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Génesis - 21. página

LA BIBLIA MEDITADA por el P. Jesús

101 Biblia y meditación

La Biblia
El primer encuentro de José con sus hermanos
Génesis 42, 6-26

6 José tenía plenos poderes sobre el país y distribuía raciones a toda la población. Sus hermanos se presentaron ante él y se postraron con el rostro en tierra.
7 Al verlos, él los reconoció en seguida, pero los trató como si fueran extraños y les habló duramente. «¿De dónde vienen?», les preguntó. Ellos respondieron: «Venimos de Canaán para abastecernos de víveres».
8 Y al reconocer a sus hermanos, sin que ellos lo reconocieran a él,
9 José se acordó de los sueños que había tenido acerca de ellos. Entonces les dijo: «Ustedes son espías, y han venido a observar las zonas desguarnecidas del país».
10 «No, señor», le respondieron. «Es verdad que tus servidores han venido a comprar víveres.
11 Todos nosotros somos hijos de un mismo padre, y además, personas honradas. No somos espías».
12 Pero él insistió: «No, ustedes han venido a observar las zonas desguarnecidas del país».
13 Ellos continuaron diciendo: «Nosotros, tus servidores, somos doce hermanos, hijos de un hombre que reside en Canaán. El menor está ahora con nuestro padre, y otro ya no vive».
14 Pero él volvió a insistir: «Ya les he dicho que ustedes son espías.
15 Por eso van a ser sometidos a una prueba: juro por el Faraón que ustedes no quedarán en libertad, mientras no venga aquí su hermano menor.
16 Envíen a uno de ustedes a buscar a su hermano, los demás quedarán prisioneros. Así será puesto a prueba lo que ustedes han afirmado, para comprobar si dicen la verdad. De lo contrario, no habrá ninguna duda de que ustedes son espías».
17 E inmediatamente, los puso bajo custodia durante tres días. 
18 Al tercer día, José les dijo: «Si quieren salvar la vida, hagan lo que les digo, porque yo soy un hombre temeroso de Dios.
19 Para probar que ustedes son sinceros, uno de sus hermanos quedará como rehén en la prisión donde están bajo custodia, mientras el resto llevará los víveres, para aliviar el hambre de sus familias.
20 Después me traerán a su hermano menor. Así se pondrá de manifiesto que ustedes han dicho la verdad y no morirán». Ellos estuvieron de acuerdo.
21 Pero en seguida comenzaron a decirse unos a otros: «¡Verdaderamente estamos expiando lo que hicimos contra nuestro hermano! Porque nosotros vimos su angustia cuando nos pedía que tuviéramos compasión, y no quisimos escucharlo. Por eso nos sucede esta desgracia».
22 Rubén les respondió: «¿Acaso no les advertí que no cometieran ese delito contra el muchacho? Pero ustedes no quisieron hacer caso, y ahora se nos pide cuenta de su sangre».
23 Ellos ignoraban que José los entendía, porque antes habían hablado por medio de un intérprete.
24 José se alejó de ellos para llorar; y cuando estuvo en condiciones de hablarles nuevamente, separó a Simeón y ordenó que lo ataran a la vista de todos.
25 Después José mandó que les llenaran las bolsas con trigo y que repusieran el dinero en la bolsa de cada uno. También ordenó que les entregaran provisiones para el camino. Así se hizo.
26 Ellos cargaron sus asnos con los víveres y partieron.

Meditación:

El primer encuentro de José con sus hermanos

Se denominaban a sí mismos, los hermanos de José, como personas honradas, y habiendo hecho con su hermano José lo que le hicieron, todo y así, en voz alta ante el poderoso José, decían que eran honrados. ¿Es que no tenían conciencia de su grave pecado?… ¿y tú, puede que a ti te pase igual, que no tengas conciencia del daño hecho a tu hermano?…

¿Hizo bien José en tratarlos como espías?… ¿Tenía que haberse mostrado humilde y darles todo lo que pedían por el hecho de haberles perdonado?…

