Saltar al contenido

Sabías que… - 16. página

Sabías que…

“EL ENCUENTRO EN BELÉN”

 «EL ENCUENTRO EN BELÉN»

Se acerca el momento del divino encuentro, la Comunión ó “Común-unión” con Jesús. Procura llegar “a tiempo” a Misa, y mejor si llegas “con tiempo”, como corresponde al más importante acontecimiento sobre el Planeta, Dios contigo, sí, digo.

Ve contento pero con recogimiento, y vive la Consagración con la emoción de la fe y la adoración. Los Reyes Magos se postraron y le adoraron…, arrodíllate como mandan el nuevo y el antiguo misal; no, si tienes algún mal, o si te has tragado una escoba (en este caso, “desenfunda” y barre tu ignorancia o tu soberbia).

Ve a recibir a Jesús sacramentado, ilusionado, gozosamente, pero no “alegremente” (más pendiente de lo que hace la gente). Recíbele con amor humilde, reverente y penitente, y antes, reza de manera consciente: “Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo…”, y seguidamente, “Señor, yo no soy digno…”

Dices que no “sientes” nada especial al comulgar…, pues “siéntate”: que no es cuestión de sentimiento, sino de convencimiento y consentimiento. No confundas la gracia sacramental con la gracia sentimental. La felicidad del justo no consiste en estar bien ni en sentirse bien o sentirse a gusto, está en hacer lo bueno y lo mejor, en agradar al Señor.

Recibe agradecido, a Quien te quiere y te ha querido, tanto que por ti ha nacido, y por ti murió malherido.

Piensa que es maravilloso, recibir a Dios Todopoderoso, Creador, Redentor y Amor misericordioso.

Piensa que esta Comunión es la primera del resto de tu vida, y que pudiera ser la última.

Piensa y medita, cómo le recibiría su Madre Santísima, que vivió muchos años en la tierra.

Piensa que a tu corazón, Él vino, el Único Dios y Trino, con signos de Pan y Vino, con todo su Amor divino.

Piensa que acabas de recibir, a Quien por ti fue a morir, y has de tener el honor de tratarle con amor.

Ama al Rey del Amor y pídele con fervor, esperanza y alegría; dale gloria noche y día, como hacía María.

No te acostumbres a ser templo vivo del Dios vivo, no comulgues rutinariamente; procura que cada encuentro con Jesús, sea diferente, por el amor que pones, como hacen los enamorados, aunque se digan siempre lo mismo.

Aprovecha tu imaginación, en la buena dirección; por ejemplo, puedes imaginarte que coges en brazos a Jesús-Niño y te le “comes a besos”, mientras María te sonríe con cariño, y San José te hace un guiño.

Cuando tienes a Dios en tu interior, puedes establecer un diálogo amoroso con Él, es el mejor momento; esos minutos de Gloria, exprímelos para conversar con Jesús, que eso es la oración, pero si te cuesta reflexionar, deja el corazón volar…

Dile que le quieres, que por Él vives y mueres, si es preciso.

Dile que le amarás, que su Reino extenderás; que no serás más mundano y sabrás ir de su mano.

Dile, “no sé qué decirte, que no me acostumbre a recibirte”.

Puedes decirle, “háblame Jesús, mi Hermano, mi Amigo, ahora que estás conmigo”. “Aparta Señor de mí, lo que me aparte de Ti”.

Puedes decirle muchas otras cosas, de tu propia cosecha.

En esta magnífica ocasión de la Santa Comunión, procura evitar toda distracción, porque un corazón enamorado, no puede vivir despistado.

Ah, y no te olvides de darle gracias por la Misa y por la Comunión, ni tampoco olvides pedir por todas las personas que llevas en el corazón.

Acabo mi ilustración, esperando haberte dado muchas ideas, un montón.

Queda con Dios, y llévale en tu corazón.

QUÉ TE PARECE: El corazón de mi alma es un tesoro, que te ofrezco cuando te recibo y te adoro.

POR QUÉ Y PARA QUÉ IR A BELÉN

POR QUÉ Y PARA QUÉ IR A BELÉN

Porque “ir a Belén” se puede asimilar a ir a comulgar.

Porque Dios se lo merece y tú lo necesitas, tu amor crece.

Porque Dios es Bueno y es eterna su misericordia.

Porque es tu Creador, Salvador y Santificador, sí señor.

Porque sufrió y dio su vida por ti, y es de buen nacido, el ser agradecido.

Porque la mano amorosa de Jesús acaricia tu corazón, cada vez que le recibes en la Sagrada Comunión.

Porque es la única “formulación”, esta divina “invención”, para lograr la Bendita Común-unión.

Para Llegar, adorar y comulgar.

Para darle “alegrías” al Señor (“Mis delicias son estar con los hijos de los hombres”).

Para cumplir su voluntad (“Tomad y comed…”).

Para alcanzar la vida eterna (“Quien come mi cuerpo…”).

