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La Biblia meditada - 13. página

61 Biblia y meditación

La Biblia
El enriquecimiento de Jacob
Génesis 30, 25-43

Capítulo 30

25 Después que Raquel dio a luz a José, Jacob dijo a Labán: «Déjame volver a mi casa y a mi país.
26 Dame a mis mujeres, por las que te he servido, y a mis hijos, para que pueda irme. Porque tú sabes muy bien cuánto trabajé por ti».
27 Pero Labán le respondió: «Si quieres hacerme un favor, quédate conmigo. Yo he llegado a saber, por medio de la adivinación, que el Señor me bendijo gracias a ti.
28 Por eso, siguió diciendo, fíjame tú mismo el salario que debo pagarte».
29 Entonces Jacob añadió: «Tú sabes bien cómo te he servido, y cómo prosperó tu hacienda gracias a mis cuidados.
30 Lo poco que tenías antes que yo llegara se ha acrecentado enormemente, ya que el Señor te bendijo gracias a mí. Pero ya es hora de que también haga algo por mi propia casa».
31 «¿Qué debo darte en pago?», preguntó Labán. Y Jacob respondió: «No tendrás que pagarme nada. Si haces lo que te voy a proponer, yo volveré a apacentar tu rebaño y a ocuparme de él.
32 Revisa hoy mismo todo tu rebaño, y aparta de él todas las ovejas negras y todas las cabras moteadas o manchadas. Ese será mi salario.
33 Y más adelante, cuando tú mismo vengas a verificar mis ganancias, mi honradez responderá por mí; si llego a tener en mi poder alguna cabra que no sea manchada o moteada, o alguna oveja que no sea negra, eso será un robo que yo he cometido».
34 «Está bien, dijo Labán, que sea como tú dices».
35 Pero aquel mismo día, Labán separó los chivos rayados y moteados, todas las cabras manchadas y moteadas –todo lo que tenía una mancha blanca– y todos los corderos negros, y los confió al cuidado de sus hijos.
36 Después interpuso entre él y Jacob una distancia de tres días de camino. Mientras tanto, Jacob apacentaba el resto del rebaño de Labán.
37 Jacob tomó unas ramas verdes de álamo, almendro y plátano, y trazó en ellas unas franjas blancas, dejando al descubierto la parte blanca de las ramas.
38 Luego puso frente a los animales, en los bebederos o recipientes de agua donde iba a beber el rebaño, las ramas que había descortezado. Y cuando los animales iban a beber, entraban en celo.
39 De esta manera, se unían delante de las ramas y así tenían crías rayadas, moteadas o manchadas.
40 Además, Jacob separó a los carneros y los puso frente a los animales rayados y negros del rebaño de Labán. Así pudo formar sus propios rebaños, que mantuvo separados de los rebaños de Labán.
41 Y cuando los animales que entraban en celo eran robustos, Jacob ponía las ramas en los bebederos, bien a la vista de los animales, para que se unieran delante de las ramas;
42 pero cuando los animales eran débiles, no las ponía. Así los animales robustos eran para Jacob, y los débiles para Labán.
43 De esta manera Jacob se hizo extremadamente rico, y llegó a tener una gran cantidad de ganado, de esclavos, esclavas, camellos y asnos.

Meditación:

El enriquecimiento de Jacob

A Jacob le bastaba su fe en Dios, su unión con Él, y era bendecido enormemente, porque Dios premia la fe y la fidelidad a Él.

El suegro de Jacob, Labán, éste no tenía a Dios como Dios, sino que usaba de la adivinación para saber, y por ella supo de que por el Dios de Jacob era bendecido. Y en vez de adoptarlo como a su Dios y pudiendo así recibir de Él lo mismo que recibía Jacob, no hubiera tenido necesidad de este yerno, sino que su casa hubiera sido grande por sí misma. Pero el hombre necio no sabe pensar por si mismo y cree todo lo que le dicen los adivinos, sabiendo todos que por mucho que digan los adivinos, si uno de fe cree en Dios y reza, y pide, se cambia el rumbo de su vida, porque Dios tiene Misericordia de los que Ama y le aman, y por este mismo amor le son fieles.