José, al cabo de tres días de estar bajo custodia, les habla y les pide, por ser un hombre temeroso de Dios, que certifiquen que no mienten; quiere obras de su verdad, obras que respalden sus palabras de honradez, que pronunciaron ante el que maltrataron,  ¡su propio hermano José!, que les pidió ayuda y clemencia, estando en el pozo donde le pusieron sus hermanos años atrás, cuando él confiaba plenamente en ellos, tanto, que incluso les contaba sus sueños; y ellos, furiosos por los sueños de José, su hermano, y por el trato que le daba su padre, le dañaron despiadadamente, injustamente, dándole la hiel que contenía su corazón cobarde e infiel, aunque eran parte del pueblo de Dios, elegido para ser de la estirpe de Cristo, ¡el Rey de los Judíos, el Dios de todos!

Los asustó José, exigiéndoles la verdad y diciéndoles que, de decirla, no morirían. ¡Cuánto poder tenía ahora José!, ese mismo José, abandonado, humillado, solo, y falto de todo afecto humano. Ahora él podía hacer venganza y la ley estaría siempre de acuerdo con él, porque él representaba la ley egipcia, tenía poder para hacer y deshacer; era el Gran José, mientras sus hermanos hablaban de él como un hombre muerto.

Se dieron cuenta sus hermanos que venía sobre ellos la hora terrena de la justicia, porque todo se paga también en esta vida; la historia de los hombres lo testifica; da valor a esta creencia de que quien siembra, recoge su siembra; tarde o pronto, la vida pasa cuentas de los hechos y, a veces, también de las palabras que han dañado al inocente que es temeroso de Dios.

Leemos: “José se alejó de ellos para llorar”. ¿Aún le quedaban lágrimas a José, después de más de veinte años sufriendo y llorando?, ¡clamando al Cielo por la paz de su corazón en duelo!

Las lágrimas de los buenos, como José, siempre viven, porque la misericordia tiene su faceta espiritual, que protege al corazón de embrutecerse y lo mantiene envuelto en lágrimas para que no se endurezca y llegue a ser más perverso que. los que pervirtiendo la fe, hicieron mal y lo malo al bueno que hace el bien.

Si tú, como José, tienes unos hermanos así de malos, ¡que hay!, aún hoy hay, y te han dañado, ¡benditas sean tus lágrimas, que por ellas, jamás serás como ellos!, ¡JAMÁS!

P. Jesús

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102 Biblia y meditación

La Biblia
La vuelta de los hermanos de José a Canaán
Génesis 42, 27-38

27 Cuando acamparon para pasar la noche, uno de los hermanos abrió la bolsa para dar de comer a su asno, y encontró el dinero junto a la abertura de la bolsa.
28 Entonces dijo a sus hermanos: «Me han devuelto el dinero. Está aquí, en mi bolsa». Ellos se quedaron pasmados y, temblando, se preguntaban unos a otros: «¿Por qué Dios nos habrá hecho esto?».
29 Al llegar a Canaán, relataron a su padre Jacob la aventura que habían tenido.
30 «El hombre que gobierna aquel país, le dijeron, nos habló duramente y nos acusó de haber entrado allí como espías.
31 Nosotros le aseguramos que éramos personas honradas y no espías.
32 También le dijimos que éramos doce hermanos, pero que uno ya no vivía, y que nuestro hermano menor estaba en ese momento en Canaán, al lado de nuestro padre.
33 El hombre que gobierna el país nos respondió: «Para demostrarme que ustedes son sinceros, dejen conmigo a uno de sus hermanos, mientras los demás llevan algo para aliviar el hambre de sus familias.
34 Luego tráiganme a su hermano menor, y así sabré que ustedes no son espías sino personas honradas. Entonces les devolveré a su hermano y podrán recorrer libremente el país».
35 Cuando vaciaron las bolsas, cada uno encontró su dinero y, al verlo, ellos y su padre se llenaron de temor.
36 Entonces Jacob les dijo: «Ustedes me van a dejar sin hijos. Primero, perdí a José, después, a Simeón; y ahora quieren quitarme a Benjamín. ¡A mí tenían que pasarme todas estas cosas!».
37 Pero Rubén le respondió: «Podrás matar a mis dos hijos si no te lo traigo de vuelta. Déjalo bajo mi cuidado, y yo te lo devolveré sano y salvo».
38 Jacob insistió: «Mi hijo no irá con ustedes, porque su hermano ya murió y ahora queda él solo. Si le sucede una desgracia durante el viaje que van a realizar, ustedes me harán bajar a la tumba lleno de aflicción».

