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Génesis - 7. página

LA BIBLIA MEDITADA por el P. Jesús

30 Biblia y meditación

La Biblia
La destrucción de Sodoma
Génesis 19, 12-29

Capítulo 19

12 Después los hombres preguntaron a Lot: «¿Tienes aquí algún otro pariente? Saca de este lugar a tus hijos e hijas y a cualquier otro de los tuyos que esté en la ciudad.

13 porque estamos a punto de destruir este lugar: ha llegado hasta la presencia del Señor un clamor tan grande contra esta gente, que él nos ha enviado a destruirlo».

14 Entonces Lot salió para comunicar la noticia a sus yernos, los que iban a casarse con sus hijas. «¡Pronto!, les dijo, abandonen este lugar, porque el Señor va a destruir la ciudad». Pero sus yernos pensaron que estaba bromeando.

15 Al despuntar el alba, los ángeles instaron a Lot, diciéndole: «¡Vamos! Saca a tu mujer y a tus dos hijas que están aquí, para que no seas aniquilado cuando la ciudad reciba su castigo».

16 Como él no salía de su asombro, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y lo sacaron de la ciudad para ponerlo fuera de peligro, porque el Señor tuvo compasión de él.

17 Después que lo sacaron, uno de ellos dijo: «Huye, si quieres salvar la vida. No mires hacia atrás, ni te detengan en ningún lugar de la región baja. Escapa a las montañas, para no ser aniquilado».

18 Lot respondió: «No, por favor, Señor mío.

19 Tú has sido bondadoso con tu servidor y me has demostrado tu gran misericordia, salvándome la vida. Pero yo no podré huir a las montañas, sin que antes caigan sobre mí la destrucción y la muerte.

20 Aquí cerca hay una ciudad –es una población insignificante– donde podré refugiarme. Deja que me quede en ella, ya que es tan pequeña, y así estaré a salvo».

21 Entonces él le respondió: «Voy a complacerte una vez más: no destruiré la ciudad de la que hablas.

22 Pero apúrate; refúgiate en ella, porque no podré hacer nada hasta que llegues allí». Por eso la ciudad recibió el nombre de Soar, que significa «pequeño poblado».

23 Cuando el sol comenzó a brillar sobre la tierra, Lot entró en Soar.

24 Entonces el Señor hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego que descendían del cielo.

25 Así destruyó esas ciudades y toda la extensión de la región baja, junto con los habitantes de las ciudades y la vegetación del suelo.

26 Y como la mujer de Lot miró hacia atrás, quedó convertida en una columna de sal.

27 A la madrugada del día siguiente, Abraham regresó al lugar donde había estado en la presencia del Señor.

28 Cuando dirigió su mirada hacia Sodoma, Gomorra y toda la extensión de la región baja, vio un humo que subía de la tierra, como el humo de un horno.

29 Así, cuando Dios destruyó las ciudades de la región baja, se acordó de Abraham, librando a Lot de la catástrofe con que arrasó las ciudades donde él había vivido.

Meditación:

La destrucción de Sodoma

La Misericordia de Dios tiene nombre: Jesús, el Cristo, Dios mismo. Él, Dios, es la Misericordia de Dios para el hombre, para las personas que quieren cobijarse bajo el manto sagrado de la Mujer, Madre de Dios y Virgen Plena de Gracia, que llevando en su seno a la misma Misericordia de Dios, nos cobija en la Misericordia de su Hijo, Dios mismo, para los que tienen fe.

Antes de la venida de Cristo, Dios, en su locura de Amor verdadero, para que el hombre y su generación no se perdieran, permitía cosas y hechos que ahora, en el siglo veintiuno, por tener a Dios con nosotros, a través y con los sacramentos, no necesita el hombre de otra cosa que la oración y dichos sacramentos para que, por su fe y las obras de la misma, se salve.

Muchas barbaridades permitía Dios en el antiguo testamento, para proteger al hombre de su total destrucción, Del hombre contra el hombre, porque no había ley en el mundo; sólo el Pueblo de Dios, por precepto Divino, por Revelación personal a un profeta, iban recordando a Dios, creyendo en Dios, amando a Dios. Y Dios, a los justos, los tiene en su Gloria, porque Cristo, la Misericordia de Dios: Jesús, al morir fue a buscarlos y los juzgó, y unos fueron al Cielo, otros al Infierno, y otros siguen en el Purgatorio, o ya subieron al Cielo cumplida su propia sentencia, la del Amor, la de Amar a Dios sobre todas las cosas; la sentencia que Cristo, a cada uno que muere, sentencia, una vez puesta en evidencia, expuesta, toda la vida de la persona, sin excusas, sin falsas acusaciones a otros, porque cada persona es dueña de sus actos; cada persona, cuando obra, puede obrar bien o mal; aunque le instiguen al mal, ella, la persona, decide en su libertad, que puede cederla, y muchas veces la cede a otros y sigue la moda y sigue las normas sociales, dando así sentencia de sus actos por dejarse manipular por los demás. Aprovecho hacerte un llamamiento, una advertencia: Dios juzga por los hechos, por las palabras tuyas. Tú decides, ¡tú eres realmente y verdaderamente libre! Y esa libertad es juzgada y sentenciada por Jesús de Nazaret, el Mesías, el Rey, la Santa Misericordia de Dios. Si ahora que me lees, tienes algo por lo que pedir perdón a Dios, ¡corre a confesarte! Y líbrate del pecado, porque Jesús cargó con él; sólo tienes que aceptarlo, sólo tienes que confesarlo y cumplir la penitencia y ¡serás libre de pecado! Podrás ir al Cielo y recibir el abrazo de tu Madre bendita, la Virgen María, Madre de Dios.