La mejor manera de vivir bien, es unido a Dios, fiel a Dios y separado de los que no conocen, no aman y sirven a Dios; separados, no por no servirles, sino por no ser servidos por ellos. Ellos, cuando te sirven, sirven a sus dioses, y si no es Dios, ¿qué otro Dios hay?, ninguno. Por lo cual no son servidos por nadie, la vida los arrastra de aquí a allá, sin dirección; en cambio, la persona de fe, el católico, tiene una sóla dirección: imitar a Jesús.

P. Jesús

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62 Biblia y meditación

La Biblia
La huída de Jacob
Génesis 31, 1-21

Capítulo 31

1 Jacob se enteró de que los hijos de Labán andaban diciendo: «Jacob se ha apoderado de todos los bienes de nuestro padre, y a expensas de él ha conseguido toda esta riqueza».
2 Y también advirtió que la actitud de Labán para con él ya no era la misma de antes.
3 Entonces el Señor le dijo: «Vuelve a la tierra de tus padres y de tu familia, y yo estaré contigo».
4 Jacob mandó llamar a Raquel y a Lía para que fueran a encontrarse con él en el campo donde estaba el rebaño,
5 y le dijo: «He advertido que el padre de ustedes ya no se comporta conmigo como antes, pero el Dios de mi padre ha estado conmigo.
6 Ustedes saben muy bien que yo puse todo mi empeño en servir a mi suegro.
7 Sin embargo, él se ha burlado de mí y ha cambiado diez veces mi salario. Pero Dios no le ha permitido que me hiciera ningún mal.
8 Si él establecía: «Los animales manchados serán tu salario», todo el rebaño tenía crías manchadas; y si él decía: «Los animales rayados serán tu paga», todo el rebaño tenía crías rayadas.
9 Así Dios lo despojó de su ganado y me lo dio a mí.
10 Una vez, durante el período en que el rebaño entra en celo, yo tuve un sueño. De pronto vi que los chivos que cubrían a las cabras eran rayados, manchados o moteados.
11 Y en el sueño, el Angel de Dios me llamó: «¡Jacob!». «Aquí estoy», le respondí.
12 Entonces él me dijo: Fíjate bien: todos los chivos que cubren a las cabras son rayados, manchados o moteados, porque yo me he dado cuenta de todo lo que te hizo Labán.
13 Yo soy el Dios que se te apareció en Betel, allí donde tú ungiste una piedra conmemorativa y me hiciste un voto. Ahora levántate, sal de este país, y regresa a tu tierra natal».
14 Raquel y Lía le respondieron diciendo: «¿Tenemos todavía una parte y una herencia en la casa de nuestro padre?
15 ¿Acaso no nos ha tratado como a extrañas? No sólo nos ha vendido, sino que además se ha gastado el dinero que recibió de nosotras.
16 Sí, toda la riqueza que Dios le ha quitado a nuestro padre es nuestra y de nuestros hijos. Procede como Dios te lo ha ordenado».
17 Inmediatamente Jacob hizo montar en los camellos a sus hijos y a sus mujeres,
18 y se llevó todo su ganado y todos sus bienes –el ganado de su propiedad, que había adquirido en Padán Aram– para ir a la tierra de Canaán, donde se encontraba Isaac, su padre.
19 Como Labán estaba ausente, esquilando sus ovejas, Raquel se adueñó de los ídolos familiares que pertenecían a su padre.
20 Y Jacob engañó a Labán, el arameo, porque huyó sin decirle una palabra.
21 Así escapó Jacob con todo lo que tenía, y apenas estuvo al otro lado del Eufrates, se dirigió hacia la montaña de Galaad.

Meditación:

La huída de Jacob

La envidia de Labán y sus hijos, llegó a tal extremo que Jacob, avisado en sueños, regresó a su padre Isaac después de muchos años de servir a su suegro, siendo éste desconfiado y manipulador.

A muchos, en su vida de trabajo, no están siendo justos con ellos. ¡Tened paciencia como Jacob!, y llegará también para vosotros el día de la libertad, pero haced siempre el bien, porque es Dios quien manda y decide, llegada la hora, pero tienes que estar libre de injusticia, porque si tu jefe no es justo contigo, y tú no eres justo con él, ¿quién de los dos es el bueno? Ninguno. Y a ninguno ayudará Dios. Para recibir de Dios bendiciones, a pesar de la maldad de otros, haz como Jacob, que todo lo hacía de la mejor manera.