Meditación:

La vuelta de los hermanos de José a Canaán

Dios, tantas veces observa cómo sus hijos amados son perdidos por los demás hermanos, que para hacer sus asuntos, sobre todo sus asuntos económicos, no les importa dañar a los hermanos, con tal de salirse con la suya; y Dios, como Jacob, sufre por la pérdida de los hijos, o la posible pérdida de uno de ellos, por la negligencia de los hermanos. Y sufre, y se lamenta Jacob, por miedo, porque perdió a José y no quiere perder ahora a Benjamín. Pero la vida continúa, y tiene a un hijo retenido, y hay hambre en la región y entre los suyos, y tiene que obedecer si quiere recibir.

Sufren los padres y sufre Dios Padre, porque aman a sus hijos, sí; Dios te Ama a ti, y no quiere que te pierdas por el egoísmo de tus hermanos, que no han hecho bien las cosas desde hace tantos años, y merecen un castigo, castigo que la vida ya ha propiciado, pero en forma de ayuda del hermano abandonado, José.

P. Jesús
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103 Biblia y meditación

La Biblia
El segundo viaje de los hermanos de José a Egipto
Génesis 43, 1-34

1 El hambre continuaba asolando el país.
2 Y cuando se agotaron los víveres que habían traído de Egipto, su padre les dijo: «Regresen a Egipto a comprarnos un poco de comida».
3 Pero Judá le respondió: «Aquel hombre nos advirtió expresamente que no nos presentáramos delante de él, si nuestro hermano no nos acompañaba.
4 Si tú dejas partir a nuestro hermano con nosotros, bajaremos a comprarte comida;
5 pero si no lo dejas, no podremos ir, porque el hombre nos dijo: «No vengan a verme si su hermano no los acompaña».
6 Entonces Israel dijo: «¿Por qué me han causado este dolor, diciendo a este hombre que tenían otro hermano?».
7 Ellos respondieron: «El comenzó a hacernos preguntas sobre nosotros y sobre nuestra familia. «El padre de ustedes ¿vive todavía? ¿Tienen otro hermano?». Nosotros nos limitamos a responder a sus preguntas. ¿Cómo nos íbamos a imaginar que él nos diría: «Traigan aquí a su hermano»?».
8 Entonces Judá dijo a su padre Israel: «Envía al muchacho bajo mi responsabilidad, y ahora mismo nos pondremos en camino para poder sobrevivir. De lo contrario moriremos nosotros, tú y nuestros niños.
9 Yo respondo por él, y tendrás que pedirme cuentas a mí. Si no te lo traigo y lo pongo delante de tus ojos, seré culpable ante ti todo el resto de mi vida.
10 Ya estaríamos de vuelta dos veces, si no nos hubiéramos entretenido tanto».
11 Ya que tiene que ser así, continuó diciendo Israel, hagan lo siguiente: Pongan en sus equipajes los mejores productos del país, y regalen a aquel hombre un poco de bálsamo y un poco de miel, goma tragacanto, mirra, nueces y almendras.
12 Tomen además una doble cantidad de dinero, porque ustedes tendrán que restituir la suma que les pusieron junto a la abertura de la bolsa. Tal vez se trate de una equivocación.
13 Lleven también a su hermano, y vuelvan cuanto antes a ver a ese hombre.
14 Que el Dios Todopoderoso lo mueva a compadecerse de ustedes, y él les permita traer a su hermano, lo mismo que a Benjamín. Yo, por mi parte, si tengo que verme privado de mis hijos, estoy dispuesto a soportarlo».
15 Ellos recogieron los regalos, tomaron una doble cantidad de dinero, y bajaron a Egipto llevándose a Benjamín. En seguida fueron a presentarse delante de José,
16 y cuando este vio que venían con Benjamín, dijo a su mayordomo: «Lleva a estos hombres a casa. Mata un animal y prepáralo, porque hoy al mediodía comerán conmigo».