Toda la relación con Dios, es por revelación de Dios al hombre, y éste proclamarla y extender así la justicia de que Dios Ama al hombre, de que Dios te Ama a ti, seas quien seas y hagas lo que hagas; pero recuerda que hay un tope en tu vida, el tope de la muerte, y llegada ésta, Dios dá sentencia, y tú mismo te acusas ante la evidencia de tu vida vivida, expuesta ante tu mirada y la de Cristo, el que murió por tí. Si no aceptas su muerte para pagar con ella tu vida, es que eres necio o malo, porque nada ingrato hay en la confesión, sólo acusarte como pecador y decir tus pecados al confesor, y una vez confesados, se te perdonan y la Sangre del Cordero, del sacrificio del mismo Dios, te salva. Recuérdalo por favor, medítalo por favor, porque algo tan fácil puede darte la vida eterna, y eso tan fácil para ti, fue difícil para Dios, porque siendo Dios se rebajó, se humilló por ti; y entonces, no tengas tú vergüenza de humillarte por tí mismo, porque no eres dios; entonces, no vayas de dios como iban los que vivían en Sodoma y Gomorra; ellos, como dioses, se dedicaban sus propios sacrificios, dándose a la bebida y a la lujuria y a la inmoralidad de ir contra la misma naturaleza. Todo lo hacían si les apetecía y eran dioses servidores de dioses, y Dios los aniquiló en una noche. Así puede ser contigo, que una noche vayas a dormir y ya no despiertes nunca más a la vida terrena; no serías el primero ni el último al que le pasa un suceso así; muchos mueren de repente, en un accidente, o por causas de enfermedad terminal; pero si tú dejas que Dios te salve, estás salvado. Tú decides. Tú.

Como decidió Lot salir de Sodoma, como decidió la mujer de Lot mirar hacia atrás y volverse estatua de sal, cada uno decide, y todo se basa en los diez mandamientos. Bien fácil es; sabemos lo que Dios quiere, que es lo mejor para vivir bien en la vida terrena; sabemos y hay que ponerlo en práctica porque, como Sodoma y Gomorra, así serán juzgadas todas las naciones.

La Misericordia de Dios está a tu alcance, sólo tienes que aceptarla y usarla, como Lot aceptó la de Dios y se salvó.

P. Jesús

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31 Biblia y meditación

La Biblia
El origen de los moabitas y de los amonitas
Génesis 19, 30-38

Capítulo 19

30 Lot salió de Soar y subió a la montaña, donde se radicó con sus dos hijas, porque tuvo miedo de quedarse en Soar. Allí se instaló con ellas en una caverna.

31 Entonces la mayor dijo a la menor: «Nuestro padre está viejo y no hay ningún hombre en el país para que se una con nosotras como lo hace todo el mundo.

32 Emborrachémoslo con vino y acostémonos con él; así, por medio de nuestro padre, tendremos una descendencia».

33 Esa noche dieron de beber a su padre, y la mayor se acostó con él, sin que él se diera cuenta de lo que sucedía.

34 A la mañana siguiente, la mayor dijo a la menor: «Anoche me acosté con mi padre, y acuéstate tú con él. Así tendremos una descendencia».

35 Esa noche volvieron a dar de beber a su padre, y la menor se acostó con él, sin que él se diera cuenta de lo que sucedía.

36 Las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre:

37 la mayor tuvo un hijo y lo llamó Moab, que es el padre de los actuales moabitas.

38 También la menor tuvo un hijo y lo llamó Ben Amí, que es el padre de los actuales amonitas.

Meditación:

El origen de los moabitas y de los amonitas

La necesidad de continuar la especie, la necesidad de supervivencia en las hijas de Lot, las llevaron a emborrachar a su padre, no por placer, sino por supervivencia. Y de su descendencia dieron origen a los moabitas y a los amonitas.

Aberración.

