TÚ DECIDES
Mientras vives, tú decides, no lo olvides.
Ten ideas propias, piensa por ti mismo, eso no es egoísmo.
Ten ideas personales y olvida las del resto de los mortales, ya que Dios te hizo único, diferente del resto de la gente.
Usa bien de tu libertad en bien de la humanidad, trabajando con responsabilidad y luchando por la santidad.
“Se lleva mucho” el complejo de comunidad, para eludir la responsabilidad, o sea, la “inmunidad de rebaño” (la impunidad, el apaño), pero el pecado es personal y es un daño que no asume el rebaño, aunque todo mortal tenga mucho de animal.
Piensa, decide y actúa personalmente, aunque tengas que ir contra corriente, porque Dios te juzgará personalmente. Tu alma es solitaria, no es comunitaria, y Jesús te juzgará en solitario, no en tropel comunitario.
No seas “fuenteovejuno”, lo que hacen todos, lo hace uno.
Imita solamente a Cristo y pide al Santo Espíritu sus dones, porque los demás —incluso los santos— son unos segundones.
Mira a Cristo, háblale, escúchale, y decide quién es para ti.
No pienses en voz alta, con ligereza, que no hace falta y no interesa.
Sólo Dios y tú conocéis los pensamientos de tu corazón, y no hay razón para anunciarlos a toda la población.
Dios ve lo que piensas, todo lo que observas y analizas, lo que reflexionas, y sabe lo que meditas y deseas.
Todos los pensamientos que salen de nuestro corazón, son lo que amamos y deseamos, y es por lo que vivimos y decidimos nuestra vida en la tierra y en la eternidad. Anticípate y cambia tu historia (“A quien madruga, Dios le ayuda”).
No repitas lo que otros dicen, sin analizarlo, porque si otros piensan por ti, deciden por ti.
Cuando hablo con una persona que no tiene ideas propias, no sé si hablo con ella o con “radiotelivisióninternet”.
La mejor “autoayuda”, no es la ayuda en carretera, es el propio razonamiento, y es gratis.
Razonar es adaptarse a la realidad, interpretándola.
Es mejor razonar, antes de actuar.
¿Sabes un buen, el mejor, razonamiento? Analiza y medita el Primer Mandamiento. Ni te cuento.
Acabo esta historia con una hermosa jaculatoria: ¡Jesús, quiero lo que Tú quieras!
QUÉ TE PARECE: Tú eres el gestor de tu ánimo y de tu ánima, de tu vida y de tu salvación.
Olvida tu pasada vida, y, de ahora en adelante, haz las cosas de otra manera, a la manera de Dios, o sea, más personal, más natural y sobrenatural.
Javier Bellido
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