17 El mayordomo hizo lo que José le había ordenado y los condujo hasta la casa.
18 Pero ellos, al ser llevados a la casa de José, se llenaron de temor y dijeron: «Nos traen aquí a causa del dinero que fue puesto en nuestras bolsas la vez anterior. No es más que un pretexto para atacarnos y convertirnos en esclavos, junto con nuestros animales».
19 Entonces se acercaron al mayordomo de José y le hablaron a la entrada de la casa,
20 diciéndole: «Perdón, señor, nosotros ya estuvimos aquí una vez para abastecernos de víveres.
21 Pero cuando acampamos para pasar la noche, abrimos nuestras bolsas y resultó que el dinero de cada uno estaba junto a la abertura de su bolsa. Era exactamente la misma cantidad que habíamos pagado. Ahora tenemos esa suma aquí con nosotros,
22 y además hemos traído dinero para adquirir nuevas provisiones. No sabemos quién puso el dinero en nuestras bolsas».
23 Pero él respondió: «Quédense tranquilos, no teman. Su Dios y el Dios de su padre les puso ese dinero en las bolsas. La suma que ustedes pagaron está en mi poder». Y en seguida les presentó a Simeón.
24 El mayordomo introdujo a los hombres en la casa de José, les trajo agua para que se lavaran los pies y les dio pasto para los animales.
25 Ellos prepararon los regalos, esperando la llegada de José al mediodía, porque ya les había avisado que comería allí.
El segundo encuentro de José con sus hermanos
26 Cuando José entró en la casa, le presentaron los regalos que traían y se postraron ante él con el rostro en tierra.
27 José los saludó y les dijo: «El anciano padre de que me hablaron, ¿vive todavía? ¿Cómo está?».
28 «Nuestro padre, tu servidor, vive todavía y goza de buena salud», le respondieron; e inclinándose, se postraron.
29 Al levantar los ojos, José vio a Benjamín, el hijo de su misma madre, y preguntó: «¿Es este el hermano menor de que me habían hablado?». Y añadió: «Que Dios te favorezca, hijo mío».
30 José salió precipitadamente porque se conmovió a la vista de su hermano y no podía contener las lágrimas. Entró en una habitación y lloró.
31 Después se lavó la cara, volvió y, tratando de dominarse, ordenó que sirvieran la comida.
32 Sirvieron en mesas separadas a José, a sus hermanos, y a los egipcios que comían con él, porque los egipcios no pueden comer con los hebreos: es una abominación para ellos.
33 Cuando se sentaron frente a José, por orden de edad, de mayor a menor, sus hermanos se miraron con asombro unos a otros.
34 El les hizo servir de su misma mesa, y la porción de Benjamín era varias veces mayor que la de los demás. Todos bebieron y se alegraron con él.

Meditación:

El segundo viaje de los hermanos de José a Egipto

Llora el bueno ante los que le hicieron mal y que él amaba y ama, llora a escondidas porque ha sufrido tanto por su amor.

Dios, Jesús, conoce del sufrimiento del amor no correspondido, ¡el de Judas!; Él, Jesús, a los doce que eligió, a todos los amaba; los eligió entre muchos de sus seguidores y de personas que encontraba a su paso, y Judas, ¡lo hizo llorar tanto!

José, lloró por sus hermanos que amó y amaba, lloró amargamente por su traición y por la soledad en que se le sentenció a vivir por la envidia que su sola persona suscitaba, por ser como era.

Y tú, a ti, tus hermanos te hacen llorar, porque te han apartado de ellos, porque por envidia, prefieren que llores, a hacer fiesta con todos, unidos en el amor de unos buenos padres. ¡Llora!