¡Qué bueno es Dios! (1) Como ahora no podemos ir a estar con Él en su Reino, baja a la tierra para estar con nosotros, y abrazarnos en íntima comunión de amor. Cuando, en el padrenuestro, decimos: “Venga a nosotros tu Reino”, le estamos pidiendo también que venga a nosotros  en la Comunión y reine en nuestro corazón, que no es poco.

Prepara bien el encuentro, con el corazón contento (“Tengo el corazón contento, corazón contento, lleno de alegría…”, dice la canción). Prepara bien la ocasión y acude con devoción, al milagro de fusión, Corazón con corazón.

Cuida tu amor al Amor.  (Aprovecho la ocasión para citar otra canción: “El que tenga un amor, que lo cuide, que lo cuide…”). Estas canciones, cántalas en tu interior, por favor, aumentarán tu fervor y no pagarás derechos de autor.

Prepara el vestido de fiesta grande. El vestido del alma es la gracia santificante, y debe estar limpio por detrás y por delante. Por detrás, significa limpieza de vida pasada, estar en gracia desde la última confesión. Por delante, propósito de enmienda y de no pecar, de ahora en adelante, y de no darle a Dios ningún “desplante”.

¿Recuerdas, en la parábola, el papel mojado que hizo el convidado, sin traje de bodas?

Te largo dos perlas, de cultivo propio: No seas tan desgraciado, de comulgar en pecado. No seas tan animal, de ir en pecado mortal. En pecado grave, la Comunión es sacrilegio (2), y pura ilusión, porque no se recibe a Dios. Él desaparece, y del Pan, te quedas con los “accidentes”; o sea, que has pecado, no has comulgado, y estás accidentado.

Y ¿por qué desaparece Jesús? Porque el Sumo Bien no puede convivir con el Mal, y el pecado mortal forma parte del mal. Por eso, Dios no puede estar en el infierno, ni el diablo en el cielo. Por eso, no recibes a Jesucristo.

¿SOLUCIÓN? > ¡¡¡CONFESIÓN!!!, PREVIA A LA COMUNIÓN (aquí no pongo ninguna canción, aunque se me ocurre alguna).

Al comulgar, nuestra alma, que es “parte” de Dios, se une a Dios en un breve episodio celestial. Pienso que por esto es tan rebueno comulgar, porque dicen que “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”.

Resumiendo: Comulgar para amar, orar, adorar, y poderse salvar. Comulgar sin pecar y para no pecar.

QUÉ TE PARECE: Si está cerrado el mesón, ábrele tu corazón y besa en sus mejillas al Dios de las maravillas, que vive y se deleita siempre en las almas sencillas.

NOTA:

(1) Me emociona oír a algunas personas mayores, llamarle “el Buen Dios”. 

 (2) Si no sabes qué es sacrilegio, porque ahora no se enseña en el colegio, es pecado muy grave, por profanación…

“SON TRECE MINUTOS DE AMOR”

«SON TRECE MINUTOS DE AMOR»

Acaba el “tiempo de Navidad”, pero Navidad es todo el tiempo “ordinario”, porque aquel Misterio extraordinario, de Belén pasó al Sagrario. Al hacerse hombre Dios, la eternidad entró en el tiempo. Se repite la Navidad en cada Comunión, porque Jesús renace en cada corazón.

Jesús se quedó en la Eucaristía para ser fuente de vida y fortaleza, para santificar nuestras almas. Por eso quien se alimenta de su Cuerpo, recibe la fuerza invencible del mismo Dios. El Cuerpo del Señor es como fuego de Amor, que calienta el corazón en íntima Comunión.

La Misa va a terminar, no tengas prisa en marchar; ¿quieres a Dios despachar?, ¡si acabas de comulgar! Dedícale con fervor unos minutos de amor, abrazado al Creador y amado por tu Señor, que es tu Vida, tu alegría, que es Jesús–Eucaristía.

No actúes con ligereza; acordes con la ocasión, la cabeza y el corazón. Está contigo el Señor; defenestra la tibieza y adórale con fervor; ábrele tu corazón, trátale con mucho amor; compórtate con decoro y deja que cante el coro, que el habla del corazón no permite distracción.

Si el templo van despejando y las puertas van cerrando, ya cuando echen la llave y te quedes en la calle, tú puedes seguir orando hasta el último segundo, ¡que tienes al Rey del mundo! y habrá desaparecido cuando el Pan sea consumido.

QUÉ TE PARECE: Hay algo muy genial, la Comunión virtual, que a cualquier hora del día, es motivo y ocasión de una santa decisión, por decirle: Yo querría, unirme a Ti en Comunión, oh Jesús-Eucaristía, con la fe y la devoción, con que lo hacía María.

BUSCAR LA VERDAD EN ESTA NAVIDAD

BUSCAR LA VERDAD EN ESTA NAVIDAD

No es ninguna novedad, y es virtud, que no vicio, hacer el hermoso ejercicio, de siempre buscar la verdad. “Busca y encontrarás”. Si buscas a Jesús, encontrarás la Verdad.