Como aberrante es vivir y darse al goce sexual, porque dicen que es lo natural en el hombre, en la persona.

¡Aberración!

Dios puede hacer cualquier cosa en bien de las almas, si por y con la oración y obras de caridad, uno, una, proclama abiertamente su fe. De esto no hay duda. Pero los que dudan, dudan de la providencia divina y se montan su propia historia, como hicieron las malas hijas de Lot.

P. Jesús

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32 Biblia y meditación

La Biblia
Abraham y Sara en Guerar
Génesis 20, 1-18

Capítulo 20

1 Desde allí, Abraham se trasladó a la zona del Négueb y se estableció entre Cades y Sur. Después fue a Guerar, para quedarse allí por un tiempo.

2 Abraham decía de Sara, su esposa: «Es mi hermana». Entonces Abimélec, el rey de Guerar, mandó que le llevaran a Sara.

3 Pero esa noche, Dios se presentó en sueños a Abimélec y le dijo: «Tú vas a morir a causa de la mujer que has tomado, porque es casada».

4 Abimélec, que no había convivido con ella, le respondió: «Señor mío, ¿vas a quitarle la vida a una persona inocente?

5 ¿Acaso su marido no me dijo que era su hermana? ¿Y ella no lo confirmó, diciendo que él era su hermano? Yo lo hice de buena fe y con las manos limpias».

6 Dios le respondió durante el sueño: «Ya sé que lo hiciste de buena fe. Por eso, yo mismo evité que pecaras contra mí, impidiendo que la tocaras.

7 Pero ahora, devuélvele la mujer a ese hombre. El es un profeta, y va a interceder en tu favor, para que salves tu vida. Si no se la devuelves, ten la plena seguridad de que morirás, tú y todos los tuyos».

8 A la madrugada del día siguiente, Abimélec llamó a todos sus servidores y les contó lo que había sucedido. Y ellos sintieron un gran temor.

9 Entonces Abimélec llamó a Abraham y le dijo: «¿Qué nos has hecho? ¿En qué te he ofendido, para que nos expusieras, a mí y a mi reino, a cometer un pecado tan grave? Tú has hecho conmigo lo que no se debe».

10 Y añadió: «¿Qué te proponías al proceder de esa manera»».

11 Abraham respondió: «Yo pensaba que seguramente en ese lugar no había temor de Dios, y que me matarían a causa de mi mujer.

12 Por otra parte, ella es realmente mi hermana, hija de mi padre aunque no de mi madre, y se ha casado conmigo.

13 Por eso, cuando Dios me hizo andar errante, lejos de mi casa paterna, le dije: «Tienes que hacerme este favor: cualquiera sea el lugar donde lleguemos, dirás que soy tu hermano».

14 Abimélec tomó ovejas y vacas, esclavos y esclavas, y se los dio a Abraham; y también le devolvió a Sara, su esposa.

15 Después le dijo: «Mi país está a su disposición: radícate donde mejor te parezca».

16 Y a Sara le dijo: «He dado mil monedas de plata a tu hermano. Esto eliminará toda sospecha contra ti en aquellos que están contigo, y tú quedarás enteramente rehabilitada».

17 Abraham intercedió delante de Dios, y Dios curó a Abimélec, a su mujer y a sus sirvientas, que volvieron a tener hijos.

18 Porque Dios había hecho estéril el seno de todas las mujeres en la casa de Abimélec, a causa de Sara, la esposa de Abraham.

Meditación:

Abraham y Sara en Guerar

Dios  cuida de su pueblo. Dios sabe del temor de Abraham y sabe que Abimélec le honra con la fe. Por eso, hace derecho el camino de los justos, como justo era Abraham y justo fue Abimélec; y entre justos, las cosas se aclaran, y unos a otros se ayudan y se sirven como se ayudaron Abraham y Abimélec, que llegados a ver claro y vaciando cada cual su corazón, uno al otro se mostraron sus miedos, y cada cual hizo un bien al otro, y ambos fueron agradables a Dios.

P. Jesús

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34 Biblia y meditación

La Biblia
La expulsión de Agar y de Ismael
Génesis 21, 9-21

Capítulo 21

9 Sara vio que el hijo de Agar, la egipcia, jugaba con su hijo Isaac.

10 Entonces dijo a Abraham: «Echa a esa esclava y a su hijo, porque el hijo de esa esclava no va a compartir la herencia con mi hijo Isaac».

11 Esto afligió profundamente a Abraham, ya que el otro también era hijo suyo.

12 Pero Dios le dijo: «No te aflijas por el niño y por tu esclava. Concédele a Sara lo que ella te pide, porque de Isaac nacerá la descendencia que llevará tu nombre.