Todos los que lloran tienen en común el Amor de Dios Padre, que tanto les Ama. ¡A ti también!, y como a todos los personajes que te he nombrado, que lloraron por amor humano, a José, y a Dios, Jesús, el Cristo, y a ti; todos pasaréis por la dicha de la reconciliación porque todos los que os dañan, llegará el día en que pedirán perdón. Judas se suicidó porque se arrepintió de su maldad; de no haberse arrepentido, no se hubiera suicidado, hubiera vivido feliz con sus treinta monedas de plata, pero las devolvió.

Las historias se repiten, tantas veces; por eso, llora, pero no pierdas las esperanzas ¡JAMÁS!; y mientras no lleguen los tiempos de reconciliación, vive en paz, como hizo Jesús, Dios, y sufre con Amor. ¡Amén!

P. Jesús

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104 Biblia y meditación

La Biblia
La última prueba de José a sus hermanos
Génesis 44, 1-17

1 Después José dio a su mayordomo esta orden: «Llena de víveres las bolsas de estos hombres, hasta que estén bien repletas, y antes de cerrarlas, coloca en ellas el dinero de cada uno.
2 En la bolsa del más joven, además del dinero que pagó por su ración, pondrás también mi copa de plata». El mayordomo hizo lo que José le había indicado,
3 y al día siguiente, apenas amaneció, hicieron salir a los hombres con sus asnos.
4 Ellos salieron de la ciudad, y cuando todavía no se habían alejado, José dijo a su mayordomo: «Corre ahora mismo detrás de esos hombres, y apenas los alcances, les dirás: «¿Por qué devuelven mal por bien, y por qué me han robado la copa de plata?
5 Esa es la copa que mi señor usa para beber y con la que consulta los presagios. Ustedes se han comportado pésimamente».
6 Apenas los alcanzó, el mayordomo les repitió estas palabras. 
7 Pero ellos respondieron: «¿Cómo puedes, señor, afirmar tales cosas? Lejos de nosotros comportarnos de esa manera.
8 Nosotros te trajimos de vuelta desde Canaán el dinero que encontramos en nuestras bolsas. ¿Cómo íbamos entonces a robar plata u oro de la casa de tu señor?
9 Si la copa se llega a encontrar en poder de alguno de nosotros, el que la tenga morirá, y todos los demás seremos tus esclavos».
10 «Está bien, respondió, que sea como ustedes dicen, pero mi esclavo será únicamente aquel en cuyo poder se encuentre la copa. Los demás quedarán libres de todo cargo».
11 Entonces ellos se apresuraron a bajar sus bolsas, y cada uno abrió la suya.
12 El mayordomo las registró, empezando por la del mayor y terminando por la del menor, y la copa fue hallada en la bolsa de Benjamín.
13 Al ver esto, ellos rasgaron sus vestiduras; luego volvieron a cargar sus asnos y regresaron a la ciudad.
14 Cuando Judá y sus hermanos entraron en la casa de José, este todavía se encontraba allí. Ellos se postraron ante él con el rostro en tierra,
15 y entonces José les preguntó: «¿Acaso ustedes ignoraban que un hombre como yo sabe recurrir a la adivinación?».
16 Judá respondió: «¿Qué podemos decirte, señor? ¿Qué excusa podemos alegar, o cómo vamos a probar nuestra inocencia? Es Dios el que ha puesto al descubierto nuestra maldad. Aquí nos tienes: somos tus esclavos, tanto nosotros como aquel en cuyo poder estaba la copa».
17 Pero José replicó» «¡Lejos de obrar de ese modo! Mi esclavo será solamente el que tenía la copa. Los demás podrán regresar tranquilamente a la casa de su padre».

Meditación:

La última prueba de José a sus hermanos

José probó a sus hermanos con pruebas duras, y esto mismo hará contigo la vida, te probará, para poder darte así el premio que mereces por tus verdaderas obras. Benjamín fue acusado de lo que no cometió, por la injusticia que hicieron sus hermanos años atrás con José. Por eso se lee en la Sagrada Biblia, que los males de uno pasan de generación en generación, y al igual las bondades de uno hacen lo mismo, los demás, sus descendientes, son premiados. La vida y las personas, recuerdan el bien y el mal recibido. Que tu deseo sea, que de ahora en adelante, para ti y tus descendientes, sea todo bueno, por hacer tú el bien. Amén.