P. Jesús

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63 Biblia y meditación

La Biblia
La persecución de Labán a Jacob
Génesis 31, 22-42

Capítulo 31

22 Al tercer día notificaron a Labán que Jacob había huido.
23 Labán reunió a sus parientes y lo persiguió durante siete días, hasta que al fin lo alcanzó en la montaña de Galaad.
24 Pero esa misma noche, Dios se apareció en sueños a Labán, el arameo, y le dijo: «Cuidado con entrometerse para nada en los asuntos de Jacob».
25 Cuando Labán alcanzó a Jacob, este había instalado su campamento en la montaña. Labán, por su parte, acampó en la montaña de Galaad.
26 Labán dijo entonces a Jacob: «¿Qué has hecho? ¡Me has engañado y te has llevado a mis hijas como prisioneras de guerra!
27 ¿Por qué has huido ocultamente y me has engañado? Si me hubieras avisado, yo te habría despedido con una fiesta, con cantos y con música de tambores y liras.
28 Pero tú ni siquiera me has permitido saludar con un beso a mis nietos y a mis hijas. Realmente te has comportado como un insensato.
29 Yo tengo poder suficiente para hacerles una mala jugada a todos ustedes. Sin embargo, ayer por la noche, el Dios de tu padre me dijo: «Cuidado con entrometerte para nada en los asuntos de Jacob».
30 De todas maneras, está bien: tú te has ido porque añorabas tu casa paterna. Pero ¿por qué robaste mis dioses?».
31 «Yo estaba atemorizado, respondió Jacob a Labán, pensando que podías quitarme a tus hijas.
32 Y en lo que respecta a tus dioses, si llegas a encontrarlos en poder de alguno de nosotros, ese no quedará con vida. Revisa bien, en presencia de nuestros hermanos, a ver si hay aquí algo que te pertenece, y llévatelo». Por supuesto, Jacob ignoraba que Raquel los había robado.
33 Labán entró en la carpa de Jacob, en la de Lía, y en la de las dos esclavas, y no encontró nada. Al salir de la carpa de Lía, entró en la de Raquel.
34 Pero Raquel había tomado los ídolos, los había guardado en la montura del camello y se había sentado encima de ellos. Después que Labán registró toda la carpa sin obtener ningún resultado,
35 Raquel dijo a su padre: «Que mi señor no lo tome a mal; pero no puedo ponerme de pie ante él, porque me sucede lo que es habitual en las mujeres». Y por más que buscó, no logró encontrar los ídolos.
36 Jacob se llenó de indignación, y reprochó a Labán diciéndole: «¿Qué delito o falta he cometido para que me acoses de esa manera?
37 Acabas de registrar todas mis cosas y no has encontrado un solo objeto que te pertenezca. Si lo has encontrado, colócalo aquí, delante de tu gente y de la mía, y que ellos decidan quién de nosotros tiene razón.
38 En los veinte años que estuve contigo, tus ovejas y tus cabras nunca abortaron, y jamás me comí los carneros de tu rebaño.
39 Nunca te llevé un animal despedazado por las fieras: yo mismo debía reparar la pérdida, porque tú me reclamabas lo que había sido robado tanto de día como de noche.
40 De día me consumía el calor, y de noche, la helada; y el sueño huía de mis ojos.
41 De los veinte años que pasé en tu casa, catorce trabajé por tus dos hijas, y seis por tu rebaño, y tú me cambiaste el salario diez veces.
42 Y si el Dios de mi padre –el Dios de Abraham y el Terror de Isaac– no hubiera estado de mi parte, me habrías despedido con las manos vacías. Pero Dios ha visto mi opresión y mi fatiga, y ayer por la noche pronunció su fallo».

Meditación:

La persecución de Labán a Jacob

A los justos, Dios no los abandona, aunque, como Jacob, pueden estar 20 años oprimidos. ¡Dios es la salvación! ¡Dios ayuda al que es bueno y dócil, y acepta las circunstancias que la vida le impone. Pero llega el día, la hora, en que los opresores aprietan tanto, traman tantos males contra el justo, que Dios “habla”, y se pone de parte del que siempre, en todas, le ha sido fiel y su bondad no se ha perdido, sino que por ella, por su bondad, las fatigas y pesares fueron causa de sufrimientos.

