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P. Jesús - 54. página

III. Las características de la fe – 155

 PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
– PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
– 
CAPITULO TERCERO, LA RESPUESTA DEL HOMBRE A DIOS 

III. Las características de la fe

La fe es un acto humano

155 En la fe, la inteligencia y la voluntad humanas cooperan con la gracia divina: «Creer es un acto del entendimiento que asiente a la verdad divina por imperio de la voluntad movida por Dios mediante la gracia» (Santo Tomás de Aquino, S.Th., 2-2, q. 2 a. 9; cf. Concilio Vaticano I: DS 3010).

Meditación:

III. Las características de la fe

La fe es un acto humano

La voluntad, el querer creer, el discernirlo todo con inteligencia, esto, junto a la gracia divina, ¡claro que va a darte la fe!

Y cuando, a veces, parece que el que ha tenido fe la pierde, es, tantas veces, por el pecado, por no vivir en gracia de Dios. Un buen católico procura por su alma, procura vivir bien y salvarse, por esto siempre vive en gracia de Dios, y cuando la pierde, por pecar, se va a confesar, y la recupera; y Dios actúa siempre a favor de las almas buenas, que tienen voluntad. Si tienes voluntad para apartarte del pecado, para no pecar, para irte a confesar cuando hayas pecado, muy seguro que tendrás fe.

P. Jesús

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III. Las características de la fe – 156

 PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
– PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
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CAPITULO TERCERO, LA RESPUESTA DEL HOMBRE A DIOS 

III. Las características de la fe

La fe y la inteligencia

156 El motivo de creer no radica en el hecho de que las verdades reveladas aparezcan como verdaderas e inteligibles a la luz de nuestra razón natural. Creemos «a causa de la autoridad de Dios mismo que revela y que no puede engañarse ni engañarnos». «Sin embargo, para que el homenaje de nuestra fe fuese conforme a la razón, Dios ha querido que los auxilios interiores del Espíritu Santo vayan acompañados de las pruebas exteriores de su revelación» (ibíd., DS 3009). Los milagros de Cristo y de los santos (cf. Mc 16,20; Hch 2,4), las profecías, la propagación y la santidad de la Iglesia, su fecundidad y su estabilidad «son signos certísimos de la Revelación divina, adaptados a la inteligencia de todos», motivos de credibilidad que muestran que «el asentimiento de la fe no es en modo alguno un movimiento ciego del espíritu» (Concilio Vaticano I: DS 3008-3010).

Meditación:

III. Las características de la fe

La fe y la inteligencia

Casi dos mil años de creyentes fieles, algunos llegando a ser mártires de la fe, y tú dudando; ¿por qué dudas, hermano? Dios no vino a darnos dinero, ni poder, ante otros para someterlos; Jesús, Dios, vino a sanar y a salvar, y esto hizo con sus milagros, sanó, perdonó pecados; entonces, con los pecados perdonados, la persona se salva.

Cree, porque Dios hizo lo que nadie hizo, dar su vida por ti.

P. Jesús

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III. Las características de la fe – 157

 PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
– PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
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CAPITULO TERCERO, LA RESPUESTA DEL HOMBRE A DIOS 

III. Las características de la fe

La fe y la inteligencia

157 La fe es cierta, más cierta que todo conocimiento humano, porque se funda en la Palabra misma de Dios, que no puede mentir. Ciertamente las verdades reveladas pueden parecer oscuras a la razón y a la experiencia humanas, pero «la certeza que da la luz divina es mayor que la que da la luz de la razón natural» (Santo Tomás de Aquino, S.Th., 2-2, q.171, a. 5, 3). «Diez mil dificultades no hacen una sola duda» (J. H. Newman, Apologia pro vita sua, c. 5).

Meditación:

III. Las características de la fe

La fe y la inteligencia

Hay testimonios de fe que nos hacen ver que la fe es cierta, y cuando uno quiere creer y le pide a Dios fe, le llegará el día en que, como muchos otros, esta persona podrá dar testimonio de su fe, porque Dios le dará la fe que pide, y los hechos serán un testimonio de fe.