P. Jesús

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105 Biblia y meditación

La Biblia
La intervención de Judá en favor de Benjamín
Génesis 44, 18-34

18 Judá se acercó para decirle: «Permite, señor, que tu servidor diga una palabra en tu presencia, sin impacientarte conmigo, ya que tú y el Faraón son una misma cosa.
19 Tú nos preguntaste si nuestro padre vivía aún y si teníamos otro hermano.
20 Nosotros te respondimos: Tenemos un padre que ya es anciano, y un hermano menor, hijo de su vejez. El hermano de este último murió, y él es el único hijo de la madre de estos dos que ha quedado vivo; por eso nuestro padre siente por él un afecto muy especial.
21 Tú nos dijiste: «Tráiganlo aquí, porque lo quiero conocer». 
22 Y aunque nosotros te explicamos que el muchacho no podía dejar a su padre, porque si se alejaba de él, su padre moriría,
23 tú nos volviste a insistir: «Si no viene con ustedes su hermano menor, no serán admitidos nuevamente en mi presencia».
24 Cuando regresamos a la casa de nuestro padre, tu servidor, le repetimos tus mismas palabras.
25 Pero un tiempo después, nuestro padre nos dijo: «Vayan otra vez a comprar algunos víveres».
26 Nosotros respondimos: «Así no podemos ir. Lo haremos únicamente si nuestro hermano menor viene con nosotros, porque si él no nos acompaña, no podemos comparecer delante de aquel hombre».
27 Nuestro padre, tu servidor, nos respondió: «Ustedes saben muy bien que mi esposa predilecta me dio dos hijos.
28 Uno se fue de mi lado; yo tuve que reconocer que las fieras lo habían despedazado, y no volví a verlo más.
29 Si ahora ustedes me quitan también a este, y le sucede una desgracia, me harán bajar a la tumba lleno de aflicción».
30 Por eso, si me presento ante mi padre sin el muchacho, a quien él tanto quiere,
31 apenas vea que falta su hijo, morirá; y nosotros lo habremos hechos bajar a la tumba lleno de aflicción.
32 Además, yo me he hecho responsable del muchacho ante mi padre, diciendo: «Si no te lo devuelvo sano y salvo, seré culpable ante ti todo el resto de mi vida.
33 Por eso, deja que yo me quede como esclavo tuyo en lugar del muchacho, y que él se vuelva con sus hermanos.
34 ¿Cómo podré regresar si el muchacho no me acompaña? Yo no quiero ver la desgracia que caerá sobre mi padre».

Meditación:

La intervención de Judá en favor de Benjamín

Dios, el Padre, también mandó a su Unigénito para que el hombre tuviera pan, porque pasa hambre, necesita vida y vivir, y el Padre, por amor a los hijos de su creación, envió a su Hijo, y los hombres lo mataron; y muerto en Cruz, ahora es el Pan de Vida, por el Amor de un Padre a la obra de sus manos, a toda su creación, a todos los hombres, que por Cristo y con Cristo deben cuidar de la creación de Dios; ¿cómo?, como hizo Dios Hijo, amando a todos, siendo bueno con todos y haciendo el bien. Si todos hicieran como Cristo, en el mundo habría paz, y con mayor motivo, porque Dios, Jesús, se quedó en el mundo como pan y vino, como alimento de fe y obras de la misma. Pero, ¿cuántos creen en Él y comen el Pan de Vida Eterna?…

Sufrió el Padre Dios, como sufrió el padre de José por la muerte del hijo que realmente no murió, cuando lo creían muerto los que no sabían de las fechorías de sus malos hermanos.

Dios Padre sufrió. Tendríais que saberlo, tendríais que ser conscientes de ello, si conociérais a Dios.

Yo os lo iré contando, os iré dando a conocer el Amor y el dolor de Dios Padre, y lo veréis y lo comprenderéis con el estudio de la Sagrada Biblia.

Seguimos.

P. Jesús

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