Porque hay mucha falsedad, necedad, mundanidad y frivolidad en torno a la Navidad. Navidad es humildad, es Amor, es santidad, y es también felicidad.

La Navidad folklórica y sentimental, no es la Navidad original, celestial, eclesial. No a la Navidad con amnesia, vívela como pide la Iglesia.

Sal de la mediocridad y usa de tu libertad, que es hacer lo mejor, y en esta Navidad, adora tú al Salvador.

Habla de Dios en Navidad, aunque te miren raro los que tienen el corazón “en el paro”.

Prepara esta Navidad, como lo haría María. Ella se jugó la vida por tener a Jesús. Gracias al “sí” de María, irás al cielo algún día. Si Jesús no hubiese nacido, estaríamos muertos a la vida de la gracia.

Causa de nuestra fe, es María, y también causa de nuestra esperanza y alegría.

Si no eres de María, no eres de Dios, porque no se puede amar a Dios y despreciar a su Madre santísima, que es también tu Madre.

Vive esta Navidad, con amor, fe y humildad, en la dulce compañía de Jesús, José y María.

Cada día es un gran día, para un hijo de María. Todo el día hay alegría, para quien ama a María.

Te deseo para esta Navidad, que busques, encuentres y ames la Verdad.

QUÉ TE PARECE: Esta Navidad llévale flores, a la Madre del Amor de los amores.

“¿QUIÉN ERA ESE TAL LUTERO, QUE HAY PUESTO EN EL FLORERO?”

“¿QUIÉN ERA ESE TAL LUTERO, QUE HAY PUESTO EN EL FLORERO?”

Este fraile cancionero puso en baile al mundo entero, y pasó de alma devota, a pretender dar la nota.

Entre herejes el primero, un portentoso trolero que se metió hasta en la sopa.

Proclamando sus protestas, cometió gansada tal, que clavó lista en las puertas de la misma catedral.

Este augusto visionario, negó a la Madre de Dios, que Él nos dio en el Calvario.

Tras profunda reflexión, llegó a la gran conclusión —un invento genial— el de superar el Mal, con sólo fe virtual, por la “gracia” personal.

Hablamos del heresiarca de un cristianismo a la carta, de un solemne majadero que se llamaba Lutero, todo un rey del equilibrio entre chuscada y ludibrio.

Le divirtió “reformar”, a fin de marcarse un tanto, sin importarle pecar contra el Espíritu Santo.

Habiendo ya desertado de la Iglesia militante, su herejía sectaria le convirtió en protestante.

Atrevido, el muy tunante, arrojole al Papa el guante, y tuvo el Papa León —con muchísima razón— que darle la excomunión. Ya después de retratarse, se negó a retractarse,  no se dio por enterado y montó un desaguisado.

Ya no quiero glosar más al que se creyó muy listo, actuando de ministro, ministro de Satanás.

Y pensar que a estas alturas, vayan a rememorar, los desvíos y andaduras de quien fue loco de atar.  Qué bochorno, qué rubor, se le cita sin pudor y se nombra muchas veces, como si este traidor fuese un gran benefactor.

Harto estoy de oír memeces, que son santos y no herejes, quienes por Dios y su amor, dan a la Iglesia esplendor.

No hay que ser acomplejados ni vivir aconejados, ni menos chuparse el dedo, los que rezamos el Credo.

¿Qué van a conmemorar? ¿Celebrar aniversario de un movimiento sectario? ¡Vaya evento, qué esperpento! Que se lo hagan mirar, porque de seguir así, le habrán de “beatificar”.

¡Menos conmemoración, rezad por su conversión! Aprovechad la ocasión; sólo la oración transforma, la tan manida “reforma”.

Quisiera saber la gente, si en el año dos mil veinte, habrá conmemoración de la suya excomunión.

La Reforma celebramos, cuando el Rosario rezamos, de Luz el tercer misterio; Jesús, con su Magisterio, anunció el Reino de Dios; la Buena Nueva se Oyó, y la antigua Ley, Reformó.

La única Iglesia de Cristo, no necesita reforma; no envejece, es evidente, porque el Espíritu de Dios omnipotente, la vivifica y la renueva constantemente, luminosamente.

Es inútil dialogar, con quien del burro no quiere bajar, y es peligroso acercar a quien puede contagiar.

Con respecto a los herejes, mejor cuanto más te alejes. Menos confraternizar, porque es bueno recordar, que debemos apartar toda ocasión de pecar.

Vivir más la caridad y orar sin desfallecer, es lo mejor que hay que hacer por todo descarriado, y no circular por el carril de al lado, que no es gesto de hermandad sino de gran ingenuidad; sería un falso ecumenismo, o sea, un tonto buenismo, que nos llevaría al abismo.

La solución es rezar; Dios los hará regresar a su Santa Madre Iglesia, que les espera abrazar.

QUÉ TE PARECE: La herejía es como una energía renovable, que alimenta gratuitamente el diablo.

La herejía no se crea ni se destruye, sólo se transforma, si se le llama reforma...