Amada Iglesia Eres más que una institución, con una antigua religión. No eres mera tradición, o fruto de una invención.
Verdadera y única, apostólica y católica. Universal y romana, eres mi Iglesia amada.
¡Eres la Iglesia verdadera! madre de todos los bautizados. Eres de Dios, Alianza nueva, y la unión de todos los pueblos.
Te expandiste por la evangelización, por fe de los apóstoles y devoción, y ahora, Iglesia, eres convocación a unirse a Cristo, toda nación.
Por el Papa estás guiada, por los ángeles, resguardada; por los fieles, propagada, ¡por Jesús, liderada!
Unida a ti estamos todos los católicos que a Jesucristo seguimos, y sus leyes cumplimos.
Formada estás, por todos nosotros, sacerdotes, obispos, laicos y religiosos.
Tú nos das amparo, tú nos das resguardo. Nos enseñas y amas, ¡a Dios nos regalas!
En ti, hallamos la Verdad, en ti, obtenemos la felicidad. ¡Tú nos das la redención! y los medios para la salvación.
Amada Iglesia, el diablo no ha podido destruirte, aunque se afana por desunirte; disfrazado, te acecha, y busca filtrarse por alguna brecha.
Pero a ti, Iglesia amada, Cristo te santifica, y aunque algunos te han fallado, otros negado, o de ti, separado,
sigues siendo Santa y verdadera, Esposa de Dios y Madre nuestra. Sigues siendo invencible, y para siempre, ¡indestructible!
Iglesia amada, de ti, yo formo parte, y debo, deseo, representarte.
Alba Bellido Durán |