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Poesías - 4. página

Poesía de Patricia Bellido Durán

¿Quién te va a esperar?

 

¿QUIÉN TE VA A ESPERAR?

Cuando caigas y te dañes,
cuando ya esté todo perdido,
cuando en ti nadie tenga esperanzas,
y en tu corazón se oiga el latido
del desaliento adolorido,
¿quién te ayudará?

Y cuando intentes, temblando,
encontrar la voz de un amigo,
por el cansancio, resentido,
y de amor, siendo mendigo,
¿quién te consolará?

Fallaste demasiado,
nadie te da otra oportunidad,
quedaste atrás en el camino,
¿quién te va a esperar?

Pero, escucha… se acerca…
silencioso y a paso firme,
Quien esperaba, le dejaras,
entrar para amarte.

Dale cabida,
Es Él…
el único que ayuda, que consuela,
el que siempre, siempre…
te espera.

 

Patricia Bellido Durán
© copyright

 

Búscale

 

BÚSCALE

En la tenue brisa
del invierno de tu alma,
busca el sol de Dios,
y alarga el brazo,
extiende tu ser,
y pon en tu puño, tu corazón,
a deshelar…
bajo el sol de la misericordia de Dios.

Y quédate así, por un rato…
…rezándole,
pues en el rezo, el Amor que amas se expresa,
Dios te escucha, Dios te espera,
y aún sin tiempo ni espacio,
es el Alfa y la Omega,
se abarca en Él la eternidad,
Quien sostiene toda vida,
y el origen de tu alma.

Guarda entonces, dentro de tu cuerpo,
tu corazón, por amor ya curado,
y sé la sal para este mundo,
que anhela el calor del Amado;
sé la paz y el consuelo
para todo aquel desconsolado.

Y cuantas veces necesites,
vuelve a poner tu corazón,
a curar en la misericordia divina,
a través de los sacramentos,
de la confesión.

Sé reflejo brillante,
una vez comulgante,
porque quien a Dios recibe,
ya no vive solo… ya no lo está más.

 

Patricia Bellido Durán
© copyright

 

Al mundo

 

AL MUNDO

Al mundo viene la paz de Dios,
al mundo baja la fe de su amor,
admirable estruendo el que resuena con su luz,
luz de fe, radiante amor.
Luz que revitaliza las manos vacías
que buscan redención,
al mundo llega la fuerza divina
y se regocija en íntima oración.

Diáfano resplandor
en las almas se imprime,
cuando al Rey y Señor,
se toma en Comunión Santa,
y llena de gracia
el alma al diablo espanta.

Sublime sacrificio
renovado en cada Misa,
magnificencia Celeste que en
inmensurable amor se manifiesta.
¡Cantan Ángeles y se arrodillan los hombres!,
porque de su Divina Misericordia
una sola gota,
basta para hacer santo
al que con voluntad se esfuerce,
al que de las caídas se levante,
al que en Dios pone
su corazón amante.

 

Patricia Bellido Durán
© copyright

 

Humildad

 

HUMILDAD

De la humildad necesitamos
un buen chorro cada día,
pues todos nos equivocamos,
unos más, otros menos,
según lo aprendido y según los años.

Mas, lo que está patente
en nuestra naturaleza,
es que tendemos al mal
desde el pecado original,
y aunque por el bautismo
dicho pecado queda suprimido,
arraigada permanece nuestra inclinación,
que, por cada caída en pecado
puede recibir el perdón,
pero… Caemos, está claro.

Lo que hay que hacer a diario,
es pedir perdón a Dios
y en cuanto se pueda, en el confesonario,
por los pecados, que son siempre,
ofensa a Dios, a su Amor.
Y pedirle además, ayuda y gracia,
a la Santísima Trinidad, a la Madre de Dios,
y a nuestro Ángel de la Guarda,
para en la lucha perseverar,
pues…
Ser bueno o ser malo,
no consiste en no tener tentaciones o en tenerlas,
No.
Las tentaciones las tenemos todos,
hasta Jesús las tuvo en el desierto,
se trata de caer en ellas o no,
tal como rezamos en el padrenuestro.

Reconoce la tentación a tiempo,
no te justifiques,
y apártate de ella, pidiendo ayuda a Dios,
dile como hijo humilde,
que sin su auxilio
tú solo no puedes contra el mal.

Y Dios siempre, siempre, te va a ayudar.
Pon todo cuanto esté en tu mano,
apártate de la ocasión de pecado,
y recibirás el triunfo de Dios Jesús que es humano,
y sabe de nuestra debilidad.

Persevera, gana, triunfa.
Con Dios, a tu lado.

 

Patricia Bellido Durán
© copyright

 

Por ti

 

POR TI

Su inmenso amor Divino,
adoptó naturaleza humana,
y empezó a latir en corazón de niño,
sin dejar de ser Dios,
para dar por ti, su vida, entregada.

Dios, que no necesita
de nadie para Ser,
dio su vida humana, entera,
para salvación de todo aquel que quiera.

La dio, por Amor voluntario.
Pasó, haciendo milagros.
Vivió, pobre y trabajando.
Proclamó, la doctrina y el Amor de Dios.
Fundó, la Iglesia Católica.
Murió, vendido y despojado,
de sus ropas y de su dignidad.

Le dejaron sin nada,
aquellos para los que Él
vino a darles todo.

Y…

Resucitó una vez muerto,
y sigue vivo en Alma y Cuerpo,
en el Cielo y el Sagrario.

Encontrarás allí, el mismo Corazón
que humano y a la vez divino,
sigue latiendo por ti de Amor.

 

Patricia Bellido Durán
© copyright