Espera en Dios, tú que eres justo. ¡Espera en Dios!, porque todo lo que hace el justo, lo hace para agradar a Dios. No mires para ti mismo, vive una vida de piedad y dialoga con tu Ángel de la guarda, para que presente ante Dios tus penas y Dios ponga fin a las mismas y te llene de paz, ante la persecución del opresor. ¡Confía en Dios!

¡Dios te Ama!

P. Jesús

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64 Biblia y meditación

La Biblia
La alianza de Jacob con Labán
Génesis 31, 43-54

Capítulo 31

43 Labán replicó a Jacob: «Estas mujeres son mis hijas, y estos muchachos, mis nietos; y también es mío el rebaño. Todo lo que ves me pertenece. Pero ¿qué puedo hacer ahora contra mis hijas y mis nietos?
44 Por eso, hagamos una alianza, y que haya un testigo entre tú y yo».
45 Entonces Jacob tomó una piedra y la erigió como piedra conmemorativa.
46 Labán por su parte, dijo a sus hermanos: «Recojan unas piedras». Ellos las recogieron, las amontonaron y comieron allí, sobre el montón de piedras.
47 Y Labán le puso el nombre de Iegar Sahadutá, mientras que Jacob lo llamó Galed.
48 Después Labán declaró: «Este montón de piedras será siempre un testigo entre tú y yo, como lo es ahora». Por eso lo llamó Galed.
49 Además, le puso el nombre de Mispá, porque dijo: «Que el Señor nos vigile a los dos, cuando estemos lejos el uno del otro:
50 si tú maltratas a mis hijas o te unes a otras mujeres además de ellas –aunque no haya nadie entre nosotros– recuerda que Dios está como testigo entre tú y yo».
51 Luego añadió: «Mira este montón de piedras, y mira la piedra conmemorativa que yo erigí entre tú y yo:
52 una y otra cosa serán testigos de que ninguno de los dos iremos más allá de este montón de piedras y de esta piedra conmemorativa, con malas intenciones.
53 Que el Dios de Abraham y el Dios de Najor sea nuestro juez». Entonces Jacob prestó un juramento por el Terror de Isaac.
54 Luego ofreció un sacrificio sobre la Montaña, e invitó a sus hermanos a participar del banquete. Ellos comieron y pasaron la noche en la Montaña.

Meditación:

La alianza de Jacob con Labán

Cuando Dios quiere algo, hay alianza, las dos partes se ponen a bien para el bien del que ama a Dios y lo sirve con todo su corazón, y él y su casa son bendecidos por la fe, como grande era la fe de Jacob.

Haz lo que tengas que hacer, y hazlo todo en presencia de tu Dios, Jahveh.

P. Jesús

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65 Biblia y meditación

La Biblia
Temores de Jacob ante el encuentro con Esaú
Génesis 32, 1-3

Capítulo 32

1 A la madrugada del día siguiente, Labán abrazó a sus nietos y a sus hijas, los bendijo, y regresó a su casa,
2 mientras que Jacob prosiguió su camino. De pronto, le salieron al paso unos ángeles de Dios.
3 Al verlos, Jacob exclamó: «Este es un campamento de Dios». Por eso dio a ese lugar el nombre de Majanaim.

Meditación:

Temores de Jacob ante el encuentro con Esaú

Quiero haceros recordar cómo Raquel, la amada esposa de Jacob, ella creía más en los dioses falsos que en el Dios verdadero, al que su esposo Jacob le era fiel. También vemos como la hermana de Raquel, Lía, la otra esposa de Jacob, que Labán se la dio con engaños, esta era piadosa, y Dios tuvo mucha misericordia de ella.

Vemos ahora como los Ángeles siguen a Jacob y lo ayudan en todo, y te invito a que tengas trato con los Ángeles, en especial con el tuyo, porque puede ayudarte mucho, y más si se lo pides con confianza, con la fe puesta en práctica; eso es la confianza, creer y hacer actos de esta fe.

Todo lo puede Dios. Dios lo puede todo. Sólo necesita de tu fe, aprende de la Historia Sagrada, aprende de Jacob, que era bueno y justo, aún teniendo en la esposa que amaba, una necia mujer sin fe verdadera. Seguiremos con la historia. ¡Atentos todos a ella!

P. Jesús

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