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Consulta 57

H. , 19 años , de Francia. 10/6/2009

Yo quiero confesarme bien. Me duele mucho tener esta naturaleza tan sensual o apasionada en mi interior y sufro por ello, no me gusta. Me pasa con las miradas y como soy de carácter muy simpático y que cojo cariño a las personas… no sé si a lo mejor confundo el sentimiento, aunque a veces he tenido la mala tentación, a lo mejor esas personas no se han enterado pero yo lo he sentido y a veces lo he deseado, o almeno así me lo parece a mí. Quiero ser radical como los santos, pero me cuesta mucho y a veces no me esfuerzo para ser bueno. Soy un idiota que no sabe corresponder a Dios, y quiero y me cuesta. Perdone que sea tan sincero y claro, pero quiero saber cómo confesarme bien y por otro lado no quiero que el sacerdote piense mal de mi madre por mi culpa al yo confesarme de algo que ni ella sabe ni nunca se ha dado cuenta, pero lo malo es que yo lo sentí y me puse en situación de pecar y de hacerla pecar a ella… a veces me confieso de algo y después veo que a lo meor exageré pero no me quedo tranquilo en duda, prefiero pedir perdón a Dios por si acaso así ha sido y me quedo tranquilo, pues me da miedo confesarme mal.

Respuesta de: María Durán de Bellido. 10/14/2009

Alma santa, sí tú, tú que persigues la santidad, tu que la buscas y luchas para que Dios te la conceda, a ti que notas y sientes las tentaciones del Maligno, ¡tú vas para santo! Muchos pasan y padecen lo mismo que tú pero ni se preguntan nada, ni se preocupan por nada, todo es para ellos igual y ni quieren saber.

Te diré que vas bien, que de esto consta la santidad, de caer y levantarse, de darse cuenta de las malas tentaciones que todos pasan y que a veces ni se enteran. El hecho de enterarte, de analizarte es que sabes lo que es pecado, es que te conoces a ti mismo y sabes tus debilidades. ¡Ánimo! Vas bien, digo que vas bien, porque procuras que no pase y si sucumbes te levantas y te haces fuerte en tu debilidad; pronto pasará todo esto, son pocos años, los que esa impureza es tan ferozmente probada, luego ya tendrás más dominado tu cuerpo por amar más y mejor a Dios. Reza, reza mucho que no hay como la oración.

No te duela tener esa naturaleza sensual y apasionada: Eres un ser normal y de los que hacen grandes cosas para Dios, porque esta misma pasión que te enciende a la promiscuidad, derívala hacia el amor a Dios, y llenará tu alma de fuerza y quemarás con la belleza de tu corazón apasionado a las almas tibias. Por el echo de ser así, podrás resistir y ganar, podrás ser vencedor en tu lucha por tu propia libertad. Confía en que si Dios te ha hecho como eres es que esto te conviene ser para los planes que Dios tiene contigo, y ¡Ánimo! Ve a confesarte cuantas veces te haga falta y no hace falta de le digas al confesor más que lo esctrictamente necesario para perdonarte, como por ejemplo: “He caído en la mala tentación del deseo de impureza con personas de distinto sexo y algunas, alegadas a mí, por parentesco”.

Y te lo digo en serio, no hay nada como la oración, y más oración y el tiempo. Y es Dios quien por la Eucaristía te va dando sus virtudes. ¡Confía! Sólo necesitas de oración, de tiempo, de confesión y comunión, y, ¡créeme! Dios hará en ti, porque quien pide recibe. ¡No te canses de pedir! Y acepta que necesitas de tiempo, que necesitas de oración y sacramentos. Acepta que tú unido a Dios y en brazos de María, todo tiene un día de éxito. Verás como podrás dominar tus pasiones, sin liquidarlas, sólo aceptando que eres apasionado y que hay cosas que no está bien pensarla ni desearlas, pero que si se piensan hay que apartarlas de la mente y si se sucumbe a ellas, se reza, se va uno a confesar y ¡volver a empezar! ¿Cuántas veces? Todas las que hagan falta. Todas ellas te ayudarán a ser mejor ante los ojos de Dios, que te ama como eres, y Satanás te tienta. Acepta que Ese te viene persiguiendo y te perseguirá. ¡Acéptalo! Y una vez aceptado, haz planes para ganarlo. Tú puedes. Dios puede, sólo que necesitas de tiempo. Confía en el tiempo, en Dios que te Ama y en Cristo que murió por ti. Únete a Dios y sigue caminando, ¡sigue caminando! Camina al lado de María. Se Santo.

Dios puede si le dejas. Digo que Dios puede hacerte santo. Sé que lo sabias. ¡Un abrazo!

Queda en paz.

 

Sección: Santidad