13 Y en cuanto al hijo de la esclava, yo hará de él una gran nación, porque también es descendiente tuyo».

14 A la madrugada del día siguiente, Abraham tomó un poco de pan y un odre con agua y se los dio a Agar; se los puso sobre las espaldas, y la despidió junto con el niño. Ella partió y anduvo errante por el desierto de Berseba.

15 Cuando se acabó el agua que llevaba en el odre, puso al niño debajo de unos arbustos,

16 y fue a sentarse aparte, a la distancia de un tiro de flecha, pensando: «Al menos no veré morir al niño». Y cuando estuvo sentada aparte, prorrumpió en sollozos.

17 Dios escuchó la voz del niño, y el Angel de Dios llamó a Agar desde el cielo: «¿Qué te pasa, Agar?», le dijo. «No temas, porque Dios ha oído la voz del niño que está ahí.

18 Levántate, alza al niño y estréchalo bien en tus brazos, porque yo haré de él una gran nación».

19 En seguida Dios le abrió los ojos, y ella divisó un pozo de agua. Fue entonces a llenar el odre con agua y dio de beber al niño.

20 Dios acompañaba al niño y este fue creciendo. Su morada era el desierto, y se convirtió en un arquero experimentado.

21 Vivió en el desierto de Parán, y su madre lo casó con una mujer egipcia.

Meditación:

La expulsión de Agar y de Ismael

La historia de Agar, la historia de algunas mujeres que se acuestan con hombres casados  y tienen  su descendencia de ellos, pero las esposas, como Sara, piden justicia, la justicia de la ley, la justicia que ampara al matrimonio.

Y Dios hace justicia a todos, a Agar, a Ismael, a Abraham, a Sara y a Isaac. Dios puede hacer que la paz viva en todos, porque la ayuda de Dios sobrepasa la inteligencia humana.

Quien clame a Dios, será oído por Él y será ayudado, y siempre es y será amado, porque Dios ama a todos. La historia nos lo cuenta, la historia nos lo enseña, la historia nos relata la bondad de Dios Padre en medio del mundo.

Los que llamen a Dios no tienen nada que temer.

P. Jesús

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35 Biblia y meditación

La Biblia
La alianza de Abraham con Abimélec
Génesis 21, 22-34

Capítulo 21

22 Por aquel tiempo, Abimélec, que iba acompañado de Picol, el jefe de su ejército, dijo a Abraham: «Dios está contigo en todo lo que haces.

23 Júrame por Dios aquí mismo, que nunca te vas a comportar falsamente conmigo o con mi estirpe o mi posteridad, y que nos vas a dar, a mí y al país donde resides, las mismas pruebas de lealtad que yo te he dado».

24 Abraham respondió: «Lo juro».

25 Pero Abraham presentó una queja a Abimélec, a causa de un pozo que los servidores de Abimélec habían tomado por la fuerza.

26 Este replicó: «No tengo idea de quién pudo haber hecho esto. Tú no me lo hiciste saber, y hasta ahora yo no me había enterado de nada».

27 Entonces Abraham regaló a Abimélec unas ovejas y unas vacas, y los dos hicieron una alianza.

28 Y como Abraham puso aparte siete corderas del rebaño,

29 Abimélec le preguntó: «¿Qué significan esas siete corderas que pusiste aparte?».

30 «Significan –respondió Abraham– que tú me vas a aceptar estas siete corderas como una prueba de que el pozo lo he cavado yo».

31 Y a aquel lugar se lo llamó Berseba, que significa «pozo del juramento», porque allí los dos prestaron un juramento.

32 Después de concluida la alianza, Abimélec partió junto con Picol, el jefe de su ejército, y regresó al país de los filisteos.

33 Abraham, por su parte, plantó un tamarisco en Berseba e invocó el nombre del Señor Dios, el Eterno.

34 El permaneció largo tiempo en el país de los filisteos.

Meditación:

La alianza de Abraham con Abimélec

Los hombres justos hacen alianzas y hablan de las cosas, y llegan a un acuerdo.

Dios, por revelación, habla de las cosas, hace una alianza con su pueblo y más que una alianza; una promesa de Amor eterno, de que Él es su Dios, y su pueblo lo honra y lo obedece, mientras se espera la venida del Mesías.

Tú haces alianza contigo mismo, para que tu cuerpo y tu alma se unan en el sí perpetuo de la obediencia; y en la obediencia, ambos, cuerpo y alma, hagan pactos y juramentos de unión para dar gloria a Dios, para el fiel cumplimiento del deber que, como personas, Dios quiere, espera de cada hombre según su estado y su vocación y voto. Cuando uno hace voto de amor a Dios, debe cumplirlo, y esto es el primer mandamiento de la Ley de Dios, el voto que todo hombre, toda alma, libremente hace a Dios y que debe cumplir, pase lo que pase y pese a quien pese. Primero Dios.

P. Jesús

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