Reza, pide la fe y obra con caridad, y verás que Dios te alumbrará.

P. Jesús

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III. Las características de la fe – 158

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CAPITULO TERCERO, LA RESPUESTA DEL HOMBRE A DIOS 

III. Las características de la fe

La fe y la inteligencia

158 «La fe trata de comprender» (San Anselmo de Canterbury, Proslogion, proemium: PL 153, 225A) es inherente a la fe que el creyente desee conocer mejor a aquel en quien ha puesto su fe, y comprender mejor lo que le ha sido revelado; un conocimiento más penetrante suscitará a su vez una fe mayor, cada vez más encendida de amor. La gracia de la fe abre «los ojos del corazón» (Ef 1,18) para una inteligencia viva de los contenidos de la Revelación, es decir, del conjunto del designio de Dios y de los misterios de la fe, de su conexión entre sí y con Cristo, centro del Misterio revelado. Ahora bien, «para que la inteligencia de la Revelación sea más profunda, el mismo Espíritu Santo perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones» (DV 5). Así, según el adagio de san Agustín (Sermo 43,7,9: PL 38, 258), «creo para comprender y comprendo para creer mejor».

Meditación:

III. Las características de la fe

La fe y la inteligencia

Cuando uno está enfadado, cuando uno se siente ofendido por alguien, le cuesta ver la verdad de esta persona, y, ¿cuántos están enfadados con Dios?, ¿cuántos se sienten ofendidos por Dios?, porque algunos se creen tan importantes que no piensan que son iguales a los demás, sino que quieren que Dios los trate de una manera especial, y si no, se enfadan con Él, con Dios, o se sienten ofendidos de que Dios permita que sufran como todos. Creen algunos, que si Dios existiera, no les permitiría su sufrimiento, o el sufrimiento de sus seres queridos, o el sufrimiento que realmente existe en este mundo terrenal. Pero yo me pregunto, ¿alguien recuerda el sufrimiento de Dios Padre, cuando buscó a Adán y Eva y estaban escondidos?… Él, Dios, tenía planes para ellos, sólo les pedía obediencia, el no comer de la fruta prohibida.  Dios, ¿pudo sentirse decepcionado de la persona que Él había creado con sus propias manos?; le había avisado, había confiado en él, pero Adán y Eva le decepcionaron, y todo y así, Dios, más adelante en la Historia, entrega a su Hijo Dios, ¡Él mismo!, para que sus planes, este Paraíso perdido que quería dar, fuera dado por la Puerta que es Cristo, ¡Dios mismo!; pero ya hay quien vive en el Reino de Dios, para siempre, ¡los santos!, los que han creído, los que tuvieron fe y la vivieron. Medita todo esto; creo sinceramente que te hará bien, amigo-a.

P. Jesús

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III. Las características de la fe – 159

 PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
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CAPITULO TERCERO, LA RESPUESTA DEL HOMBRE A DIOS 

III. Las características de la fe

La fe y la inteligencia

159 Fe y ciencia. «A pesar de que la fe esté por encima de la razón, jamás puede haber contradicción entre ellas. Puesto que el mismo Dios que revela los misterios e infunde la fe otorga al espíritu humano la luz de la razón, Dios no puede negarse a sí mismo ni lo verdadero contradecir jamás a lo verdadero» (Concilio Vaticano I: DS 3017). «Por eso, la investigación metódica en todas las disciplinas, si se procede de un modo realmente científico y según las normas morales, nunca estará realmente en oposición con la fe, porque las realidades profanas y las realidades de fe tienen su origen en el mismo Dios. Más aún, quien con espíritu humilde y ánimo constante se esfuerza por escrutar lo escondido de las cosas, aun sin saberlo, está como guiado por la mano de Dios, que, sosteniendo todas las cosas, hace que sean lo que son» (GS 36,2).

Meditación:

III. Las características de la fe

La fe y la inteligencia

La fe demuestra la realidad; todo lo científico es real, por lo cual, la fe lo apoya siempre, aunque a veces los científicos se equivocan, y luego, años más tarde, otros científicos aclaran el error, un error que posiblemente la fe no apoyó.

P. Jesús

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