inquietudes, tus cosas cotidianas, compartiéndole tus alegrías, tus tristezas, tus miedos, tus ilusiones -eres alma, puedes conectar con Dios a cualquier hora del día y hablarle-… entonces… será inevitable que nazca en ti el deseo de entregarle a Dios, por amor incondicional, tu corazón, tu alma, tu cuerpo, tu mente, tu vida, tu ser: todo tú. Siendo quien seas, siendo quien hayas sido, dedicándote a lo que te dediques, mientras sea algo honrado y bueno no importa. Ser completamente de Dios no es algo que sólo esté reservado para los sacerdotes, religiosos o monjas… TÚ mismo, siendo casado, soltero, trabajador, estudiante… puedes y debes ser de Dios si quieres que tu vida tenga sentido y quieres cumplir con tu misión.

Una vez decidas darle a Dios TODO lo que eres; tus palabras, tus acciones, tu trabajo… debes HACERLO. Que no quede tu deseo de entrega a Dios en tu mente como una gran idea que no llega a convertirse en hecho real, no, no… nada de sentimentalismos fugaces… los sentimientos verdaderos convertidos en obras son los que hacen girar el mundo. El amor de verdad actúa, se ve, se palpa, habla por sí solo con las obras de quien ama.

Así que… amar a Dios y ¡manos a la obra!

Venga, que tienes mucho por hacer.

Montserrat Bellido Durán

© copyright

El descaro de la fe

El descaro de la fe

Cuando tu corazón está enamorado de Dios, rebosa tanta felicidad y confianza en Él, en Dios, que en ti nace el descaro de propagar tu fe, tu amor a Dios. Es tan fuerte este amor que nace de la unión de tu corazón limpio y puro (por estar al día con los sacramentos) con Dios, que no escondes tu fe, es tan natural y espontánea la relación que tienes con Dios, que la vives a flor de piel, a cada segundo; SIEMPRE tu fe está contigo, de día y de noche, hasta cuando duermes. Y vas por la vida, vives, y las personas que te rodean ven que hay algo en ti, en tu forma de hablar y obrar… y cuando se presenta la ocasión, si debes decir algo, lo dices, no te quedas callado, porque vives la fe de verdad, es como tu segunda piel; allí donde vas tú, tu fe va contigo, por eso eres distinto de quien no tiene fe, porque es la FE, lo que hace la diferencia. Cuando se tiene fe católica, se vive según unos principios, unos valores, que son tu estandarte, tu guía, porque eres católico; un católico de fe viva, de fe plena y verdadera, de ir a por todas para ser santo, es decir, que te coges en serio lo de ser santo, no es sólo un deseo efímero que nace un momento y minutos después estás actuando como si no fueras católico. Tu fe va siempre contigo, forma parte de ti, porque tú te has entregado a Dios con y por amor, gracias a que antes Dios, Jesús, se entregó por amor en la Cruz, por ti, para salvarte. Ahora a ti te toca poner de tu parte y hacer, vivir, obras de fe. Estas obras que demuestran que amas de verdad a Dios y que Él vive en tu corazón.

Montserrat Bellido Durán

© copyright

Católico ¡despierta!

Católico ¡despierta!

Católico… ¿qué pasa contigo?

El mundo clama a gritos tu presencia en la calle, en el trabajo, en tu casa, en tu familia, en la parroquia.

¿Qué ha sido de ti?

Andas por el mundo y muchos desconocen tu fe… algunos ni saben que eres católico.

En tu casa hay quien necesita consuelo o sencillamente compañía, alguien con quien hablar, un hombro en quien poder apoyarse…

En el trabajo, necesitan de personas eficientes que ayuden a ofrecer un buen servicio y ayudar así a que el rendimiento de la empresa sea mejor, y como consecuencia, crecer y crear más puestos de trabajo…

¿Te das cuenta de que debajo del mismo cielo hay muchas personas que te necesitan? Y tú aún no te has enterado…

¡Despierta!

Haz viva tu fe en ti, por tu vida, por tus acciones.

Ve a Misa… y antes… pásate por el confesonario, que hace mucho que no lavas tu alma y no sientes en ti la alegría del amor de Dios, por no estar vivo su amor en ti, porque estás en pecado y Dios no puede estar donde hay pecado. Haz una buena confesión, arrepentido de tus pecados y empieza de nuevo con Dios. Deja que Dios haga de la fe el centro de tu vida. Entonces, serás feliz tú y todos los que te rodean, por Dios.

Montserrat Bellido Durán

© copyright

Una nueva oportunidad

Una nueva oportunidad

¿Qué dices? Claro que puedes volver a empezar, una y otra vez. Es más, no es que PUEDES, sino que DEBES volver a empezar. Es tu deber levantarte y mirar adelante, recordando lo que te hizo caer, para no volver a tropezar la próxima vez.

Jesús en el Evangelio dice: «Ve y no peques más», siempre les daba a todos otra oportunidad, y esta oportunidad iba acompañada de la clave «no pecar más», porque cuando uno peca; se esclaviza, ya no es libre, y sólo en la libertad que nace en la bondad, uno sigue y va viviendo en la paz de actuar como un verdadero hijo de Dios, confiado de que TODO lo que le sucede es para un bien, porque él vive en el bien, haciendo el bien, apartándose de pecar, no cayendo en la tentación. Cuando se peca; se acaba la oportunidad, se pierde ese ajuste de tiempo que Dios te había dado para ser bueno, porque libremente el que peca se niega a sí mismo esa oportunidad que Dios te da para que seas feliz en la bondad, y como Dios no está dónde hay pecado; cuando uno peca debe pedirle perdón a Dios en confesión, arrepentido y con intención de no volver a pecar, para desatarse de las cadenas del pecado que lo atan al mal, a Satanás, y poder volver a empezar DE NUEVO siendo libre, unido a Dios, amándole y demostrando este amor día a día, con tu vida ¡Vive! «Ve y no peques más».

Montserrat Bellido Durán

© copyright